SONORA POWER

El exgobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías (2009-2015), reapareció hace unas cuantas semanas en la escena política estatal en actos públicos con simpatizantes de su partido, el PAN, lo que movió a la especulación respecto al eventual retorno del padresismo a los círculos del poder estatal.

Guillermo Padrés fue el primero en muchas cosas en Sonora: fue el primer gobernador emanado del PAN, fue el primero en romper la hegemonía del PRI; fue también el primero en ser procesado por actos de corrupción y peculado, además del primero en ser encarcelado por su responsabilidad en esos actos.

A la fecha es el primero que está siendo procesado por la Fiscalía General de la República, que por cierto manifiesta tener un par de casos sólidos en contra del exgobernador de Sonora.

A Padrés Elías su sucesora, la hoy exgobernadora Claudia Pavlovich Arellano, lo señaló de todos los males posibles, la también primera gobernadora del estado, lo menos que dijo es que su antecesor no le dejó ni plumas ni lápices; del estado en que ella y su equipo de gobierno dejaron el gobierno, hablaremos después.

La verdad acerca del “padresismo” es que fue un grupo de advenedizos que saquearon Sonora, no estaban preparados para gobernar, ni sabían qué hacer con el poder, de hecho se pusieron a hacer con el erario público y el patrimonio de los sonorenses lo que ellos pensaban que hacían los priistas con el presupuesto, y se dispusieron a saquear el estado, hacer grandes negocios, comprar casas y ranchos y convertir a Sonora en un botín; la gente pronto les comenzó a llamar “la banda del carro azul”.

Las cosas llegaron a tal grado en Sonora que la simulación y los negocios de Padrés cobraron notoriedad nacional. El exgobernador pretendió dejar de sucesor al empresario Javier Gándara Magaña, mientras personajes oscuros como quien fue su primer secretario de Hacienda, de nombre Alejandro López Caballero, seguían la misma fórmula de saqueo con el erario de Hermosillo, San Luis Río Colorado, y muchas otras ciudades importantes del estado de las que se posesionaron en las elecciones del 2012.

Los padresistas llegaron a tal grado que pretendieron exportar su fórmula a otros estados, disponiendo de operadores políticos que querían llevar su ola azul a otros estados, incidieron en Baja California, también en Sinaloa, quisieron posesionarse del PAN a nivel nacional y lograron cierto nivel de éxito en esos empeños.

A Padrés le gusta decir que rompió paradigmas y que quebró el estatus quo político en Sonora. La realidad es que eran más de lo mismo, al grado de que en las historias de corrupción que han caracterizado a Sonora, el sexenio de Guillermo es considerado como el peor de ese periodo de 36 años en el que el PRI y el PAN se repartieron el poder, saltando de alcaldías, diputaciones, al senado, a diputaciones federales y a la gubernatura.

En el pasado decían ser distintos, en realidad eran totalmente iguales, hay una frase que caracteriza esa condición y es esa que dice que en Sonora los del PRI y los del PAN se peleaban de día, pero de noche duermen juntos. Es decir, son lo mismo.

Ese parentesco político, que ahora es caracterizado por esas alianzas supuestamente “contra natura” del PRI, el PAN y el PRD que han formado un frente a nivel país para confrontar a Andrés Manuel López Obrador y el avance de la llamada “cuarta transformación”.

Hoy Padrés dice que nada es cierto y que no saqueó Sonora, asegura que es un preso político, que aunque está libre bajo fianza, sigue sujeto a 2 causas penales.

Soy preso político porque no quise ceder a los caprichos de Enrique Peña Nieto”, aseguró Guillermo Padrés en una entrevista que le concedió a Proyecto Puente.

“Caí a prisión, al bote, porque me le enfrenté y no cedí a las presiones del presidente Enrique Peña Nieto, porque no estuve de acuerdo con sus políticas públicas, no estuve de acuerdo en que él quisiera manipular a Sonora, y a mi gobierno y me enfrente y no cedí a sus caprichos y lo pagué muy caro, fui preso político de sus corajes y del desmedido abuso de poder que hizo usando a la estructura de su gobierno y a Claudia Pavlovich aquí en Sonora… Por eso estuve en prisión”, resumió en la entrevista con Luis Alberto Medina.

Y mire no me sorprende ni tantito, Guillermo Padrés Elías disfruta de interpretar el rol de víctima, le funciona a él y a sus excolaboradores, muchos de ellos por cierto sujetos todavía a procesos penales por lindezas como corrupción, peculado, tráfico de influencias y lavado de dinero.

En su gobierno hubo todo tipo de excesos, desde el saqueo descarado al que hemos hecho referencia, hasta los abusos de poder, represión, censura.

Hoy Padrés salió a decir que ha estado trabajando mucho en su rancho, que porque de eso tiene que vivir y se presenta como hombre de familia.

Se tira al piso, busca convencer de que abusaron de él, sin embargo padece de amnesia.

Alfonso Durazo Montaño, el nuevo gobernador y hombre fuerte de Sonora, lo incluyó como parte de esa mafia que a imagen y semejanza de lo ocurrido a nivel nacional, se posesionó de Sonora, condenó al estado al atraso, e hizo grandes negocios a costillas de los sonorenses.

No son pocos los presuntos responsables, por ahí se incluye a Manlio Fabio Beltrones, también a Eduardo Bours Castelo, claro que Guillermo Padrés forma parte de esa galería del horror político y lo menos que hoy debería hacer es apartarse, hacerse a un lado, para permitir que mi estado y los sonorenses encontremos un nuevo camino, tal como se lo ha sugerido a él y a otros indeseables el gobernador Durazo.

Sin embargo parece que las mediciones que tiene Padrés Elías, lo que le dicen sus asesores y promotores, le hacen pensar que puede recuperar espacios en la escena política y protagonismo, y por supuesto algunas posiciones de poder, y es que su partido, el PAN, aparece hoy totalmente desinflado y sin posibilidades, tan así que los muertos políticos creen poder salir de sus sepulcros.