He escrito en este espacio en donde se me da la oportunidad de desahogarme y de expresarme, varias  y reiteradas veces la importancia de hablar de la salud mental y emocional de las personas. Como psicóloga de profesión pero también como un ser humano, y siendo madre de dos adolescentes, me preocupa que tanto ellos como yo constantemente nos encontramos con escenas dantescas que se vuelven virales en redes sociales y que están  cargadas de odio y de violencia.

Se me vienen a la mente las últimas acciones que se han difundido en X acerca de ello y que me gustaría compartirles mi opinión si me lo permiten.

Mi intención, por supuesto, no es justificar estas conductas ni a los agresores, solo pretendo entender qué lleva a actuar a las personas de la manera que actúan para cometer un acto de violencia.

El caso del gimnasio en Monterrey, en donde una señora de más de 60 años le arranca un dedo a otra mujer un poco más joven por pelearse por un aparato para hacer ejercicio.

¿Qué lleva a una señora a que, por las fotos que han circulado de ella, tenía una vida sociable, ecuánime, normal se podría decir, como para arrancarle el dedo a otra mujer?

Claro está , las personas suben fotos a sus redes sociales  siempre con pura pose, en realidad son momentos ficticios, por lo general conllevan una necesidad  de querer que se crea que se lleva una vida extraordinaria, que hay plenitud, amor y dicha cuando la realidad detrás de esas fotos es otra.

En el video de las cámaras de seguridad del Gimnasio en Monterrey se puede ver a la mujer que fue agredida utilizando el aparato. Parecía de pronto que ya no se estaba ejercitando en él, pero se encontraba ahí ocupándolo.

La otra señora le exige que lo desocupe y es cuando quien está en el aparato también despierta su instinto agresivo y empiezan a golpearse entre ellas. No justifico que se le haya arrancado el dedo a una mujer, pero también la persona agredida, fue agresora, lo que detona un pleito con golpes y el desprendimiento del dedo meñique.

¿Qué llevó a la señora a hacer algo así? ¿Qué tanto tendría que estar cargando emocionalmente como para haber colapsado de esa manera? ¿De dónde proviene su odio?

Luego esta el caso del joven apodado Fofo de nombre Rodolfo Márquez. Él agredió a una mujer en Naucalpan en un estacionamiento por haberle pegado al espejo de su automóvil de lujo.

Se puede ver cómo se acerca a ella y algo le dice para enseguida agarrarla a golpes directamente a la cara y aunque ella ya estaba en el suelo, el sujeto continuaba recibiendo golpes de este personaje.

Este hombre de 26 años tiene millones de seguidores en sus redes sociales y lo peor es que muchos lo consideran “influencer” solo porque en sus redes sociales hace gala de ser millonario, tener autos de lujo y muchas mujeres hermosas a su alrededor. ¿Qué lleva que los jóvenes y otros adultos admiren de esta forma a seres humanos así tan solo porque tienen dinero y lo presumen en redes y lo peor es que los bautizan como “influencers”?

¿Nos hemos preguntado a quienes hacemos influencers? ¿A quienes convertimos en héroes y en personas dignas de admiración? ¿A quienes admiran nuestros adolescentes?

Ya una vez detenido este joven en la patrulla, circula otro video en donde dice con total seguridad: “Ella no quiso, otras sí querrán”, dando a entender que probablemente acosó a la mujer y ante la negativa de esta procedió a golpearla sin piedad en el suelo para después huir.

Se dice que es sobrino de Alma Alcaraz, candidata de Morena para la Gubernatura de Guanajuato, por lo que muchos creen que pueda salir pronto de la cárcel.

¿Qué lleva a estas dos personas a actuar de la manera en la que actuaron?

Sin duda el desamor. Me parece que para que tengas que llegar a esos niveles en la vida es muy probable que no te sientas amado.

El joven Rodolfo lo único que tiene es dinero. Pero no amor. Su padre murió en el 2022, y se dice que está pérdida lo orilló a cometer más excesos en su persona y contra otros. Es un niño huérfano que se quedó sin su padre pues de su madre nadie sabe  y ni teniendo todo el dinero del mundo la vida se lo pudo devolver.

Entonces me parece que es un hombre muy solo y resentido que asume que por tener dinero lo tiene todo y que por eso es alguien valioso.

