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El presidente Andrés Manuel López Obrador informó que, tras un proceso de licitación, las empresas del consorcio Bombardier y Alstom serán las encargadas de fabricar los carros para el Tren Maya y lo hará en talleres instalados en Ciudad Sahagún, con lo que se dará un paso importante para que esta zona del estado de Hidalgo recupere su posición como un polo de desarrollo industrial que hace unas décadas tenía y que fue destruido por las políticas de los gobiernos neoliberales.

El mandatario explicó que para la fabricación de los ferrocarriles contaran con una inversión de 35 mil millones de pesos que se quedara en el país y contribuirá a generar empleos.

En su intervención, el director de Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, quién es responsable de llevar a cabo el proyecto del Tren Maya explicó que en la licitación mostraron interés cuatro consorcios y a la ronda final llegaron los integrados por Alstom-Bombardier y CAF, y este último perdió al presentar un plan de trabajo 890 millones de pesos más caro.

Hay que recordar que la zona industrial de Ciudad Sahagún donde se fabricaran los carros de ferrocarril del tren del sureste fue creada en 1951 por el gobierno federal para desarrollar un proyecto de industrialización del país que albergara a tres de las principales empresas paraestatales: Diesel Nacional Ensambladora; Siderúrgica Nacional y Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril.

En la época de esplendor de Ciudad Sahagún, la zona contaba con instalaciones propias para la industria, mano de obra calificada un plan de desarrollo bien estructurado, áreas de investigación para la industria, apoyo gubernamental y la confianza en esta entidad por parte de los empresarios y donde la micro, pequeña y mediana industria local eran proveedoras de las demás empresas logrando una articulación para crear cadenas productivas.

La empresa Renault de origen francés con capital estatal, apoyó el desarrollo de la industria automotriz en este lugar y se empezaron a fabricar automóviles, tractocamiones, camiones de pasajeros y camiones de volteo, logrando producirlos con buena calidad, y desplazando a otras marcas del mercado.

El derrumbe como polo de desarrollo industrial del poblado hidalguense inició en 1986 con el cierre de Renault de México y que concluye con la quiebra de Dina Camiones en 2002, que dejó como saldo social la pérdida de miles empleos.

El sindicalismo fue un condicionante junto con la apertura de mercado a un modelo neoliberal y el cambio de la política económica, que hizo que las empresas paraestatales de Ciudad Sahagún dejaran de ser funcionales, la zona industrial estuvo sin actividad con el estigma de un sindicalismo poco competitivo para responder a las necesidades de la libre empresa.

En 2002, Dina Camiones fue declarada en quiebra, dejando sin empleo a más de 580 trabajadores.

Una vez adquirido por empresarios privados, Grupo Dina vendió Dina Autobuses a Motor Coach Industries, que también cerró operaciones y dejó sin empleo a mil 200 personas.

Durante muchos años permanecieron en la ciudad las banderas rojinegras, luego estos centros de trabajo industrial se convirtieron hasta en tianguis, por que al problema los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón, y Enrique Peña Nieto no hicieron mucho por remediar la situación laboral y social de esa región del país.

Bombardier Transportation de capital canadiense, adquirió a Concarril (1992); Plásticos Automotrices de Sahagún (Padsa); Gunderson Concarril; ASF-K de México y Dina Camiones, empresas que actualmente están funcionando con buenos resultados ya que han mostrado un crecimiento sostenido y han contratado más personal.

En la actualidad siguen operando pocas empresas como son: Bombardier Transportation,; Plásticos Automotrices de Sahagún (Padsa); Guderson Concarril; ASF-K de México y Dina Camiones.

El polo de desarrollo industrial de Ciudad Sahagún fue antes de los gobiernos neoliberales una especie de kloster automotriz con gran integración nacional que daba empleo bien remunerado a miles de mexicanos y con la integración de pequeñas y medianas empresas, siendo este esquema muy superior a lo que se tiene actualmente en las armadoras del estado de Guanajuato y gran parte del Bajío. Esperemos que la inversión para la fabricación de los trenes del ferrocarril del sureste detone la recuperación de este polo de desarrollo del centro del país.