PROMETEO

Es un hecho que la noticia de la venta de Banamex, generara un cambio en el mapa del sector financiero mexicano, o bien se sigue generando una alta concentración en pocas instituciones, o bien el capital nacional equilibra la pésima decisión gubernamental de ceder el sistema bancario como lo hicieron para resolver la crisis del 95 y sus consecuencias, o bien veremos fusiones y ventas por efectos colaterales de la pandemia en un sector financiero en donde más de 40 Bancos en México (que son el 80 por ciento del total) seguirán siendo pequeños y modestos participantes.

10 Bancos administran el 90 por ciento del negocio. El resto se orienta a segmentos muy específicos, ya sea como casas de cambio con fachada de Bancos o bien a atender negocios muy vinculados con las actividades de sus propietarios.

Citigroup movió el entorno, el de la nostalgia por lo que fue el mejor, la oportunidad para algunos de tomar vía la compra para convertirse en el más grande, alianzas de grupos con solidez económica y experiencia. Sin duda despertó el interés de la opinión pública, pero vale la pena analizar en qué sentido la realidad actual impacta a la población bancable. En qué sentido la oferta y competencia ha sido en beneficio de las personas y de las empresas.

En el año 2013 se aprobó la reforma financiera, el expresidente Peña Nieto, la anuncio como una de las reformas estructurales clave para incentivar el desarrollo económico que cada sexenio se promete y en la cual destacaban para incentivar el crédito, las figuras de la radicación de personas y la retención de bienes, con lo cual se modificaba el Código de Comercio y el Código Penal. De esta manera en teoría las Instituciones Financieras podrían recuperar sus préstamos y evitar el ocultamiento de los deudores y la dilapidación o disposición de los bienes objeto de garantía o embargos.

Así mismo se establecieron reglas contra prácticas abusivas hacia el cliente, ello para evitar cláusulas engañosas o el pago creciente de intereses, así como prohibir ventas atadas en productos financieras y desde luego la cobranza desorganizada y a toda hora que hacen los despachos de cobranza contratadas por las instituciones financieras, fortaleciendo para ello a Condusef. Misma que ha destacado desde entonces por su inoperancia y burocracia interna, refugio para aspirantes al SHCP o afines al Presidente en turno.

Las modificaciones al Código de Comercio, buscaban crear condiciones favorables para acceder al crédito por parte de personas y empresas, así como en caso de incumplimiento de pago la ejecución de las garantías, otorgando mayor certeza a los acreedores y deudores que participarán en un contrato de crédito y la recuperación de los recursos. Lamentablemente esto sigue siendo una utopía, pues los asuntos ni se resuelven rápido, tampoco de manera justa y los tribunales en el país, siguen gozando de ventajas particulares, de no rendir cuentas a la sociedad y de seguir en su modo superior y soberbio como forma de aparentar su sapiencia judicial.

Por otra parte, el cambio en la citada ley autorizaba a los clientes a transferir sus créditos de consumo o hipotecas a otra entidad financiera. También daban mayor margen a la Banca de Desarrollo para que ampliará el mercado de crédito en especial a las MiPymes y pequeños productores agropecuarios, reglas de transparencia en los procesos de quiebra bancarias, obligar a las Instituciones Bancarias a limitar inversiones en valores gubernamentales para que asignaran más capital al mercado de crédito. Lo anterior nos e cumple en estadística clara que publique la CNBV o la Condusef, para identificar que Instituciones y en que productos se han realizado sustituciones, tampoco la Banca de Desarrollo cumplió con ese mandato de Ley e incluso en lo que va del presente sexenio ya estamos en el cuarto año sin resultados positivos.

Han transcurrido nueve años de la llamada reforma financiera, de la teoría a la realidad que ha sucedido, que ha funcionado y que sigue siendo materia pendiente sin beneficio especifico al mercado. En el año 2013 el porcentaje de financiamiento en México con respecto al PIB era del orden del 25 por ciento , al cierre del año 2021 es del orden del 35 por ciento . Los países desarrollados andan en el orden del 150 por ciento de su PIB, pero si lo comparamos con Latinoamérica la media es del 60 por ciento y sobresalen Chile y Brasil con el 80 por ciento de su PIB.

Luego entonces ha sido un crecimiento modesto y distante aun de las expectativas creadas con la reforma financiera, el crédito se ha orientado principalmente a sus portafolios de consumo e hipotecario y su mayor volumen en monto al crédito corporativo, gubernamental y grandes empresas. Por lo tanto, la decisión de Citigroup desde luego que considera estos temas en la parte de consumo y empresarial. No se trata solo de que no es segmento de mercado, sino que las dificultades en materia de crédito en estos segmentos, es para valientes y soñadores del sector financiero mexicano. Pues el recuperar créditos problema de estos sectores es toda una hazaña por el tiempo y los costos en que se incurre.

Lo anterior a afectado el financiamiento para la Micro, Pequeña y Mediana Empresa y a los pequeños productores agropecuarios. Este sector de la economía mexicana son el 98 por ciento de las unidades productivas (más de 4 millones de MiPymes a nivel nacional) Estas aportan el 55 por ciento del PIB y el 80 por ciento del empleo. Pero solo reciben el 5 por ciento del financiamiento con respecto al PIB.

Así las cosas, el financiamiento ha sido siendo mayor al consumo a los segmentos medio y altos de las personas físicas (tarjetas de crédito, nomina, préstamos personales, crédito automotriz) de igual manera el crédito hipotecario y quienes realmente han tendió altos volúmenes de crédito son las grandes empresas, los corporativos y entidades gubernamentales. Sin embargo, no hay estadística que identifique que volumen son sustituciones de hipotecas o créditos al consumo o si los créditos de grandes montos son de reestructuras o de créditos nuevos para incrementar la planta productiva o en infraestructura, sino que van en una gran masa que solo aparente crecimiento.