Un tipo narcisista digno de un psiquiátrico. Por lo general cuando alguien con una personalidad narcisista recibe un rechazo tiende a explotar en ira y golpear y agredir a las personas. Probablemente quiso comportarse de manera “galante” con la mujer con la que tuvo el alterado y al no ver respuesta en ella la agredió.

Sí… tiene dinero, coches de lujo, pero ¿quién lo ama? Quizá nadie.

Seguramente está rodeado de pura gente a la que solo le importa lo que él tiene, no lo que es. Es mera hipótesis mía, ya lo saben.

A veces pienso que la gente que tiene mucho dinero en el fondo sufren una profunda tristeza y desolación, pues teniéndolo todo, sienten que no tienen nada y nunca sabrán si la gente los busca por lo que tienen o por lo que son. ¡Qué vidas tan desoladas!

El caso de la señora que le arrancó el dedo a otra mujer es otro caso clínico digno de análisis.

Viendo en redes sociales sus fotos de perfil de Instagram parecía que la señora era toda una dama incluso de alta sociedad. Guapa, sonriente, segura de sí misma.

No podemos dejar de lado que a la persona que agredió también mostró hostilidad contra ella.

En este caso no cupo la inteligencia emocional en ninguna de ellas.

Personalmente si veo que una señora ya un poco mayor que yo me solicita un aparato del gimnasio cabe en mí la prudencia de cedérselo de manera amable y retirarme aun cuando no fuera justo que me lo pidiera.

Pero en casos en donde hay agresión y violencia, no hay inteligencia emocional. Nadie cede.

En el video de seguridad del gimnasio se puede ver a ambas mujeres jaloneándose y golpeándose, y en medio de ellas un hombre que continúa su caminata en la caminadora sin inmutarse si quiera de la escena que está frente a sus ojos. La indiferencia también es una forma de ser violento.

Aquel joven que estaba en la caminadora sin importarle que dos mujeres se estaban haciendo daño justo detrás de él, es cómplice moralmente y es igual de agresivo que ellas, aún cuando no haya “participado” en la trifulca.

¿Qué tiene que pasarles a estas dos mujeres en sus vidas para llevarlas a ser así?

Nuevamente el desamor.

Soy de la firme idea que un ser amado que se siente amado en la vida no le pasa por la cabeza poder agredir a otra persona.

También soy de la firme idea de que quienes tienen buen manejo de sus emociones o lo que llaman inteligencia emocional se alejan de situaciones que los puedan involucrar afectivamente y que puedan no controlar.

Siempre es mejor alejarse de aquellas situaciones que se nos salen de las manos y nos llenan de coraje. Porque sí, es que todos hemos sentido coraje o ira, pero ¿a qué te lleva explotar?

Hemos visto también cientos de escenas de conflictos viales en donde ambos conductores se bajan a golpearse para incluso alguno de ellos ser asesinado por el otro.

Son tiempo álgidos y difíciles. El ambiente está enrarecido y la neurosis es mucha y está esparcida como pólvora por todo el país.  Es como si fuera una nueva pandemia…

Pero también el desamor. La indiferencia es otra secuela de la pandemia que quizá nadie ha reparado en ello.

Quizá aquella señora que le arrancó un dedo a otra  tan solo necesitaba ser abrazada.

Quizá el joven que golpeó a la señora tal vez necesitaba sentir que estaría esa tarde con su padre disfrutando de su presencia.

No sé si es el eclipse o es que el presidente nos ha llevado a estos niveles de neurosis, porque sí creo que el sea responsable de muchos de estos casos, si todos los días difunde mensajes de odio y de polarización. Es obvio que repercute en el ánimo de cualquiera, sobre todo de los adolescentes que también están encontrando en el alcohol o en el vapor una fuga de sus emociones dolorosas porque ya no saben hacia donde correr para escapar de lo que les hiere.

Más amor por favor, más compasión por el prójimo es lo que con urgencia necesitamos.

De no ser capaces de darnos a los otros, este país estará en llamas constantemente y no habrá nadie que apague esos fuegos.

Pongámonos en acción para hacer todo el bien posible. Al final los “malos” quizá quieran tener un momento de paz y dejar de maldecir y de pelear, de odiar y de rechazar a otros, de ser indiferentes al dolor de otro ser humano.

Igual y como siempre, la esperanza frugal se apodera de mi, pero es que sin ella, nada tiene sentido.

Es cuanto.