Como ustedes ya sabrán no soy seguidora de López Obrador, mucho menos voté por el.

Pero siempre le he reconocido que tiene un don. Ese hombre tiene un don. El don de atraer a las masas. No es que precisamente sea un gran orador, pero tiene ese don de saber atrapar a la audiencia.

Por eso le doy la razón cuando dice que “La Mañanera” es muy vista. Le creo.

Porque te caiga o no te caiga bien el presidente diariamente se habla de su mañanera.

Al final es su espectáculo, su espacio de entretenimiento, su diván, su desahogo, su sostén.

Hemos visto en innumerables veces en ella a un presidente enojado, que manotea y que se victimiza, pero tiene la habilidad de volverse a recuperar en ese instante, para terminar diciendo algún chascarrillo o algo que le rompa a la gente la idea de que el presidente está enojado. Por ahí junto con su fiel escudero Jesús Cuevas pone alguna canción, algún poema, o el tweet de algún ciudadano para despistar.

Es un genio para entretener. Sí que lo es.

Pero creo que el presidente nunca se había sentido tan acorralado como ahora. Ni siquiera cuando perdió en el 2006 o bueno, como él diría, “cuando le fue arrebatada la presidencia”.

Creo que su sostén emocional en aquellas épocas fue su plantón en Reforma. Sentirse cobijado por cuadras y cuadras llenas de tiendas de campaña, rodeado de mucha gente que lo quería o lo quiere a la fecha, tomar una de las avenidas principales de la hermosa CDMX le brindó absoluta contención.

Pero ahora, hay que aceptarlo sin fanatismos, Xóchitl es la inimaginable contrincante de Claudia Sheinbaum en esta contienda por la presidencia de México para este 2024. Antes parecía realmente impensable que alguien pudiera ser rival de Claudia en la competencia. Pero realmente está cerca de ella y el primero en saberlo pero jamás lo va a aceptar se llama Andrés Manuel López Obrador.

¿Y entonces qué sucede con él después del debate?

Pues se entrometió en el proceso ya. Y se fue a la yugular contra el formato del INE.

El piensa que las preguntas hechas por los moderadores fueron “personales y en contra” no solo de Claudia Sheinbaum ¡sino en contra del presidente!

Ahí es cuando uno ya de plano entra en confusión pues parece que el que está compitiendo por la presidencia es el.

Y la idea no es esa por supuesto. Le habría costado mucho trabajo a López Obrador disimular que no estaba cerca de Claudia Sheinbaum, presionándola en este proceso, por eso ni la mencionaba.

Pero hoy se fue contra el INE, como si el candidato fuera el. Por supuesto sin mencionar el nombre de su candidata estrella.

Parece que ya es una maña de la 4T no mencionar los nombres de quienes afectan o incomodan, en todo el debate, tampoco Claudia Sheinbaum mencionó el nombre de Xóchitl Gálvez.

Pero además de que el presidente se fue contra el INE cuestionándole las preguntas que se hicieron, que, como muchas veces repitió Denise Maerker, fueron preguntas hechas por la ciudadanía, ese dato parece no haberlo entendido el presidente. O sí lo entendió y lo entendió tan bien que su objetivo era sembrar la idea en la gente de que las preguntas fueron “a modo”.

Pero más allá de eso, el que hoy hubiera invitado a los gobernadores morenistas a su mañanera y que al salir para dar su conferencia, empezaran los vítores y aplausos y gritos y porras: “Ánimo Presidente, ánimo”… Era y fue algo absolutamente innecesario.

Que sí, que me dirán que los invitó para hablar de que, por fin para septiembre ya habrá el sistema de salud como el de Dinamarca, no creo. Fue el pretexto.

Más bien el necesitaba volver a sentir esa contención como en el 2006. El necesita sentirse cobijado cuando la debilidad lo apresa.

Ahí estaban todos aplaudiéndole como si hubiera sufrido una derrota.

Lo único que sucedió con la mañanera del día de hoy es que se le vio al presidente acorralado, necesitando de muchas porras y de sus más allegados para apapacharlo políticamente hablando. O quizá de plano unos sí lleguen al punto de literalmente abrazarlo como al Papa Francisco.

Pero al presidente ya se le ve acorralado.

También creo que es lógico: seis años de enojos, rabietas., diseminar odio debe de ser agotador y desgastante, y ahora, ya se dio cuenta que no todo México está con él como creía.

La cosa es que eso ya es muy evidente y entonces el presidente revive esa emoción, casi podría jurar, de su derrota en el 2006.

Nos esperan días donde lo veremos así o peor. Días de rabietas, enojos e insultos. Ya es lo único que le queda para al menos tener algo que decir en sus mañaneras.

Casi casi regañó en cadena nacional a Claudia por no haberle aventado más porras y miren que Claudia buscó los espacios más incómodos del debate para decir que “López Obrador es un gran presidente”. Digamos que Claudia le cumplió.

Pero Claudia no es así. Yo insisto que su esencia no es esa y está siendo sometida a comportarse como lo que ella no es.

¿Hasta cuándo será esto así? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que también todos los miembros de Morena entran en esta desesperación y por eso es que estuvieron también en la mañanera.

Lo de menos era porque iban a aplaudir el sistema de salud, había que estar ahí para hacerle sentir al presidente que en su posible sensación de acorralamiento, ahí estaban para sostenerlo.

De ahora en adelante veremos mañaneras muy diferentes. No tan positivas ni alegres. La idea de polarizar le ha funcionado y de eso se tratará.

Espero los mexicanos sepamos mantenernos ecuánimes y unidos.

Y ojalá el presidente encuentre consuelo en verdad, porque sí está desesperado, aunque no lo acepte.

Es cuánto.