Una gran polémica rodea a compañías de entretenimiento como Disney o Netflix que, cada vez de manera más evidente, han optado por incluir en sus contenidos, temas de inclusión, igualdad y diversidad, que son parte de los criterios ESG, siglas en inglés de los estándares de responsabilidad ambiental, social y de gobierno corporativo que se han ido adoptando en los últimos años en los negocios. Este giro puede estar influyendo en los resultados financieros de estas empresas, y ha tenido, sobre todo, un gran impacto político.

La presentación inaugural en cines este fin de semana de la película Lightyear de Disney y Pixar, que tuvo un costo de producción de 200 millones de dólares, lejos de ser el éxito taquillero que se esperaba, solo recaudó 51 millones de dólares, de los proyectados 100 millones en Estados Unidos y Canadá, convirtiéndose en una de las peores aperturas para un filme de esta empresa. Su proyección fue prohibida en países que no están abiertos a temas de género, como los Emiratos Árabes Unidos, y en otros, como en México, causó gran debate entre un sector de la población, por la escena del “beso lésbico” que contiene.

Tanto Disney como Netflix han manifestado posiciones de respaldo respecto a los planteamientos de lo que desde 2008 se conoce como capitalismo “woke” en Estados Unidos, y que, en el Foro Económico Mundial de mayo de este año, Klaus Schwab, su fundador, en Davos, Suiza, presentó como el “capitalismo con responsabilidad social” (“stakeholder capitalism”, que busca obtener una rentabilidad para los accionistas de las empresas, además de un rendimiento social, ambiental y de gobernanza), que tiene sus orígenes en 1960, y que desde 2004 se conocen como estándares ESG.

La polarización en Estados Unidos, entre las alas más progresistas del partido demócrata y el conservadurismo duro del partido republicano, se ha traducido en un enredo entre lo político y lo empresarial, en el llamado capitalismo “woke”, que ha impactado la forma de aplicar los criterios ESG en los negocios, y está influyendo en las campañas de los políticos en ese país.

A raíz de la exhibición de la película Lightyear en México, y los efectos de la escena del “beso lésbico” entre algunos miembros de nuestros partidos políticos, parece que este impacto alcanza también ya a la política mexicana.

El capitalismo “woke” y su impacto político

En el Foro de Davos hubo gran escepticismo entre los delegados en el tema del “stakeholder capitalism” o para algunos, del capitalismo “woke”, que ensombreció los resultados que Klaus Schwab esperaba.

El movimiento “woke” nació en Estados Unidos entre grupos afroamericanos que llamaban a estar alertas o despiertos (“stay woke”) contra el racismo. Hoy se ha extendido a toda causa que promueva el ideario liberal-progresista. También ha llegado a las empresas. Según Vivek Ramaswamy, autor del libro Woke Inc., el capitalismo “woke” nació a partir de la crisis financiera del 2008 donde surgió un fuerte sentimiento antiempresarial, contra las grandes corporaciones, por lo que, según él, estas empresas lanzaron una “cortina de humo” para recuperar el prestigio perdido y evitar costosas regulaciones de las autoridades, promovidas desde la izquierda, que podrían limitar sus ganancias a costa de requerimientos de impacto social y ambiental. Entonces, se empezó a hablar de temas como inclusión, igualdad, sostenibilidad y diversidad. Muchos creen que es una forma en que los grandes empresarios buscan dirigir a los mercados financieros y manipular las posiciones políticas del país.

El “fantasma de Disney” y el capitalismo “woke”, persiguió a los delegados en Davos. Y es que, en marzo de este año, el gobernador republicano de Florida, Roy DeSantis firmó una ley conocida como “No menciones la palabra GAY”, para controlar la educación sexual y de identidad de género en las escuelas primarias de ese estado. Disney, por supuesta presión de sus empleados, y atendiendo a criterios de diversidad de género, del capitalismo “woke”, se opuso de manera pública, tanto en medios (Peter Rice, alto ejecutivo de la compañía, emitió una declaración diciendo que la ley de DeSantis era violatoria de los derechos humanos, de los niños y de sus padres), como en sus parques temáticos, desatando una batalla de grandes dimensiones. Disney acusó a Desantis de atacar a la comunidad LGBTQ+, y DeSantis, a través del Senado de Florida, eliminó el régimen especial fiscal del que gozaba Walt Disney, por controlar desde 1967 el distrito en el que se encuentra su parque principal, y en el que se autogobernaba. Finalmente, por presiones internas y políticas,

Disney ha señalado que, para finales de 2022, la mitad de los personajes de sus películas de animación serán LGBTQ+ y pertenecientes a minorías étnicas, y se implementará una agenda gay en la programación de su streaming.

