Como de costumbre el presidente López Obrador trata de ocultar la realidad, engañar y manipular al pueblo de México. El día de ayer inició su mañanera diciendo: “Buenos días. Ánimo, ánimo, estamos bien y de buenas, muy bien, los que están enojados son otros; pero no es la mayoría del pueblo de México está contenta, feliz, feliz, feliz.”

“Y la gente bien, porque está bastante bien la economía, que eso es importantísimo, sobre todo la economía popular; y el bienestar, la gente está contenta. Los que están inconformes, y además tienen todo su derecho a enojarse, son nuestros adversarios, los conservadores deshonestos, los que estaban acostumbrados a medrar, a traficar con la pobreza de la gente”.

La referencia fue para tratar de ocultar la violencia y la descomposición social y política que se vive en el país. México registra niveles de inseguridad y violencia que no ocurrían desde las épocas de la Revolución, cuando los cargos de elección se decidían por la imposición violenta de caciques con intereses muy cuestionables.

El descontento igual a voto masivo

Políticamente hablando, el último sexenio más violento fue el de Carlos Salinas, donde fallecieron personajes de la oposición como Manuel J. Clouthier, más de un centenar de perredistas que provenían de la izquierda, no los del PRI de AMLO; el magnicidio de Luis Donaldo Colosio y el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, quien sería líder de los diputados.

En aquel entonces la gente estaba realmente molesta, mientras Salinas hablaba del “milagro mexicano”, de lo importante del TLCAN y de que ya éramos del primer mundo, pero el descontento de la gente se manifestó en las elecciones y el voto masivo alcanzó el 77.16% del padrón electoral.

De ahí vino un gobierno democrático que cambió la fisonomía económica y política del país. Se realizaron importantes reformas económicas que permitieron la estabilidad macroeconómica que perdura hasta hoy y se terminaron las crisis de fin de sexenio.

Con la reforma político electoral se dio la ciudadanización del IFE/INE y lo que se conoció como la “normalidad democrática”; desaparecieron los conflictos poselectorales, y los candidatos podían expresarse libremente en busca del voto ciudadano.

Una situación que perduró durante 25 años, con algunos bemoles, protagonizados precisamente por AMLO.

¿Dónde está la felicidad?

La realidad del país es totalmente distinta a la que Andrés percibe. Este, ha sido el sexenio más violento de la historia del país, donde más políticos, candidatos, funcionarios y periodistas han sido victimados ¿Quién en su sano juicio puede decir que estamos felices y bien?

De noviembre a abril de este año se han registrado por lo menos 29 asesinatos de aspirantes a algún cargo de elección popular.

Martín Palé Santiz, Ricardo Taja Ramírez, Alfredo Giovanni Lezama, David Rey González Moreno, Sergio Rolando Hueso Ruiz, Jaime Damaso Solís, Miriam Noemi Ríos Ríos, Samantha Gómez Fonseca, Marcelino Ruiz Esteban, José Alejandro Naredo García, Jaime Vera Alanís, Juan Pérez Guajardo, Alfredo Chávez González, Jorge Antonio Monreal Martínez, Yahir Martín Moreno, Andrés Valencia Ríos, Álvaro Alberto Ramírez, Manuel Hernández, Miguel Ángel Zavala Reyes, Armando Pérez Luna, Luis Gerardo Luis Arriaga, Alfredo González Díaz, Policarpio Ramírez Coria, Román Quezada Astorga, Karla Citlalli Herrera González, Tomás Morales Patrón, Diego Pérez Méndez, Humberto Amezcua Bautista y Gisela Gaytán Gutiérrez.

Los asesinatos se han presentado principalmente en estados gobernados por Morena, los de mayor incidencia, Veracruz y Michoacán y después Zacatecas, Estado de México, Chiapas, Colima y CDMX.

De acuerdo con un conteo que realizó El Financiero hasta el seis de marzo pasado, hubo 28 asesinatos políticos, nueve de Morena; seis del PAN; tres de MC; cuatro del PRI; dos del PRD; dos del PT; y uno del PVEM.

Todos ocurrieron en estados donde gobierna Morena y el presidente ni se preocupó ni lo comentó, lo que si hizo, fue para normalizar la violencia o aprovechar para lanzar ataques.

Minimizar la tragedia

Los candidatos de cualquier partido y entidad son igualmente pérdidas humanas, pero, si el presidente habla de ello, como el caso del crimen de la candidata de Morena en Celaya, Guanajuato, lo hace para sacar raja política de un hecho lamentable y atacar políticamente a un gobierno de oposición, lo hizo al señalar que Diego Sinhue gobernaba, mas no mandaba en el estado, es decir, que ese estado se encuentra en manos del crimen organizado.

Cuando en Michoacán en un mismo día mataron a dos candidatos a la presidencia municipal de Maravatío: Miguel Ángel Zavala Reyes, abanderado de Morena, y Armando Pérez Luna, del PAN. AMLO minimizó los hechos y aseguró que se otorga protección a los candidatos y sin asumir su responsabilidad, advirtió que sus opositores están orquestando una campaña sobre temas de violencia para enrarecer el ambiente político.

Si Andrés es presidente de todos, ese razonamiento para Guanajuato igual debe aplicar para los 23 estados gobernados por Morena y para el país en general, porque con la situación actual bien se puede decir, con esa misma lógica, que AMLO gobierna, pero no manda y quien tiene el control del país es el crimen organizado.

X: @diaz_manuel