No sé si sea el eclipse, o los efectos de la pandemia, pero el odio que circula en el ambiente a nivel mundial es bastante. Acabamos de pasar por la masacre racista en Estados Unidos, y en redes sociales los tuiteros llamados de la “oposición” que antes eran amigos ahora se evidencian, mujeres destruyendo reputaciones de otras mujeres y odio y más odio en cada tuit.

Mi culpa ha radicado quizá, en platicarle a mis seguidores de Twitter todo lo que hago y dejo de hacer. Mis contadas alegrías y mis tristezas personales, mi vida íntima pues, es de todos sabida. He expuesto mi vida como un libro abierto porque esa ha sido mi forma de comunicar lo que siento.

Ayer publiqué un tuit agradeciéndole a Patricia Armendáriz su solidaridad y sororidad que ha tenido para conmigo, no tardaron inmediatamente en insultarme, en dejarme de seguir por Twitter como una forma de castigarme... Me ofendieron y me tacharon de traidora por tan solo haber sabido ser agradecida.

Y como todo de mí les platico en mi cuenta y tengo la fortuna de poderme expresar por este medio que es SDPnoticias, les contaré lo que ha pasado con Patricia Armendáriz y ya decidirán si odian y más o dejan de odiar.

De mi parte yo no odio a absolutamente nadie; no tengo corazón para odiar. Que no esté de acuerdo con ideologías y formas de pensar no me llevan a odiar a nadie, al presidente tampoco. Odiar es un sentimiento muy ruin y afortunadamente no habita en mí.

Por andar contando toda mi vida en Twitter, ahí mismo compartí que desde hace años he querido adoptar. Afortunadamente Dios me permitió ser madre hace 15 años, y sin embargo mis ganas de adoptar a un bebé siempre estuvieron presentes en mí.

Estoy en un grupo de whatsapp de mujeres de todo el país, mujeres de la política, mujeres artistas, mujeres activistas, mujeres líderes.

Hace unos meses, el año pasado de hecho , una de ellas comentó que a causa de la pandemia habían bastantes niños que se habían quedado huérfanos.

Yo comenté que me hubiera gustado adoptar y poder darles hogar y familia, pero que por mi edad y mis antecedentes de salud sabía que eso sería imposible.

Alguien me contacto entonces por privado para decirme que no era imposible y que me daría el contacto de un albergue en Chiapas. Así que contacté y todo el proceso empezó desde el año pasado, con entrevistas telefónicas. Les hablé con toda la verdad, diciéndoles que tuve cáncer hace años, y que tenía dos hijos adolescentes. Pensé que ahí terminaría todo pero el proceso continuó.

De pronto llegó la llamada hace un mes en donde me pedían viajar para Chiapas para entrevistarme a mí y a mi familia, entrevistas y exámenes con la psicóloga y un curso de un día.

Querían conocer a mis hijos. En ese momento, yo trabajaba y pensé que sería imposible viajar, pero había un llamado en mí que tenía que ir tras ese bebé. Así que, para no variar, lo platiqué en mi cuenta de Twitter .

Patricia Armendáriz tiene ya bastante tiempo siguiéndome, y yo la sigo a su vez. He sido dura con mis críticas y señalamientos contra su forma de proceder o a veces de conducirse, sin embargo, siempre lo he hecho de manera respetuosa, jamás la he agredido como la han agredido muchos tuiteros que se dicen ser de primera clase, y le han dicho cosas espantosas de su físico, de su forma de hablar, la han tachado de drogadicta o de borracha, incluso hombres la han agredido con ese tipo de comentarios. Cosas de bajísimo nivel.

En fin, que al yo compartirles en Twitter de mi viaje a Chiapas buscando poder adoptar, Patricia Armendáriz me leyó y ella al ser chiapaneca, me escribió ofreciéndome guía para hospedaje y traslado en Tuxtla Gutiérrez. Hospedaje y guía que NO fue pagado por ella, ni tampoco me pidió que yo le agradeciera públicamente su ayuda.

Sin embargo, siempre he sabido ser una persona agradecida, y el gesto que ella tuvo conmigo me pareció muy amable por lo que públicamente le quise agradecer (me orientó en donde hospedarme y cómo trasladarme). Pero al yo agradecerle públicamente el odio contra mí no se hizo esperar.

Empezaron a atacarme, a decirme que era de lo peor. Que era una basura, que ojalá me regresara el cáncer y que me enfermara mucho, porque ella no había creído en que había niños con cáncer. (O al menos hace tiempo lo dio a entender así, después pidiendo disculpas y ofreciéndose a apoyar en casos donde hubieran pequeños con desabasto de medicamento oncológico).

Y sí, yo tuve la culpa por contar todo acerca de mí.

Y me dolieron las ofensas y los insultos, pero lo que más me dolió fue la llamada hoy de la mamá de una pequeñita con cáncer avisándome que le estaban retirando donativos, tan solo porque le di las gracias a Patricia Armendáriz. Tan solo por ser agradecida.

Ella ama a López Obrador y ella sabe que yo no. Pero tampoco lo odio como la llamada “oposición” sabe odiar. Eso me distingue afortunadamente de muchos. Patricia Armendáriz fue una mujer dándole la mano a otra mujer en mi caso a mí, para que todo en este viaje para mi fluyera mejor y todo porque como ella me dijo, le conmovió que quisiera darle la oportunidad a otro ser de tener un hogar . Me queda claro que no seguiré contando de mi vida a todos, porque no ha todos les importa.

Me queda claro que los niveles de odio que se manejan en redes son impresionantes.

Me queda claro que no quiero convertirme en esa persona que puede llegar a odiar tanto como para retirarle un donativo a una pequeña con cáncer. Que Dios me libre de todo mal.

Patricia Armendáriz seguirá siendo Patricia Armendáriz y yo seguiré siendo yo. Ni ella dejará Morena ni yo seré Morenista tan solo por haber cometido un gran delito: Haber sabido ser agradecida.