Justamente en estos tiempos, de cambios profundos, el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum ha dejado claro que la participación de la población, desde todas las perspectivas y ángulos, es de vital importancia para alimentar el proyecto de la Cuarta Transformación. Al disponer de estos espacios, claro está, los diferentes sectores de la ciudadanía pueden acudir y, con ello, proponer alternativas, máxime si son trascendentes. De hecho, pasó hace poco con la reforma judicial. Eso que se planeó, de llevar foros y mesas de trabajo a las entidades, fue de suma relevancia. Se involucraron académicos, jueces y expertos en materias de derecho. Gracias a ello, las 32 entidades federativas, de viva voz de los protagonistas del legislativo entrante, tuvieron la posibilidad de aportar un granito al contenido que, a la postre, se reconocen como fundamentales para modificar aspectos.
Dada la relevancia, lo medular es escuchar y abrir el compás para que la ciudadanía, de ideas innovadoras y vanguardistas, aporte concepciones o puntos de vista. Eso se llama, sin ir más lejos, democracia participativa. Esta muestra o disposición de flexibilidad del gobierno, desde otros ángulos, ha tomado forma porque tenemos una aproximación más exacta de los asuntos prioritarios del país. A su vez, queda claro, la presidenta de México, de la mano de muchas secretarías de Estado cruciales, ha dejado constancia de que estos mecanismos son políticas públicas. Al ser de interés, entonces, este marco que se abre para fortalecer el contenido para la negociación del T-MEC, es todo un éxito. Es algo así como un complemento al buen manejo que se le ha dado a los tópicos. De hecho, hay un importante número de funcionarios que se han desplazado a lo largo y ancho del país.
Hace poco, de hecho, el secretario de Economía compareció en el Senado de la República. Con ello, en definitiva, se dio un paso importante para rendir cuentas a los legisladores. Fue pertinente, a propósito de ello, hablar de la negociación de los tratados comerciales del T-MEC. Se dijo, inclusive, que la labor será titánica, pero jamás se hizo énfasis que sería un fracaso. Eso, por cierto, despejó cualquier duda y, de paso, aclaró que lo que se busca es tener un acuerdo internacional histórico. Hay condiciones para que eso suceda. La industrialización y la capacidad de producción, si hablamos de calidad, está sentando un precedente que están fortaleciendo nuestra estructura económica. Hay confianza con el sector privado. El flujo de las inversiones, en una cifra récord, alcanzó niveles jamás antes vistos.
Siendo así, en efecto, se logró consolidar la propuesta arancelaria a países como China, en especial para mantener la competitividad y salvaguardar un número importante de empleos.
Al ser medular ese asunto, y al no excluir a nadie en los diálogos para el fortalecimiento de la mesa de trabajo que se tendrá con el departamento de comercio de Estados Unidos y Canadá, nuestro país alcanzará ese consenso que se ha planteado para priorizar una agenda que será negociada al más alto nivel. Nuestra representación, de probada capacidad, nos ha demostrado hasta donde es posible llegar cuando hay responsabilidad y entrega al proyecto de la transformación. Se han recolectado, de mucha relevancia, temas relacionados con el sector empresarial, lo mismo que con profesionistas o estudiantes. De manera paralela, por el interés, se han incorporado el sector agroindustrial, de vehículos ligeros, lo mismo que productos metálicos, de textil y calzado.
Con esas consultas, en el debate interno, se incorporará el sector obrero, que al final es la base que hace posible que la producción fluya. Todo esto, lo podemos decir así, se está aprovechando al máximo porque se está contribuyendo a robustecer el marco que será negociado a inicios del año 2026. De hecho, Sheinbaum, con ese olfato que tiene, ha mandado un equipo que ocupa un rol medular para ir alistando la cancha. Entonces al conducirse con apego a una agenda de prioridades, podemos ir augurando que México, una vez más, tendrá tratados comerciales históricos que no basta con que se hagan públicos, sino que se concreten en nuestra realidad y, por ende, en el mejoramiento de la calidad de vida.
Es verdad, nos enfrentamos a momentos complicados por el clima que se ha formado con el gobierno de los Estados Unidos; sin embargo, la capacidad de quienes acompañarán esas labores, desde que inició la construcción del segundo piso de la llamada Cuarta Transformación, ha salido adelante, en especial por el tema arancelario que se ha ido inhibiendo. De hecho, ha llevado tiempo aminorar algunas situaciones. Aunque, más allá de eso, veo un panorama positivo. México, o mejor dicho, la delegación que se trasladará, lleva la consigna clara de reafirmar los lazos de colaboración y cooperación de Estados Unidos y Canadá. De paso, sobra decir, el equipo negociador, con un plan detallado que está alimentándose a lo largo y ancho de la república, tiene como fin dinamizar la competitividad para que, a la postre, se vayan desencadenando más áreas de oportunidad.
Vistas las cosas desde ese ángulo, es una realidad, esta apertura de los asuntos de mayor relevancia del país, en definitiva, elaboran o, mejor dicho, permite manufacturar un andamiaje de ideas que son recomendadas para alcanzar el consenso que se han planteado la Secretaría de Economía. Se dice, inclusive, que la gira por las entidades camina bien, pero, de igual manera, la respuesta es la que se esperaba, pues los gobernadores y protagonistas de la transformación en las regiones, están encabezando estas mesas de trabajo que es, desde luego, el quehacer de avanzada en vísperas de que se lleve a cabo el T-MEC. Por eso, mantenemos vivas las esperanzas de aprovechar al máximo esa capacidad; la situación es un reto, pero se presta para sacar la casta.