“No hay mayor ni más sutil ladrón que el doméstico.”

MIGUEL DE CERVANTES

“No hay delincuente, sin encubridor.”

REFRÁN

En el reino de los otros datos, de los gansos cansados, de las guacamayas parlanchinas y de los sobres con aportaciones voluntarias, Pío López Obrador ha logrado silencios que pesan pero que no por ello ocultan que él es un verdadero pillo.

De manera ilegal, Pío benefició a su hermano mientras este último estaba en campaña. A cambio, él se ha visto beneficiado con al menos con 89 millones de pesos para remodelar el estadio donde juega su equipo, hecho que fue aceptado por su hermanísimo en la mañanera del 13 de enero del año pasado. Burla del destino que Pío sea el presidente del equipo de baseball “Guacamayas de Palenque” y que sean los hackers que llevan el mismo nombre quienes revelan, a través de la Sedena, tantas verdades vergonzosas y preocupantes sobre la Cuarta Transformación…

Pero mismo con lo anterior, seguramente Pío pía que la botarga de las Guacamayas no ha recibido el trato dado a “Pochichoco”, la mascota de los Olmecas de Tabasco, personaje que fue trasladado en helicóptero y escoltado por la Marina dentro del Estado Tumbapatos en Villahermosa, Tabasco. Minucias que un delincuente no debería dejar pasar…

López Obrador prometió (sí, otro compromiso sin cumplir) publicar la declaración que hizo ante instancias judiciales sobre el dinero entregado por Pío; también transparentar el origen y destino de este. Sabemos que eso no sucederá. Para el lopezobradorismo, la ley está de adorno.

Superando la desfachatez que significó la conclusión esa a la que arribó Virgilio Andrade, ex secretario de la Función Pública, con respecto a la Casa Blanca en tiempos de Peña Nieto, Pío López Obrador ya fue “absuelto” por la Fiscalía General de la República y por la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales. En el primer caso, se determinó que no se ejercerá acción penal por delitos de corte electoral. En el segundo, el amigo de López Obrador (y esposo de Loretta Ortiz Ahlf, nombrada ministra de la SCJN por el tabasqueño), José Agustín Ortiz Pinchetti, exoneró a Pío; el fiscal no consideró suficientes conflictos de interés como para excusarse del caso. Total, una transparencia que ni en Dinamarca...

Ambas aves de mal agüero —el ganso cansado y el Pío no pío, para no hablar de Martincillo, igual que aquel Pájaro Loco— dicen con absoluto cinismo: “si el procedimiento legal fue erróneo, que se revise”. Saben bien que están blindados frente a quienes deberían trabajar para hacer justicia en el país.

Andrés Manuel comentó en alguna mañanera que él no tiene nada que ver con el dinero que recibió su hermano Pío; dijo que fue destinado al Movimiento y no a un partido político. Por supuesto no aclaró que ese Movimiento es un partido político y se llama Movimiento de Regeneración Nacional.

López Obrador podrá alegar que su hermano es inocente (ya qué le hace una mentira más), pero Pío “cantó” en una entrevista para la revista Expansión que sí utilizó el dinero en cuestión para organizar mítines políticos para su hermano. Y que no declaró este recurso al INE. Un delito pavoneado con un cinismo infinito.

Tanto el cinismo como la violación a la ley continuaron cuando el fiscal-amigo Ortiz Pinchetti admitió que Pío había enredado el caso al dar la referida entrevista: “El asunto hubiera terminado rápido de no ser porque una de las partes enredó el asunto terriblemente haciendo declaraciones inoportunas a la prensa, a una revista, y confesó ahí que sí había obtenido dinero”.

Increíble, pero cierto: el fiscal de delitos electorales acepta que el indiciado confesó el delito y aun así se hace… pato.

¡Qué más dan los videos! ¡Nada importan las confesiones de Pío y de Ortiz Pinchetti! ¡A volar las promesas de Andrés Manuel con respecto el combate a la corrupción, al influyentismo, a la delincuencia! “Sobre aviso no hay engaño; sea quien sea será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, a funcionarios, a los amigos y a los familiares. Un buen juez por la casa empieza”. Tal vez no ha cumplió por aquello de que no vive en casa sino en Palacio…

Y sobre el: “me comprometo a no robar. Dejo en claro que si mis seres queridos cometen un delito, deberán ser juzgados como cualquier otro ciudadano”, lo que queda claro es que cualquier otro ciudadano no recibe el trato dado a su hermano…

Para los que resulta ahora piden pruebas para acusar, los videos con los sobres y el dinero son muestra inequívoca de que aquello de “El Rey del Cash” no es tan disparatado como la 4T quiere hacer creer.

La familia López Obrador ha dejado una larga estela de migajas de sus corruptelas; ha mandado a volar la norma, la honestidad, la congruencia, la legalidad, el decoro. Ya llegará el momento en que la justicia y la aplicación de la ley sean uno y lo mismo.