Cada 9 de agosto, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas nos invita a reflexionar sobre la riqueza cultural y la invaluable contribución de las comunidades originarias. En México habitan aproximadamente 23.2 millones de personas indígenas y esta fecha es un recordatorio de la urgente necesidad de fortalecer y proteger sus derechos.
A pesar de los desafíos, la voz de los pueblos indígenas resuena con fuerza, inspirando un futuro de justicia y equidad. Las cifras de violencia y desigualdad son alarmantes. Entre 2016 y 2025, los asesinatos y desapariciones de personas indígenas, según reportes de la organización defensora de derechos humanos Espacio OSC, nos impulsan a redoblar esfuerzos para erradicar la impunidad y garantizar la seguridad de sus comunidades.
Por otro lado, en este Año de la Mujer Indígena tenemos que reconocer la valentía y el liderazgo de las mujeres de pueblos originarios, pilares fundamentales de sus comunidades. A pesar de enfrentar racismo estructural, violencia machista y exclusión, su resiliencia es verdaderamente alarmante.
Algo aún más grave: la trata de personas, que afecta gravemente a las comunidades indígenas, tiene como víctimas mayoritariamente a mujeres y jovencitas y niñas, quienes son explotadas sexualmente o a vivir de la mendicidad o servidumbre doméstica.
En el caso de las poblaciones originarias, la pobreza, marginación y discriminación histórica ha aumentado su vulnerabilidad, condiciones que los tratantes han explotado. Asimismo, el crimen organizado ha lucrado con la explotación sexual al obligar a adultos y niños indígenas a actividades ilícitas o trabajos forzados, reclutados a través de anuncios de falsos empleos.
Este Día Internacional de los Pueblos Indígenas, unámonos en un compromiso renovado para apoyar y amplificar las voces de las comunidades originarias. Juntos, podemos construir un futuro donde sus derechos sean plenamente respetados y su legado cultural sea celebrado con orgullo.