Después de sufrir los estragos de la pandemia, los trabajadores de la industria aeronáutica de diferentes latitudes del globo terráqueo, han dicho que no están dispuestos a ser todavía más explotados por los dueños de las aerolíneas en las que prestan sus servicios.

La crisis está alcanzando dimensiones estratosféricas; y es que a pesar de que el tema del “personal aeronáutico” fue tratado en la última reunión de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), parece que vamos muy tarde, y que más bien estamos frente a la antesala del colapso en la aviación.

Como hay mucha tela de dónde cortar, trataremos este tema de afuera hacia dentro, comenzando con las aerolíneas extranjeras y terminando con las nacionales. En el vecino país del norte las cosas se están poniendo color de hormiga; hace un par de días poco más de mil trescientos pilotos de la aerolínea de bajo costo Southwest protestaron de pie en el Dallas Fort Worth International Airport (Texas) para exigir a su empresa mejoras laborales, ya que denuncian sobrecarga de trabajo y salarios inadecuados.

Durante la pandemia, la mayoría de las aerolíneas se vieron obligadas a bajar sus costos de operación. Ahora tienen un serio problema con los precios del combustible y las protestas por los salarios de los trabajadores, los cuales fueron recortados con la finalidad de mantener las líneas aéreas a flote, y evitar su quiebra.

Las aerolíneas de todo el mundo no se dan abasto por la demanda de vuelos

Pero esos tiempos en los que casi se dejó de volar quedaron atrás; eso debe quedar claro. Ahora por el contrario, la demanda de los vuelos es tal que las aerolíneas no se dan abasto, ya sea por falta de equipos o de personal.

Las columnas más leídas de hoy

A la aviación norteamericana está por explotarle en las manos la bomba del tema laboral; sus trabajadores francamente ya están cansados de que los sigan explotando con el perfecto pretexto de la pandemia.

A la protesta de los pilotos de Southwest Airlines se suman los trabajadores de Delta Airlines. La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) publicó un comunicado en su página web, en el que pedía disculpas a los usuarios por las demoras y las cancelaciones; a su vez culparon a la dirección de Delta Airlines por la situación, argumentando que la aerolínea ha programado más vuelos de los que tiene capacidad de operar, por su escasez de pilotos, y han tenido que trabajar horas extras, ocasionando una gran fatiga en el personal de vuelo.

Ahora crucemos el océano Atlántico, y veamos la situación que priva en Europa en materia laboral aeronáutica. El personal de EasyJet, Ryanair y Brussels Airlines tiene previsto estallar sendas huelgas en junio y julio; la demanda es similar a la de sus pares norteamericanos: exceso de carga de trabajo, bajos salarios y fatiga del personal.

En el Aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam, tienen una grave crisis por falta de personal de seguridad; en estos días ha sido común ver enormes filas de usuarios esperando para poder ingresar a la terminal aérea, y en su momento, pasar por los filtros de seguridad.

En España, la Unión Sindical Obrera (USO) ha convocado nueve jornadas de huelga de tripulantes de cabina en la aerolínea EasyJet, y la huelga la tienen programada para llevarse a cabo en los aeropuertos de El Prat, Málaga y Palma de Mallorca en los días 1, 2, 3, 15, 16, 29, 30 y 31 de julio. Vaya tomando precauciones si piensa viajar a esos destinos, en esas fechas.

¿Cuáles cree usted que son las demandas? Así es, el mismo tema laboral: ellos denuncian un bloqueo en la negociación del convenio que regula sus condiciones laborales. Los tripulantes que trabajan en España aspiran a un incremento salarial que rondaría el 40% del salario base, que actualmente se sitúa en 950 euros mensuales.

También los trabajadores de la aerolínea de bajo costo -de origen irlandés- Ryanair, que tienen base en ciudades españolas, han convocado a una huelga los próximos días 24, 25, 26 y 30 de junio, así como 1 y 2 del mes de julio. Estas son las ciudades que se verían afectadas: Madrid, Málaga, Sevilla, Alicante, Valencia, Barcelona, Girona, Santiago de Compostela, Eivissa y Palma de Mallorca. El motivo es que no llegaron a un acuerdo con los directivos de la empresa en torno a un aumento de salario.

Pero esto no solo lo tienen planeado para estas ciudades españolas, sino que también los Tripulantes de Cabina de esta aerolínea de bajo costo han advertido de una acción similar en Francia, Italia, Portugal y Bélgica. No han hecho público en qué días lo llevarían a cabo.

Viajemos a Bruselas en Bélgica. Aquí también los trabajadores de Brussels Airlines, pilotos y la tripulación de cabina llevarán a cabo una huelga de tres días, los próximos 23, 24 y 25 de junio. Adivinó, la protesta está motivada por la sobrecarga de trabajo y la falta de personal.

El personal de British Airways, en el aeropuerto londinense de Heathrow, han votado este jueves a favor de ir a la huelga. ¿Su demanda? Mejoras salariales. El sindicato Unite ha convocado no solo al personal de cabina, sino que el personal de tierra y agentes de facturación se han sumado a la propuesta; entre todos aspiran a revertir el recorte salarial del 10% que sufrieron algunos empleados de British Airways durante la pandemia.

