Ya sabes, tú que me lees, esa es mi opinión.

Creo que Morena se volvió un tren lleno de estaciones infinitas e incontables. Y en cada parada y en cada estación, miles de personas queriéndose subir a ese tren, porque les deja apoyos fáciles, porque no había otras opciones de obtener ingresos, porque ahí estaba mi compadre, porque mi tío me prometió meterme, porque el propio AMLO me prometió que si lo apoyaba me podía subir en el tren y así miles y miles de personas, por diferentes causas, hoy están en ese partido, rodeando al presidente y simplemente lo que está sucediendo es que Andrés Manuel López Obrador tiene el poder, pero su equipo no le hace caso, ¿o no Scherer, Gertz y Olga?.

Creo yo ya perdió de vista quién entra, quién sale, a algunos los metió a su equipo porque los conocía de años pero no resultaron ser como él creía… A otros los sumó al partido porque él creyó que eran buenas personas, otros más, así como él sabe seducir o “enamorar” para convencer, también a él lo enamoraron y sedujeron para ganarse un espacio en Morena y ahora él ya no entiende quién está contra quien, quién es quién y quién sale y quién entra.

Ahora ya cualquiera se pone su chalequito guinda que diga Morena y automáticamente se vuelven parte del partido y me pregunto: ¿El presidente los conoce? ¿Sabe cómo se llaman? ¿De dónde salieron?

Y bueno ahora en medio del inicio de una muy probable y evidente guerra interna del partido, pues imagino a un presidente sumamente confundido.

La dulce Olga Sánchez Cordero resultó ser vengativa, el gran fiscal Gertz Manero, a quien el presidente le ha depositado toda su confianza, le salió revanchista, influyentista y traicionero.

Y entonces quedan los otros: Claudia Sheinbaum y un Marcelo Ebrard que no se meten en pleitos internos (no por ahora) pero que se dedican a adular de una manera irreal al presidente con tal de no perder su lugar en la fila. Pero están otros más, un Ricardo Monreal que ya no lo invitan a desayunar a Palacio, un Mario Delgado que diariamente le tuitea mensajes de amor al presidente y este lo ignora, una Yeidckol que se la pasa diciéndole a AMLO que “hasta la victoria Siempre” pero ni quien la pele … o una Tatiana Clouthier que pues yo creo que debe de seguir aprendiendo pues ni siquiera va a la mañanera ya.

En fin, siento compasión por el presidente porque estoy segura que él jura que toda esta gente que se sube al tren de Morena, y que ya hasta va colgada de los vagones de tan lleno que está, lo aman y quieren. Pero no es así. Yo creo poca gente quiere genuinamente al presidente AMLO. Yo diría, ojalá revise la lista de sus afectos de nuevo y ponga atención en ellos porque aunque le duela, Morena se está desgajando y si no se rodea de gente que lo quiera por lo que es más allá de por ser EL presidente, se vendrá abajo todo. Él ya lo sabe.

Estoy segura.

Es mi opinión