Por su parte, en oposición al capitalismo “woke”, recientemente, el senador republicano por Florida, Marco Rubio, ha introducido una iniciativa para permitir que los inversionistas puedan demandar a las empresas que sacrifiquen rentabilidad en aras de objetivos ESG; algunos políticos, como el ex candidato presidencial Mitt Romney, han criticado que los estándares ESG de algunas empresas “politizan” las calificaciones crediticias de las calificadoras, como S&P; y, el ex vicepresidente Mike Pence recientemente señaló que los ESG son “perniciosos”. (Información del Financial Times).

Toda esta discusión política se da, sumada a la de varios empresarios, como Elon Musk, que frente al desplome de 20% de las acciones de Netflix en abril, por la pérdida de más de 200 mil usuarios, emitió su famoso tuit diciendo que el virus de la mentalidad woke está haciendo que Netflix no se pueda ver”.

De cualquier manera, la adopción de los criterios ESG (o el llamado capitalismo “woke”) seguirá su curso, y seguramente serán finalmente regulados por las autoridades competentes en cada país, como la SEC (Securities and Exchange Commission, en Estados Unidos), y la CNBV (Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en México).

Lightyear y su alcance en las elecciones del 2024 en México

Dudo mucho que los políticos mexicanos del ala dura del PAN que reaccionaron contra el “beso lésbico” en Lightyear, conozcan todos los antecedentes del activismo de Disney, y la controversia ESG/capitalismo “woke”, que hay detrás. Pero ciertamente no le hacen ningún favor al partido con miras a la sucesión presidencial en 2024, al fijar una posición de cerrazón a la inclusión, igualdad y diversidad. Quizás no entiendan que esos criterios son parte ya de la “cultura empresarial” a nivel mundial, y si bien hay debate sobre la forma en que se están aplicando, adoptar una posición política tan cerrada, puede costarle mucho en términos electorales al PAN.

De llamar la atención, la posición de la cuenta oficial de Diputados PAN en Twitter que le dio “me gusta” al tuit de la diputada federal, Teresa Castell, que cuestionaba la pertinencia de dicha escena. La diputada mencionó que, “hay una obsesión por imponer la ideología de género de manera arbitraria”. A la protesta se le unió la diputada América Rangel, que dijo que todos los padres de familia le aseguraron que no llevarán a sus hijos a ver la nueva película, lo que sería una “tremenda derrota para la izquierda radical”.

En su artículo de Reforma “Efecto Lightyear”, Denise Dresser señala que las panistas, " Evidenciaron por qué ese panismo angosto no podrá jamás ganar la elección presidencial en 2024, aunque vaya en coalición”…”Las élites de Acción Nacional critican al lopezobradorismo por incitar el odio y sembrar la división, pero son incapaces de reconocer que hacen lo mismo”... “Refiriéndose a lo comunidad LGBTIQ como seres antinatura ante los cuales hay que guardar principios en contra del adoctrinamiento que pervierte a las familias normales”.

Coincido en que, si la oposición quiere ganar espacios en la sociedad, debe mostrarse empática y tender puentes, más que ahondar en la polarización. Además, debiera de reflejar mayor conocimiento de lo que está sucediendo en el entorno mundial, para saber que México forma parte de los acuerdos globales de adopción de criterios ESG, donde la “ideología de género”, como la llaman los panistas, es parte fundamental. El “beso lésbico” en Lightyear de Disney, se inscribe dentro de una discusión que trasciende la paranoia moralista. La oposición no entiende que no entiende.