¡No está solo! ¡No está solo! Es el grito que al unísono parece escucharse en cada oficio redactado, en cada declaración emitida, en el poder legislativo y hasta en cada cuenta de Twitter, por parte de los diferentes integrantes y representantes de la Cuarta Transformación; desde gobernadores y legisladores, hasta sus simpatizantes y muchas, pero muchas cuentas fake.

Si es por la casa de Houston que rentaba su hijo José Ramón López Beltrán o por la respuesta que emitió al Parlamento Europeo; o si es por su decisión de liberar delincuentes o atacar verbalmente a periodistas; si es por defender a López-Gatell de los malos resultados del manejo de la pandemia o por defender a sus allegados de la caída de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México. No importa el tema, no importa la razón, ni mucho menos las soluciones, lo que importa, es defender al Presidente AMLO y manipular la narrativa para que sea lo que sea, la víctima, sea él.

López Obrador ha demostrado tener un liderazgo natural que nadie puede cuestionar, por la razón que sea, es cierto que incluso antes de llegar al poder, ya tenía un círculo de leales seguidores que siempre se mantuvieron a su lado hasta alcanzar el objetivo. Claro que hoy en día, ese número de defensores se ha multiplicado convenientemente para conseguir o mantener los privilegios que recién han obtenido o esperan seguir obteniendo, por demostrar su devoción a la 4T y por defender al mandatario.

No necesitan escribirlo, declararlo o votarlo, es un hecho que el Presidente AMLO no está solo. Solos están los ciudadanos de a pie, que sin ser afines a ningún partido político, sufren cada día de los estragos de un gobierno que al darse cuenta que no podrá resolver las crisis que se presentan, ha optado ahora por la manipulación de la narrativa para echar la culpa al pasado y prometer resultados hasta un lejano futuro.

El ejemplo fue la contestación visceral que se hizo de la condena emitida por el Parlamento Europeo. En esta situación, lo preocupante no es una u otra carta, sino el trasfondo real del asunto: la grave crisis de inseguridad que se ha acrecentado en México desde que llegó este gobierno, los impunes asesinatos a periodistas que alcanzan ya cifras récord, los secuestros, las extorsiones, los cobros de piso, los asesinatos, los asaltos, los feminicidios y un largo etcétera. A los criminales que atentan diariamente contra la tranquilidad de tu familia, de tus vecinos, de tus amigos, a esos, debería responder enérgicamente el Presidente, y no a un grupo de diputados europeos. Pero en cambio, ha optado por pedir respeto para los delincuentes, e insistir en una estrategia que no ha funcionado, y que nos tiene viviendo en un caos diario.

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Lo mismo hicieron con la falta de medicamentos, en lugar de resolverlo, culparon al pasado, crearon teorías del complot y acusaron a los mismos pacientes (niños incluidos), de ser parte de una gran conspiración en contra del gobierno. De nuevo, la víctima, el Presidente; mientras que los miles de afectados siguen desprotegidos y abandonados a su suerte por este gobierno.

López Obrador ha decidido hacerle más caso a quienes oportunistamente le dan por su lado y le muestran una salida más fácil al cúmulo de problemas que diariamente se viven en el país. Por eso hay un vocero que la hace de Secretario de Relaciones Exteriores, por eso hay un agrónomo que la hace de Director de Pemex, por eso hay un político oscuro, que tiene bajo su encargo iluminar y llevar energía eléctrica a todo el país, por eso en el principal órgano de impartición de justicia está un criminal que ha sido evidenciado.

Quizá ayuda y mucho, que saben que la oposición cae en cada una de sus jugadas, se van de boca y son incapaces de regresar a la narrativa original, a la raíz del problema, una vez que AMLO dicta otra línea. Hoy se van a la defensa de un Parlamento que la mayoría de los mexicanos no saben ni quienes son, abonando al discurso morenista de un neoliberalismo entregado al extranjero, cuando en realidad, el cuestionamiento y recordatorio al Presidente, debería de ir en el sentido de las miles de víctimas diarias que su fracasada estrategia de seguridad ha dejado, y en lo que eso afecta el día a día de las familias mexicanas.

Cuando faltan poco más de 2 años para que acabe este gobierno, nunca ha quedado la más mínima duda de que el Presidente AMLO no está solo, solos están los mexicanos afectados por alguna crisis desatendida por este gobierno. El Presidente no está solo, solamente está muy pero muy mal acompañado.