A pesar de la presión que ejerció AMLO para hacerse del control del órgano electoral y regresar al viejo esquema en que funcionaba lo que fue la Comisión Federal Electoral(CFE), con el apoyo de la sociedad, el INE logró mantenerse y con él, la esperanza de que los votos se cuenten y se cuenten bien, como se ha venido haciendo desde 1996.

¡Fue la ciudadanía!

La marcha del 13 de noviembre de 2022 y la concentración del pasado 26 de febrero en el Zócalo y en más de 150 plazas por toda la República, permitieron, primero, detener la reforma Constitucional en materia electoral y, segundo, que el Plan B quedara “en la congeladora” por ser completamente anticonstitucional y antidemocrático.

El frustrado Plan C

AMLO, por la vía del chantaje, la trampa y la manipulación, logró imponer al menos a dos de los cuatro consejeros que se renovaron, entre ellos a la Consejera presidenta, sin embargo, no es un tema por el que el INE pierda su responsabilidad como institución democrática ni quede bajo el control de AMLO y del secretario de Gobernación.

Si bien la presidenta del INE tiene fuertes vínculos con AMLO y con Morena, también tiene una larga trayectoria en el terreno electoral, se profesionalizó en el IFE/INE y se espera que su trabajo sea imparcial y con estricto apego a la ley.

No olvidar que la construcción del IFE/INE fue el resultado de una larga lucha de la sociedad civil -la que tanto molesta ahora al presidente- que peleó por sacar el control de las elecciones de los gobiernos emanados del PRI. Una lucha que costó vidas y encarcelamientos de luchadores sociales, pero que en 1996 vio la luz con la reforma político electoral.

Hagamos memoria

Antes las elecciones las organizaba la Segob a través de la Comisión Federal Electoral (CFE). El presidente del órgano era el secretario de Gobernación. Se expedían credenciales sin fotografía a destajo y sin control, se permitía que una persona votara en muchas casillas con credenciales apócrifas y los funcionarios de casilla eran, en su mayoría, empleados gubernamentales o del PRI.

La sociedad exigía respeto a su voto. Los conflictos postelectorales empezaron hacerse una constante, como en Chihuahua, Tabasco y Michoacán y hasta llegar a la elección presidencial de 1988, cuando el actual operador de AMLO, Manuel Bartlett, entonces secretario de Gobernación y presidente de la CFE ejecutó el mayor fraude de la historia moderna de México. El resultado de esa elección levantó protestas, conflictos políticos y la muerte de luchadores sociales.

“Se cayó el sistema”

No hubo tal caída, simplemente porque en esos momentos no había un “sistema” de cómputo electoral. Cerca de la una de la madrugada Bartlett recibió a Manuel Camacho, estratega de la campaña de Carlos Salinas de Gortari, y a su fiel asistente Marcelo Ebrard, para decidir cómo “arreglaban” las cosas. Entonces “tiraron” la elección y lo demás, lo conocemos todos.

Barltett dio el triunfo a Salinas y con él en el poder, vinieron muertes de militantes del PRD y el accidente donde pereció el panista Manuel J. Clouthier.

Salinas cómo Andrés

Salinas dio “atole con el dedo” y con una reforma electoral, muy parecida a la que pretendió AMLO, creó al IFE, a imagen y semejanza de la CFE, pero con un consejo ciudadano de adorno, porque la organización electoral seguía en poder del gobierno y del secretario de Gobernación.

La lucha social continuó

Hubo políticos con convicción como Luis Donaldo Colosio quien estando al frente del PRI, hizo las primeras elecciones primarias para elegir al candidato de Baja California, que exigió respeto al voto e incluso, pidió a su partido cambiar y acostumbrarse a la competencia.

Sin embargo, la base dura del PRI, negándose a cambiar, lo acusó de “entreguista y timorato”. Fueron los grandes cambios que dicho candidato presidencial impulsaba, lo que finalmente, lo llevó a la muerte.

La verdadera reforma

La propuesta democrática de Zedillo consiguió el consenso de las fuerzas políticas para lograr la reforma político-electoral más importante, avanzamos a la normalidad democrática y el IFE se consolidó como un órgano autónomo y ciudadano.

A partir de 1996 un Consejo Ciudadano era responsable de las elecciones. Los partidos políticos tenían voz, pero no voto. La credencial de elector cambió a tener fotografía y se realizó un padrón electoral confiable. Los funcionarios de casilla ya no salían de la Segob, a partir de esa reforma y hasta la fecha, han sido ciudadanos y, algo importante, la calificación de la elección ya no estuvo a cargo de la Cámara de Diputados con mayoría absoluta del PRI, sino del Tribunal Electoral que califica conforme a la legalidad.

En 27 años de funcionamiento entre los integrantes del Consejo del IFE /INE no ha habido uno abiertamente militante de un partido, como ahora, sin importar un abierto conflicto de interés, pues pretende AMLO con militantes o familiares de militantes y funcionarios gubernamentales, tomar su control.

Hay INE aparato rato

Hoy el INE mantiene la capacidad de garantizar que el voto emitido por los ciudadanos se cuente y se cuente bien. Así como cuando Cárdenas y AMLO ganaron en la CDMX o cuando en 2000 ocurrió lo que se consideraba imposible, la alternancia en la presidencia, con el triunfo de Vicente Fox, o en 2018, con el triunfo de AMLO.

Morena contra el pueblo

Pero AMLO se niega a perder y a aceptar que las instituciones democráticas se mantengan, por ello, a través de su Consejería Jurídica, presentó una reclamación en contra de la suspensión de la reforma electoral y la bancada de Morena en el Senado hizo lo mismo con el apoyo de la magistrada “pirataYasmín Esquivel.

La lucha social de muchas décadas no es cosa del pasado, los recientes ejemplos de participación ciudadana dejan claro que aún prevalece la esperanza democrática. Lo que sigue es acudir a votar libremente y que AMLO respete el resultado, sea cual sea.

Twitter: @diaz_manuel