Para celebrar mundiales, la FIFA firma con cada país sede varios y complejos acuerdos. Desde hace décadas, uno de los requisitos que pide, sí o sí, para dar el visto bueno a celebrar un Mundial en cualquier país es no estar sujeta a una doble tributación de impuestos. Esto es, busca sólo pagar impuestos en donde están radicados, Suiza, y no pagar impuestos adicionales en los países sede. Es algo que hace lógica y comercialmente le hace sentido a FIFA.

Como parte de esos acuerdos mundialistas, el gobierno del presidente Peña firmó, en 2017, el acuerdo de no doble tributación a FIFA. Y, en 2019, lo ratificó el gobierno del presidente López Obrador. Y así iniciaron los preparativos al Mundial que se celebrará el año entrante en México.

Peeeerooo, el 9 de septiembre del 2025 apareció publicada en el Diario Oficial de la Federación una reforma constitucional que prohíbe la condonación y la exención de impuestos. López Obrador se había venido quejado arduamente, a lo largo de su sexenio, que la SHCP y el SAT habían condonado impuestos de manera arbitraría en sexenios pasados –sin dar pruebas de ello- y con esa narrativa cerró la posibilidad de que el SAT negociara con contribuyentes cualquier pago a realizar. Una señal de que no confiaba ni en su propio gobierno. El texto lopezobradorista aprobado fue:

“Artículo 28. En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos; las condonaciones de impuestos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria”.

El problema es que, con ese texto, además de ‘amarrarle’ las manos al SAT en su operación cotidiana, violaba los acuerdos con la FIFA al impedir exentarla del pago de impuestos en México.

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Si a la FIFA se le obligaba a pagar impuestos aquí,– además de lo que paga en Suiza- sus ingresos en México se reducirían cerca de un 35%, entre ISR e IVA. Pero el tema también afectaría a los cientos de personas que está trayendo y contratando para operar la compleja logística mundialista en México, como empleados y contratistas de FIFA.

Sencillamente la FIFA hizo saber que, sin una solución que respetase los acuerdos firmados y se resolviera el brete derivado de la reforma constitucional, México dejaría de ser sede mundialista.

La FIFA fue paciente y confió en la palabra del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quien había estado con López Obrador y repitió con la presidenta Sheinbaum. Él conocía los acuerdos. Sin embargo, no se concretó ninguna solución al problema, lo que generaba incertidumbre con la FIFA y era parte de las razones por las que el presidente de esta, Gianni Infantino, no venía a México.

Cuando llegó el nuevo Secretario de Hacienda, Edgar Amador, en marzo de este año, las negociaciones con la FIFA continuaron. La solución que se acordó, para no ser una sola persona responsable de hacer un acto administrativo contrario a la Constitución –lo que podría tener repercusiones hasta penales– es que el Congreso de la Unión diera una excepción a la prohibición constitucional.

Eso es justamente lo que trae el nuevo artículo vigésimo quinto transitorio de la Ley de Ingresos: Las personas que participen en la organización de la Copa Mundial 2026 no estarán sujetas al cumplimiento de traslados, retenciones, recaudación y entero que establecen las disposiciones fiscales. Para ello, la FIFA identificará a las personas físicas y morales ante el SAT, etc.

Una vez que este artículo lo apruebe el Congreso, lo que pasará a más tardar el 31 de octubre de este año, la SHCP, el SAT y sobre todo la FIFA podrán respirar y su modelo de negocios no será trastocado. De lo contrario, el pagar impuestos acá y en Suiza por la venta de boletos, publicidad en estadios y eventos de hospitalidad, entre otros ingresos, hubiera hecho financieramente irrealizable para la FIFA el Mundial en México, que ante todo les es un negocio. Con lo que las tres sedes en México se hubieran ido a algunas de las seis ciudades de los EU que aplicaron y están listas para ser sedes, pero no fueron seleccionadas.

El Mundial es, ante todo, un negocio para la FIFA; pero también será una oportunidad para el gobierno traer a México a millones de turistas y promocionar a México durante el Mundial y después. Este acuerdo con la FIFA, del cual nos acabamos de enterar en el paquete fiscal, es seguramente la razón por la cual se destrabó la visita del presidente de la FIFA con la presidenta Sheinbaum.

Sencillamente, la modificación constitucional que aprobó el expresidente López Obrador, no sólo le quitó margen de maniobra al SAT para llevar de la mejor manera posible el cobro de impuestos –como acontece en el resto de los recaudadores mundiales–, la ocurrencia casi nos cuesta el Mundial.

Pero la presidenta Sheinbaum y su secretario de Hacienda encontraron una forma de resolver un serio problema que hubiera tenido un daño reputacional tremendo para México. Ojalá siga la creatividad para, ahora, asegurar que los juegos mundialistas en México puedan ser vistos por aficionados a precios asequibles. Por lo pronto hay que felicitar a la presidenta y a su secretario de Hacienda, esperando el Congreso entienda la relevancia del articulado que se le ha propuesto.