“Esta Corte no va a permitir que el jurado escuche lo que equivale a un rumor de culpabilidad del acusado.”

JUEZ BRIAN COGAN

“¿Saben quien más ha salido implicado en el juicio de García Luna? El ejército mexicano. El mismo que ahora tiene toda clase de facultades en materia de seguridad pública.”

CATALINA PÉREZ CORREA

El juicio del siglo

Es sumamente importante que el juicio que se lleva contra García Luna en Nueva York sea absolutamente objetivo; que se dilucide la verdad a partir de lo sustentado por unos y otros y que eso lleve a una sentencia justa.

Si bien siempre los juicios son de relevancia para todos los implicados y los involucrados, en este caso también lo es para los Estados Unidos y, por supuesto, para México. No es exageración decir que posiblemente este impactará fuertemente diversas variables de la realidad nacional, así como las relaciones con el exterior.

Es por ello que como mexicanos debemos exigir —sí, esa es la palabra adecuada— que este proceso no se convierta en un espectáculo del que se pretenda sacar raja política. Los formadores de opinión debemos ser particularmente cautos al respecto y las autoridades de ambas naciones —de todos colores e ideologías— siendo responsables de no violentar el debido proceso.

Y en ese sentido, con la pena, la meta de recuperar o de incautar bienes —o de conservarlos en el caso del imputado al tratar de demostrar su inocencia— no es justificación para violentar dicho proceso. (Para dejarlo claro, en un inicio se hablaba de 700 millones de dólares, ahora se sabe se trata “solo” de 250).

La presunción de inocencia; aquí y allá

Ante la serie de verdades y mentiras que se dirán en el juicio de García Luna, es menester no olvidar que conforme a la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, la cual recoge en su constitución y legislación secundaria tanto EU como México, es fundamental el respeto al debido proceso. Elemento nodal de este es la presunción de inocencia.

Existe el derecho de toda persona para ser oída y tener una adecuada defensa. De ser escuchado en tiempo y forma por la autoridad competente previo al reconocimiento o restricción de sus derechos y obligaciones. Y así deberá conducirse este juicio.

Dentro de ese debido proceso, existe un juez quien determina si admitir o no testimonios y pruebas para que, en caso de ‘darles entrada’, entonces estos y estas puedan ser consideradas por el jurado.

No existe nadie, salvo el juez Brian Cogan, para decidir lo anterior y no existe tampoco nadie, a excepción de los miembros del jurado, para resolver sobre las declaraciones y evidencias antes admitidas por el juez.

Importante también que los mexicanos notemos que a García Luna se le juzga en Estados Unidos por conspirar con el narcotráfico, por pertenecer a una organización criminal y por realizar declaraciones falsas a las autoridades de ese país. Nada se refiere a lavado de dinero, genocidio, corrupción o traición a la patria como muy irresponsablemente (con fines de propaganda político-electoral) en nuestro país ya consideran algunos…

Y al respecto, para quienes piden se juzgue a García Luna en México, habría que recordar que el gobierno federal actual solicitó su extradición de los Estados Unidos una vez que el denunciado ya había sido aprehendido el aquel país. En otras palabras, García Luna fue detenido en territorio norteamericano; las autoridades mexicanas llegaron tarde

Vámonos con tiento

Cómo son las cosas: hasta ahora (y eso que solo van días), el juicio se ha prestado —sobre todo en nuestro país— para exhibir a militares implicados en proteger a narcos, a narcos que ofrecen impactantes testimonios pero ninguna evidencia que los avale, a secretarios estadounidenses (y uno que otro ex funcionario) que están convencidos de que el terrorismo puede entrar por México a Estados Unidos y a un presidente que usa el juicio como refuerzo para el show diario de sus mañaneras (“no le tenemos confianza a los medios convencionales en nuestro país [por lo que todos los días ofrecerá información sobre el juicio de Genaro García Luna]…. Será lo más objetivo posible… aunque eso de la objetividad también es relativo”, dijo AMLO).

Presidencia debiera tener más cuidado y no presentar los supuestos y los presuntos como hechos. Ofrecer “información” adicional diariamente sobre el juicio puede volverse un efecto corruptor y, con ello, hacerlos copartícipes de la anulación del proceso.

El volver el juicio parte de las conferencias de prensa de López Obrador es criticable desde el punto de vista jurídico: se lastiman los derechos humanos de todos los implicados (¿no dice el presidente que hasta El Chapo Guzmán tiene esos derechos). Por si fuera poco, el gobierno mexicano pierde seriedad ante sus pares en el extranjero (aunque, bueno, sabemos que esa credibilidad ya quedó más bien sepultada debajo de más de 101 mil mentiras mañaneras y, ahora, dentro del libro escrito por el ex secretario de Estado de EU durante la administración de Donald Trump, Mike Pompeo).

En fin, el hecho es que tanto quienes quieren ver a García Luna y a Felipe Calderón tras las rejas como los que claman por la inmediata liberación del ex titular de la Secretaría de Seguridad federal, hablan de forma cuando menos irresponsable.

A uno y otro “bandos” se les cuecen las habas por hacer juicios a priori. Además del proceso, están contaminando el análisis de la realidad nacional.

Algo ya intuye López Obrador

Sabemos de la inquina del titular del Ejecutivo federal hacia Calderón y cómo, hasta antes de iniciado el juicio, este señalaba sin contenerse a García Luna y a Calderón por igual; su dedo flamígero apuntaba hacia terribles crímenes no probados.

Sin embargo, estas acusaciones de pronto se hicieron templadas y descafeinadas. Vaya, el mismo AMLO pasó ahora a señalar que los testimonios en el juicio de GGL no son de todo confiables. ¿Estará López Obrador pensando en el futuro? ¿En el momento post 4T? Bien haría. Después de todo él también en algún momento será expresidente y podría verse siendo enjuiciado y acusado de haber estado al tanto de todas las supuestas tropelías de sus subordinados.

¿Qué intuye? El peso de algunas consideraciones que tiene el jurado en el caso. Es simple: todo indica que el juicio estará primordialmente basado en testimonios y la composición del jurado no se inclina por condenar a alguien basado exclusivamente en testimoniales. El jurado se preguntará: ¿qué tanto de lo que dicen unos y otros tiene por objeto salvarse de la justicia estadounidense? ¿Qué pactos y negociaciones han hecho quienes testifican? ¿De todo lo que se dice, cuánto se puede probar sin dejar resquicio para la duda?

Nuevas implicaciones

Preocupante ya a estas alturas que en las declaraciones ofrecidas por el narcotraficante apodado “El Grande” el más afectado hasta ahora ha resultado ser el Ejército Mexicano (después de todo, a varios de su miembros los han estado implicando en actos criminales y de colusión con el crimen organizado).

Mala noticia para el Ejército Mexicano y también para el proyecto de la Cuarta Transformación el cual ha hecho de las Fuerzas Armadas de México la espina dorsal.

La línea es muy delgada entre un juicio que solo pueda implicar a Felipe Calderón y a Vicente Fox, a uno que involucre negativamente al gobierno actual (particularmente a algunos militares en activo de alto rango), a la familia presidencial y al propio primer mandatario (no en balde ya circulan rumores por cuanto a diversas cuestiones. Una de ellas siendo las razones detrás de la suspensión definitiva concedida a Ovidio Guzmán contra la extradición a EU).

En resumidas cuentas, las declaraciones que en este juicio se hagan pueden resultar muy caras incluso para quienes hoy gobiernan el país. Razón de más para llamar a la prudencia.