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Buscar alternativas para disminuir la informalidad laboral es una asignatura pendiente que heredará el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y tendrá que crear una solución la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, en caso de ser la ganadora de la próxima elección presidencial.

De acuerdo con cifras de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el cuarto trimestre del 2023 se contaron 32.5 millones de trabajadores que se encuentran en cualquiera de las modalidades de la informalidad y, por tanto, son personas con una alta vulnerabilidad laboral. En términos relativos, esto implica que en la informalidad se emplean 6 de cada 10 trabajadores (54.8%), lo que representó un incremento de 376 mil personas respecto al mismo lapso de 2022.

Los cambios en el mundo del trabajo y las crisis económicas han tenido expresiones particulares y complejas para la población. La situación laboral en México, de por sí adversa en la etapa previa al surgimiento de la pandemia del Covid-19, se vio aún más afectada durante el periodo de confinamiento y distanciamiento social por efectos de la emergencia sanitaria, como resultado, se ha tenido un severo impacto principalmente en la educación, así como en las políticas sociales y económicas, por lo tanto, condicionando desde las estructuras a la informalidad, la precariedad y la pobreza laboral.

El empleo informal incluye todo trabajo remunerado que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de ingresos. Los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los trabajadores.

Las personas que laboran en la informalidad no cuentan con esquemas de salud, pensión de retiro o defensa de sus derechos como trabajadores, por lo que es urgente que estos empleos se incorporen a la formalidad y estos mexicanos estén contemplados con las políticas de bienestar.

Otro problema de la informalidad laboral es que este modelo es altamente improductivo ya que a pesar de que en la informalidad se concentra el mayor número de trabajadores de la Población Económica Activa (PEA), este sector tan solo contribuyó con el 23% del Producto Interno Bruto (PIB) de México del 2020.

En cualquiera de las modalidades donde se desenvuelva este grupo poblacional, son personas con una alta vulnerabilidad laboral. Los trabajadores que están en la economía informal no cuentan con las herramientas para tener una productividad adecuada, por lo tanto, tienen que someterse a largas jornadas para poder producir lo suficiente; esta dinámica laboral provoca una alta improductividad.

Para darnos una idea del problema que representa para el desarrollo económico del país la informalidad basta analizar los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía que nos indican que, para el año 2020 por cada 100 pesos generados del PIB de México, 78 pesos fueron generados por 44% de las personas ocupadas en empleos formales, mientras que los 22 pesos restantes los generaron el 56% de trabajadores, ocupados en la informalidad.

La informalidad y la precariedad laboral no surgieron en México con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero si es responsabilidad de la actual administración el encontrar políticas públicas para que estos problemas se reviertan y la alternativa Régimen Simplificado de Confianza ha sido un pequeño paso para disminuir el empleo informal, pero se tendrán que buscar más alternativas, porque esto no es suficiente.

La política económica que se aplicó en México desde hace más de tres décadas que es conocida como neoliberalismo, en la cual supone que los mercados tienden al equilibrio y distribuyen de manera eficiente las tareas y los beneficios sociales; como premisa no es cierta, ya que en realidad se creó uno de los fenómenos en que de manera más perniciosa se expresan estos, que es el de la economía informal, la cual lleva consigo efectos negativos en la productividad, afectando el crecimiento del PIB y el bienestar de la mayoría de la población.

El sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado (1982–1988) marca el inicio de la estrategia neoliberal implantada gradualmente desde entonces en México. Fue precisamente en ese sexenio que empezaron a privatizarse las empresas del Estado y otras desaparecieron, lo que provocó que miles de trabajadores se quedaran sin un empleo en el sector formal de la economía teniendo que conseguir ingresos en la informalidad.

La apertura indiscriminada de la economía que también comenzó en la década de los ochentas del siglo pasado, la cual permitió la entrada de productos del exterior al país con mucho menores aranceles, lo que provocó la quiebra de pequeñas y medianas empresas y que la concentración del mercado en grandes corporativos, ocasionó que miles de empleos formales se perdieran y que esas personas no tuvieran más alternativa que buscar ingresos en la informalidad.

El expresidente Felipe Calderón pasó a la historia como el presidente del empleo, pero informal. Según un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 58% de los empleos que se generaron durante su sexenio fueron en la economía informal, sin recursos de los empresarios ni del gobierno.

El modelo económico aplicado a finales del siglo XX no solo se caracterizó por la venta de empresas estatales a la iniciativa privada y la apertura comercial, sino también se llevó a una política de bajos salarios, que hacía que los trabajadores prefirieran muchas veces emplearse en el sector informal o complementar sus ingresos en ese sector.

La política económica neoliberal hizo que los mercados de diferentes productos y servicios fueran dominados por muy pocas empresas privadas, es decir mercados monopólicos u oligopólicos, lo que provocó el encarecimiento del empleo formal al no permitir que compañías pequeñas participen.

La principal actividad que desarrollan las personas que laboran en el total de la economía informal (informalidad laboral más condiciones informales de ocupación) es el comercio al por menor, en la que se concentra el 24% del total en esas condiciones; le siguen los trabajadores de la construcción con 15.8%; en tercer lugar se ubican quienes trabajan en el sector de las manufacturas con 13.1%; le siguen quienes laboran en actividades agropecuarias con el 12.3% del total de trabajadores; en quinto lugar está el comercio al por mayor con 7.2%; en sexto sitio está el transporte, correo y almacenamiento de bienes, con 5.6%, mientras que el 5.5% se ubica en diversas actividades.

La institución que dirige Graciela Márquez informó hace unos días que en el primer mes de este año la informalidad en la economía mexicana creció al sumar 160 mil 907 personas al empleo en esta modalidad; después de dos meses consecutivos de descensos en este tipo de plazas laborales, lo que nos habla que el problema es fuerte.

Las personas que laboran en la economía informal no cuentan con seguridad social, ni con un esquema de pensiones definido, por lo que el Estado tiene que destinar amplios recursos presupuestales a este sector que aporta muy poco al erario para atender sus necesidades de salud, educación, pensionarias entre otros.

Las perspectivas de recuperación y crecimiento económico de México para el próximo sexenio pueden tener un freno debido a la baja productividad que existe en la actualidad. La economía mexicana no cuenta con el soporte productivo que permita afirmar con certidumbre que tiene la capacidad de generar más valor año con año, lo que permitiría vislumbrar tasas de crecimiento cercanas al 5%; tal como se requiere para ampliar nuestros niveles de bienestar laboral: más empleos y mejor remunerados.

Tuve la oportunidad hace unos días de entrevistar a la candidata a la presidencia de México la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, acerca de cómo disminuir la informalidad laboral en su gobierno y si era necesaria una reforma fiscal.

La respuesta de la exjefa de gobierno de la Ciudad de México fue clara y hablo del origen neoliberal de la informalidad, la diferencia entre crecimiento del Producto Interno Bruto y el desarrollo económico con bienestar y que no era necesaria una reforma fiscal, sino seguir combatiendo la evasión.

Otra de las propuestas de Dra. Claudia Sheinbaum Pardo para disminuir la informalidad es la inclusión de pequeñas y medianas empresas nacionales en la cadena productiva y que estas empresas estén dentro de la formalidad.

La candidata a la presidencia por Morena, y que si las encuestas no se equivocan será la próxima presidenta de México, tendrá que trabajar mucho para bajar la informalidad laboral y conseguir que un mayor número de mexicanos mejoren sus niveles de vida y la economía del país adquiera una mayor productividad y se alcance el ansiado desarrollo económico.