“La costurerita que dio aquel mal paso... Y lo peor de todo, sin necesidad —con el sinvergüenza que no la hizo caso después... — Según dicen en la vecindad —

Se fue hace dos días. Ya no era posible fingir por más tiempo. Daba compasión verla aguantar esa maldad insufrible de las compañeras, ¡tan sin corazón!”

Evaristo Carriego

Arturo Zaldívar pasó de ser un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se daba a respetar a uno particularmente cuestionable. Obsequioso al Poder Ejecutivo, me temo le ha quedado a deber a su juramento de guardar la Constitución y hacer valer la ley.

Al respecto, curioso que a punto de terminar su mandato en la SCJN, ahora sí es cuando el gobierno de la 4T decide indagar las finanzas del fiscal General de la República...

Y es que todo indica que la administración pública, con la aprobación de su titular, considera allanarle el camino a Arturo Zaldívar hacia la titularidad de la FGR.

De ninguna manera pretendo hacer una apología del hoy fiscal general, pero no pequemos de ingenuidad y seamos ciegos al interés de Zaldívar por la silla que ocupa Gertz Manero.

Sabemos que Zaldívar gusta del poder. Tal vez no se le ha escuchado decirlo con todas sus letras, pero su silencio lo constató. Tardó meses en solicitar que retiraran el artículo transitorio que le permitía ampliar su periodo como presidente de la SCJN por dos años más. Solo ante el clamor de legisladores, el señalamiento de sus pares (luego de una consulta de la que no se excusó participar) y la presión de la ciudadanía, aceptó que eso era inconstitucional. Con lo cual su periodo termina este 31 de diciembre.

Fallido fue el intento del lopezobradorismo de extender el periodo de mandato del ministro presidente de la suprema corte, pero quedó grabado en nuestra mente que en ese entonces Zaldívar guardó silencio cómplice durante la intentona.

Así, con el beneplácito del inquilino de Palacio Nacional, hoy el presidente de la máxima corte de justicia está buscando poder “saltar” desde la Suprema Corte a la Fiscalía.

Ante el rumor de que podría sustituir a Gertz en el cargo del máximo fiscal, debe recordar que esa maroma ilegal violaría los artículos 95 y 101 de nuestra Carta Magna. No solo son obstáculos éticos, son impedimentos constitucionales los que no le permiten pasar de la SCJN a la FGR.

Ya veremos si al otrora respetuoso de la ley (fundador, entre otras cosas, del Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional), le parece ahora poco importante preservar los preceptos normativos…

Su actitud más que servil frente al Poder Ejecutivo ha quedado patente en diversas ocasiones. Desde su silencio ante aquel artículo transitorio ya mencionado, pasando por dilaciones, interpretaciones y decisiones siempre apegadas a la voluntad del jefe del Ejecutivo federal —como fue la votación sobre la consulta de revocación, donde la decisión del presidente del tribunal se apegó a los deseos del Poder Ejecutivo y no a la observancia estricta de lo que marca la ley. Lo mismo ocurrió con la dilación sobre la decisión de la libertad de Alejandra Cuevas, cuando lo más expedito era señalar que el delito por el cual estaba presa ni siquiera existía.

La última nos remite al error de equivocarse al sumar de forma incorrecta los votos respecto la inconstitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica. El yerro pudo ser subsanado en la sesión del pleno de la SCJN del día martes, pero Zaldívar ni siquiera permitió la discusión del asunto en cuestión; ¡hasta interrumpió a uno de los ministros cuando se aprestaba a hacer ver el “error” en el conteo de la mencionada votación!

Creo que hablo por muchos mexicanos al decir que no queda claro que Arturo Zaldívar sea el tipo de persona que se requiere para sustituir al terrible y temible fiscal que hoy tiene México (claro, si esto último llegara a ocurrir, lo que está aún por verse).

Si los usos y abusos de los tiempos y procesos judiciales por parte de Zaldívar han gustado al tabasqueño (ese que habita al lado de la SCJN), dejando constancia de que la autonomía del Poder Judicial poco o nada le importa al letrado, si yo fuera Andrés Manuel López Obrador lo pensaría dos veces antes de candidatearlo para ocupar la titularidad de la FGR.

Zaldívar podrá ser tachado de servil e incluso de zalamero, pero lo que es un hecho es que tiende a morder la mano que le da de comer. ¿O no fue el ex presidente Felipe Calderón quien lo propuso para la Suprema Corte? Pues bien, no hace muchas semanas, como retribución de aquel acto, el ministro presidente dijo que en la tragedia de la Guardería ABC, Calderón lo había presionado para inclinar su votación sobre el caso.

Más le vale a López Obrador sopesar si el día de mañana, ya no siendo presidente de la república, el “fiscal” Zaldívar no sería el primero en girar órdenes de aprehensión en su contra.

Mejor aún, independientemente de lo que medite o no lo medite López Obrador, sugiero que para que Zaldívar le diga adiós a sus aspiraciones a la FGR, la ciudadanía de entrada hagamos un frente común.

Y es que seamos francos, después de lo que hemos presenciado con Alejandro Gertz, ¿querríamos nuevamente equivocarnos con el siguiente fiscal?

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero