Hasta en la tarde del día de hoy me di cuenta del video donde la dulce Mariana Rodríguez sale regañando a un niño de manera poco acertiva y empática.

No me había querido zambullir en la marea de comentarios que le hacían sobre esta actitud como para no contaminarme, por decirlo de algún modo. Y yo comenté lo que me parecía este video y noté que mucha gente defiende que Mariana Rodríguez se haya expresado así con un niño y que haya querido imponer límites de una manera poco amorosa.

Yo lo que vi en ese video, y puedo hablar de él porque me sostienen 7 años que trabajé como maestra de prematenal y de kínder, así que puedo casi leer en los niños sus actitudes y respuestas y su manera de proceder. Se de las formas en qué hay que ponerles límites y saber educarlos.

En este video lo que vi fue una señora desesperándose porque otro niño la interrumpía durante una llamada y hacía ruidos para llamar su atención, luego entonces procede a silenciarlo con una mirada no tan amorosa y con un mensaje claro de “cállate” es decir, su “cállate” venia desde el enojo y eso se pudo percibir.

Mariana debió de haberse parado de ahí para poder seguir hablando sin reprender a un niño que ni siquiera es suyo y que está ahí rodeándola sin entender porqué, ni el niño lo comprende ni yo. No estuvo bien llamarle la atención así. Hay formas y hay modos.

Así el niño tuviera déficit de atención, y por eso requiriera atención, Mariana debió de pedirle calmarse de una manera más dulce y no como si estuviera callando a un adulto y no a un niño.

Yo creo que diría el presidente “ya chole” con usar a los niños para conmover corazones con fines electorales. Porque esa estrategia era la única que le quedaba a Mariana Rodríguez y la llevó al máximo, sin tener nada que presentarnos ante los demás que sea por sus propios méritos y no nada más sonreírle a los niños, como si lo que les tuviera es lástima o compasión.

Esta es mi versión de los hechos, ¿cuál es la tuya?