Hay una línea muy delgada entre ser críticos de la jefa de gobierno y candidata a la Presidencia y caer en la agresividad, bajeza y ruindad contra ella.

Me impresiona el discurso de odio que hay contra ella, porque más allá de yo verla como una candidata con la que pueda o no simpatizar, la veo como una mujer que está siendo agredida  de una manera brutal en redes sociales.

Siempre he pensado que expresarse con ataques hacia los demás nos hace convertirnos en unos seres muy ruines.

Y si insistimos en seguir en  ese sentido no vamos a avanzar.

Si bien tenemos la libertad de señalarle sus errores y cuestionarle su proceder, no tenemos el derecho de agredirla de la manera en que se le ha venido agrediendo. El nivel de agresión hacia su persona  nos rebaja a un nivel de ignorancia profundo y muy amplio.

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Si bien las redes sociales no son todo México, sí representan a un amplio sector de la ciudadanía , que muestra su descontento; e insisto se debe y puede hacerlo, pero no a través de discursos de odio.

Las redes se prestan para hacer memes y videos editados chistosos de las pifias y errores de Claudia Sheinbaum, eso en todos los sexenios ha existido,  incluso habían carpas políticas donde se hacían bromas e imitaciones de personajes políticos,  pero ya el tono en el discurso cargado de  tal odio contra ella me llena de miedo y de indignación.

Para empezar me solidarizo con Claudia Sheinbaum porque ambas somos mujeres. Porque yo también he recibido insultos hacia mi persona en redes sociales y no me comparo, por supuesto, con ella que tiene un alcance muchísimo mayor en redes que yo  y que es una persona popularmente conocida. Yo soy simplemente una  tuitera que también  ha  recibido estas descargas de insultos hacia mi persona o mi estado de salud. “Ojalá que te regrese el cáncer” me han dicho. Duele e impacta, no quisiera imaginar el impacto que tiene en Claudia.

O a lo mejor ya está acostumbrada, a lo mejor no le da importancia, pero por mi parte no voy a caer en ese juego barato de odio desmedido e insulto  y mofa hacia su persona.

Y lo mismo pasa con la senadora  Citlalli Hernández:  el ataque hacia su persona se da en un tono que francamente parece sacado de lo más podrido del ser humano, a mi parecer  es deleznable. Con eso no se argumenta, así no se defienden posturas.

Por supuesto que también Margarita Zavala ha recibido infinidad de insultos de una bajeza ínfima. Lilly Téllez también ha sufrido improperios horribles.

Pero no por eso la llamada oposición tiene que actuar de la misma manera.

Si algo tiene la oposición es que siempre se siente más o mejor que otros, seamos honestos, pero caemos en ser lo mismo que tanto criticamos al infundir un discurso de odio y de maldad.

Claudia Sheinbaum no se ha sabido ganar a la gente en redes y debería de importarle y abalizarlas más a fondo.

Debería de analizar que también ella al usar las mismas frases que pregona su líder como: “conservadores, neoliberales, aspiracionistas” etc, etc, también enciende la cólera de otros.

En alguien, por Dios, tiene que caber la prudencia y la decencia.

Si realmente queremos que Claudia se acerque a quien le cuesta acercarse, debemos de mostrar un discurso de primer nivel, sin utilizar una sola ofensa, afrenta o grosería.

Veo con dolor que los ataques más arteros contra Claudia, pero también contra otras mujeres, vienen de otras mujeres también.

La sororidad y el defender nuestro género está quedando por los suelos, simplemente roto.

Y a través del insulto y la ofensa, insisto no vamos a lograr nada.

No estoy diciendo que callemos lo que queremos expresar ni que agachemos la mirada ante nadie.

Estoy invitando a la pacificación. Y a utilizar la inteligencia emocional. Esa que aplicas cuando te encuentras entre el punto de ofender y lanzar un golpe a alguien  o dialogar con decencia y con un buen nivel de argumentación.

Hasta ahora, Claudia Sheinbaum solo ha tenido acercamientos con sus simpatizantes,  pero tarde que temprano tendrá  que darnos la cara a todos. Sin embargo en tanto sigan los actos de violencia contra su persona no querrá tener ningún contacto con nadie que no sean sus simpatizantes. Me pregunto cómo le hará para desplegar un encuentro con quienes no simpatizan con ella.

Y si estamos previendo que ella sea la futura presidenta porque las encuestas así lo indican pues entonces llegaremos al 2024 con una presidenta que no querrá gobernar para los que la agreden y entonces la polarización será el sello de una presidencia y de un sexenio. De hecho, ya lo sabemos, ya lo es .

En alguien tiene que caber la clase y la educación.

Y Claudia tiene que aprender a manejar la crítica más dura. Pero no tiene porqué aguantar la crítica ofensiva ni denigrante.

En un país donde a diario asesinan y desaparecen mujeres, donde la misoginia va cada vez más en incremento, buscando tener un país de paz, la ofensa profunda y el discurso de odio hacia Claudia Sheinbaum y hacia las mujeres que están en el escenario político debe de parar. Basta.

Seguir actuando como caníbales agresores no nos va a llevar a ningún lado.

La agresión nunca será la vía para que Claudia Sheinbaum busque el diálogo  y la reconciliación.

Si la oposición presume que va a la FIL, y que lee y que es culta, entonces también debería de demostrar que no necesita utilizar groserías y meterse con el físico de las personas para demostrar altura.

Hagamos nosotros el cambio.

Aprovecho por supuesto para pedir perdón si en algún momento de esta vorágine de insultos, me subí al tren de la grosería.

Mi forma de ser, mi conciencia y mis valores me hacen pensar que no tendría corazón para meterme con el físico de una persona. Y de eso se ha tratado la conversación en las redes.

Insisto, tenemos el derecho de disentir y de hacer una crítica pero respetuosa, si es que queremos lo mismo.

De mi parte no contribuiré a formar parte de este diálogo en redes cargado de odio y de hasta diría yo, crueldad.

Te invito a reflexionar en esto.

Te invito a que pienses que incluso quizá tus hijos leen lo que publicas y el odio que diseminas a otros.

¿Qué infancias y juventudes estamos formando?

Me lo pregunto todos los días. No quiero que mis hijos adolescentes lean que estoy agrediendo a otra mujer. No quiero eso.

Es cuanto.