Pero en el Reino Unido, el anuncio de estas huelgas no solo está afectando el transporte aéreo. El sistema ferroviario británico también está sufriendo los estragos de una huelga de más de 40 mil empleados, por lo que se han visto en la necesidad de recortar hasta en un 80% el servicio de trenes en dicho país. El conflicto se debe a los salarios, condiciones de trabajo y la estabilidad laboral.

Usted, amable lector ya se dio cuenta, en todos estos ejemplos se repite un mismo patrón: sobrecarga de trabajo, que se traduce en fatiga del personal y los bajos salarios.

Regresemos al continente americano, y veamos qué pasa en nuestro país. Hay que decirlo fuerte y claro, aunque duela, hace años dejamos de tener sindicatos fuertes y democráticos que defiendan a sus agremiados. Es vergonzoso el papel que desempeñan algunos de los sindicatos de aviación, que se han terminado en convertir en simples voceros de sus empresas, en lugar de representar a sus trabajadores.

El caso ASPA y Aeroméxico

Y ese es el caso de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA). En un comunicado este sindicato dice que “hay informes (sin aclarar cuáles o dónde se pueden consultar) que colocan al país (como el) que menos invierte en infraestructura y regulación en el sector aeronáutico”. Yo no sé si están ciegos; alguien les debería recordar que durante años ningún gobierno federal había construido un nuevo aeropuerto. La terminal aérea (T2 del AICM) mal hecha que entregó Fox no cuenta, porque tiene serias deficiencias desde su inauguración.

En nota de Milenio, el reportero Roberto Valadez recopila la siguiente declaración hecha por ASPA: “La industria de la aviación necesita esfuerzos conjuntos que le permitan salir adelante, es momento de entender que la aviación es una industria estratégica para el desarrollo económico, social y laboral de nuestro país, que aporta entre 3 y 3.5 por ciento del PIB, aproximadamente 38 mil millones de dólares directos”

Me queda claro que este sindicato anda de cabildero de Aeroméxico; lo que refuerza mi idea de que tienen el complejo de sentirse “cuasi empresarios” y no representantes de la parte obrera, es decir de los pilotos aviadores. No son capaces de resolver la papa caliente que tienen en las manos, que es el tema de la empresa Transportes Aeromar. Y es que los pilotos de esta empresa “pequeña”, al igual que los que vuelan para Aerolitoral (subsidiaria de Aeroméxico) simplemente son “ignorados” por sus representantes sindicales; lo dicen los mismos pilotos afectados.

ASPA, como sindicato de pilotos, lleva años prorrogando la huelga que Aeromar emplazó por la faltas y retrasos en los pagos de salarios, Infonavit, Seguro Social, Seguro de Vida y Seguro de Gastos Médicos Mayores; y cuando sus cheques les llegan a los pilotos, estos ven con igual asombro y enojo que en recibos aparece que el sindicato no condona ni un centavo, y cobra religiosamente cuotas sindicales, Seguro de Vida, y Seguro de Gastos Médicos, dejando a estos capitanes y copilotos con cheques “en cero”; así como lo leen, o con apenas dos mil pesos para la quincena, si bien les va.

El estallamiento de esta huelga ha sido prorrogado una y otra vez porque pretenden que el Gobierno Federal invierta en la empresa, y en contra prestación los pilotos están dispuestos a convertir su pasivo laboral en acciones. Esa es una fórmula ya probada y fracasada. La usaron los pilotos de Mexicana de Aviación, en su momento, convirtiendo su pasivo laboral a cambio de acciones de la empresa, y no… no funcionó.

Los pilotos de Aeroméxico también han denunciado fatiga, pero no han encontrado respaldo alguno en su sindicato; al contrario, la representación sindical firmó un convenio multianual aceptando -a grandes rasgos- recortarse hasta un 30% de su salario, estando de acuerdo con tener jornadas más largas y sin pagos extras.

Los sindicatos en nuestro país son débiles y no exigen mejoras salariales de sus trabajadores; la mayoría los líderes sindicales del ramo tienen varias décadas al frente de su organización, y estas organizaciones gremiales que deberían ser el contrapeso en una empresa, son completamente aliados de estas.

Tenemos en nuestro país trabajadores deprimidos, cansados, a los que no les importa dejar tirado el vuelo. Cuando eso sucede, quienes sufren las consecuencias son los usuarios, que reciben una mala atención de un personal que, diciéndolo con todas sus letras, está sobre explotado. En todos los empleos del trabajo aeronáutico se manejan fuertes cargas de estrés. No importa el eslabón de la cadena de producción, desde los trabajadores de rampa, pasando por operaciones, tráfico, tripulantes de cabina y pilotos, están sujetos a una constante presión.

ASSA también está con Aeroméxico

A mi sindicato, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) mejor ni la menciono, porque está en franco contubernio con el Caballero Águila y en contra de los sobrecargos de Aeroméxico y Aeromar; el Sindicato de Trabajadores de la Industria Aeronáutica, Comunicaciones, Similares y Conexos de la República Mexicana (STIA), detenta los contratos de los trabajadores de las aerolíneas VivaAerobus y Volaris, es más charro que el charro de Huentitán, un sindicato que más bien es una mafia familiar de los Romo.

Así que les puedo asegurar, mis queridos lectores y usuarios de la aviación nacional, por kafkiano que parezca, que en estos lares no habrá huelgas, ni paros por parte de los trabajadores. Pero eso queda lejísimos de ser una buena noticia.