A estas alturas del partido, no debe extrañarnos que la fabricante norteamericana Boeing haga una declaración de este calado. Mucho menos cuando la administración de Donald Trump sigue creyendo que son el referente mundial dentro de la aviación.
Sabemos que el actual presidente de Estados Unidos hará todo lo posible por defender a su armadora, pero eso no quita que Boeing no ha dejado de tener problemas serios. Y todo se debe a la falta de ética que llegó cuando los ingenieros fueron reemplazados por economistas avariciosos.
Las cosas como son, hoy por hoy, Boeing sigue sin levantar la cabeza, y no solo es el tema de los equipos Boeing 737MAX, sino la millonaria deuda que tiene, adquirida para hacerle frente a los retrasos de fabricación de sus aeronaves. Tampoco podemos olvidar que uno de los motivos por los que Boeing ha sufrido retrasos importantes es porque las investigaciones correspondientes dejaron al descubierto la falta de controles de calidad en la fabricación de sus aeronaves.
Imaginen ustedes la situación interna de la armadora, que les sale más “barato” seguir sacando equipos defectuosos, en lugar de arreglarlos. Esa es la queja primordial de las líneas aéreas que utilizan a esta fabricante, y que están molestas porque cuando reciben sus equipos. Lo primero que debe hacer su grupo de mecánicos e ingenieros es revisar las aeronaves en cuestión y, ¡oh sorpresa!, han detectado varios fallos de fabricación.
Cuando la línea aérea afectada hace la reclamación a Boeing para que “repare” el desperfecto, la armadora tajantemente se niega, argumentando que no le dan los números o, en buen español, que no es negocio.
A este desaguisado hay que sumarle las erráticas políticas emanadas de la Casa Blanca, como la imposición de aranceles a China, uno de los países que tienen grandes reservas de “metales raros” (escandio, itrio y los 15 lantánidos), mismos que se utilizan para la fabricación de las aeronaves.
Veamos el panorama: si ya de por si Boeing trae arrastrando los penosos casos de los accidentes de dos B737MAX, y el retraso en la entrega de equipos, en nada le ayuda que hayan salido a la luz los defectos de fabricación en sus aeronaves, lo que viene a perjudicarla gravemente en la guerra que absurdamente inició hace algunos años contra Airbus, intentando colocarse como la favorita de las aerolíneas. En resumen, ha sido un estrepitoso fracaso.
A todo esto, ahora habrá que sumarle que, gracias a los aranceles de Trump contra China, la armadora gringa se va a quedar sin una importante fuente de suministro de materiales, y que estos se van a elevar en costos, haciendo todavía más complicado el manejo de la fabricante; sin duda todo un reto para Robert “Kelly” Ortberg, su CEO.
La aviación norteamericana ha llegado a un punto de no retorno; de ser aquellos pioneros que innovaban en tecnología, con la armadora Boeing siendo sinónimo de gran calidad, todo ha quedado en el pasado.
No lo digo yo, las líneas aéreas que otrora fueron leales clientes, están muy molestas por el incumplimiento en los plazos de entrega de los nuevos equipos, pero sobre todo por la forma tan cínica con la que se lavan las manos, aseverando que no les salen las cuentas si se ponen a arreglar los aviones que entregan con evidentes defectos, y que ponen en riesgo a la seguridad aérea.
Lo he dicho, y lo sostengo, si esto sucediera en algún otro lugar del mundo, la prensa internacional ya hubiese puesto el grito en el cielo. Pero como Boeing es una empresa norteamericana, la Agencia Federal de Aviación de aquel país (FAA, por sus siglas en inglés) no dice absolutamente nada.
Las consecuencias de todo el desaguisado no se han hecho esperar y Airbus se ha llevado de calle a Boeing. No leyeron mal, el modelo de avión A320 de la fabricante francesa Airbus se ha convertido en el avión de pasillo estrecho más vendido de la historia.
La familia de los Airbus se ha vuelto un consentido para las aerolíneas alrededor del mundo; es un excelente avión que funciona fenomenal, y en la actualidad las nuevas versiones que ha sacado la fabricante francesa son cada vez más eficientes y amigables con el medio ambiente, con compartimentos modelo L-bin que permiten hasta un 60% más de espacio para el equipaje, ¿cómo no se va a convertir en el favorito de muchos?
Esta información aparece cuando se compara el número de equipos que se han entregado a lo largo de la historia, no olvidando que el caballito de batalla de Boeing vio la luz en 1968, y a lo largo de estos años ha colocado 12,254 aviones. En cambio, el modelo A320 de Airbus empezó a comercializarse en 1988, y al día de hoy ha hecho entrega de 12,257 aeronaves.
Estas cifras dejan muy en claro que Boeing sigue atravesando por una crisis nunca antes vista, y que si está sobreviviendo, mucho se debe a que el gobierno norteamericano no la va a dejar caer, cueste lo que cueste, aunque eso se traduzca en seguir solapando sus errores.
Eso sí, quiero que algo quede bien claro, y es que a pesar de las pifias de Boeing, los ingenieros y mecánicos de aviación de todas las aerolíneas, hacen maravillas con estos equipos, haciendo las correcciones necesarias para que estos aviones vuelen de manera segura, pero también hay que dejar claro que estos gastos extras corren a cargo de las líneas aéreas, quienes se juegan todo si llegasen a tener un fatal accidente.
En el caso de México, tengan la confianza que los aviones B737MAX que opera Aeroméxico cumplen con todos los estándares de seguridad, ya que tienen personal profesional que revisa de manera constante las aeronaves, asegurándose que son seguras para operar, y que no tengan ningún riesgo.
Seguiremos atentos, esperando que Boeing recapacite, al igual que el gobierno norteamericano y se dé cuenta que con la seguridad aérea, no se juega.