La reforma financiera en estos nueve años ha incumplido con las actividades productivas, las cuales buscan otras alternativas, el factoraje es una opción si es que se está dentro de una cadena productiva con grandes empresas, de no estarlo se recurre al capital familiar, de nuevos socios o proveedores, por lo que el equipamiento y modernización son limitados. Debido a la liquidez y margen que genera el comercio y servicios, llegan a ser autosuficientes en el corto plazo, pero con la pandemia su futuro se complicó pues el flujo de efectivo se limitó, en tanto la micro y pequeña industria y agro negocios.

Ahora es importante destacar que en estos segmentos de mercado, se confunde flujo de efectivo con utilidad, se generan gastos superficiales ( comidas, viajes, etc.) y suntuosos ( autos, remodelaciones de vivienda personales) con cargo a la operación, lo cual refleja una necesidad clara de asesoría e inteligencia financiera que oriente correctamente al empresario en especial a lo micro y pequeños que con la reforma fiscal tendrán menos estimulo en generar esos gastos que reducen la utilidad de los negocios y que confirma empresas pobres y empresarios que aparentan ser ricos.

La Banca de Desarrollo hace más de 30 años que dejo de hacer su labor, se enfocó al factoraje electrónico o garantías financieras principalmente como es el caso de Nafin/ Bancomext y apoyar a un limitado grupo de clientes y sectores privilegiados de los gobiernos en turno. Al sector agro negocios, han sido FIRA y Financiera Rural cuya visión de crédito ha sido enfocada al periodo de la administración en turno, no con visión de largo plazo y a estimular la actividad productiva. Y en el caso de SHF se enfocó en el sector inmobiliario, con créditos puente e individuales en especial de 2000 a 2008, que son en gran porcentaje créditos irrecuperables que le han limitado desde hace dos sexenios a ser un participante activo.

La economía informal con el 56 por ciento de la población económicamente activa, es un factor que no incentiva el financiamiento productivo, se orientan al financiamiento personal de alto costo, al colectivo y la captación de depósitos masiva. Así es la principal orientación de mercado para Azteca, Coppel, Compartamos y el propio Santander con una entidad que atiende mercados populares o de bajo segmento. Ahora se pretende que el Banco del Bienestar se oriente a esos mercados y vaya también por las remesas de los migrantes con una apuesta de más de 2 mil sucursales, que por una razón u otra no han avanzado y serán un alto costo para el país sino son administrados por profesionales y solo se genera colocación de afinidad política o paisanos tabasqueños.

La reforma financiera estaba aparejada a la reforma judicial, ahora estamos en un nuevo intento, que aún no genera los resultados esperados. La situación difícil para todos los actores, es que no se lograr superar este lastre, que es el estado de derecho, la incertidumbre para recuperar judicialmente un crédito judicialmente en México.

Una situación que genera que las Entidades Financieras creen reservas muy altas por las reglas de CNBV, lo cual estaría bien que estemos a la par de los países desarrollados en materia de criterios prudenciales, pero de igual manera el sistema judicial debería ser eficiente y no tardar en promedio 5 años para recuperar en el mejor de los casos un bien inmueble deteriorado y desmantelado. En el caso de Estados Unidos, la ejecución no es mayor a 1.5 años, en Chile de dos años.

La reforma judicial establecía Juzgados especializados, pero se requiere que se ajusten a tiempos procesales oportunos, a no dejar la carga de la prueba solo en el demandante, sino a agilizar los procesos judiciales y no detener los asuntos por años, no hay capital contable o patrimonio en ninguna Entidad Financiera que aguante el desgaste económico de liquidez y capital de trabajo que se compromete en México en el sector de financiamiento a empresas, independientemente de su tamaño.

Hoy tenemos en México a emprendedores, pequeños y medianos empresarios que han resuelto a su manera sus planes de negocios, apoyándose en lo operativo con la banca (servicios de banca electrónica, inversiones, créditos hipotecarios y tarjetas de crédito o débito) pero la reforma financiera, no ha cumplido la expectativa de dinamizar el crédito accesible y competitivo.

El Estado de Derecho en el sector financiero debe garantizar la competencia, el libre mercado, la certidumbre jurídica, el generar creatividad y desarrollo de mercados y oportunidades reales para las empresas mexicanas, el sector financiero es el cuerpo por donde fluyen las venas que activan las partes vitales del cuerpo, que es México. La reforma financiera fue creada para dar certeza y estabilidad al sector Financiero y a sus usuarios. Hoy ante la situación global y del país se requiere que haya garantías de legalidad, no solo para las grandes instituciones extranjeras o nacionales, o para las grandes corporaciones privadas.

No hay duda que el mapa del sector bancario y financiero se va a mover en el primer semestre de 2022. Las autoridades financieras tienen la oportunidad de hacer una buena valoración para limitar el exceso de concentración, siendo deseable mayor participación de capital nacional. La oferta de servicios bancarios y financieros, se debe traducir no solo en buenas intenciones, sino en las condiciones legales para dar certidumbre a todos, esto debe ser tema que las autoridades deben reforzar con compromisos reales y en ello el poder Judicial y legislativo deben asumir sus obligaciones. Si se modificaron Leyes y Códigos parta la reforma financiera y judicial que se cumplan y se les exijan resultados.

Mario Sandoval en Twitter: @MarioSanFisan