Pues sí, soy ese alguien que se considera fanático de alguien más. A mi edad ya no debería de estar en estos trotes, pero ahí voy.

Sucedió ayer con el concierto de Luis Miguel. Una amiga mía,  tuvo acceso para comprar boletos para la fecha en Querétaro y desde abril  de este año me ofreció venderme una entrada, lo cual me pareció en verdad un milagro divino porque, aunque Luis Miguel siempre fue para mí mi gran amor, mi compañero en mis solitarias épocas de mi juventud y de las veces que amé, tampoco estaba dispuesta a estarme peleando por conseguir un boleto de él. Ya los cincuenta pesan….

Luis Miguel significa muchas cosas para mí:  Es mi padre escuchándolo con sus discos de boleros mientras mi madre a lo lejos tarareaba alguna canción  y mi hermana bailando sus canciones a todo volumen.

Mis padres y mi hermana hoy son ya estrellas en el firmamento pero yo sigo con vida, milagrosamente después de una neumonía por Covid que tuve este año. Entonces, vaya que estar ahí dentro del Estadio Corregidora fue un abrazo de Dios hacia mí. Juré que no lo lograría nunca.

Y ahí fui al concierto: Que para empezar me pregunto yo: ¿Acaso Luis Miguel no pensó en que la mayoría de sus seguidores ya estamos en el quinto piso y más allá? Había gente mayor intentando accesar al Estadio Corregidora, pero realmente creo que no fue el escenario más cómodo para un concierto de esta naturaleza, empezando porque Luismi debió buscar algún recinto techado para hacer su show, pero en Querétaro no lo hay, por lo que espero que pronto tengamos un Auditorio importante para que más artistas vengan a este estado a cantar y uno no tenga que viajar a CDMX para verlos.

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Por cierto, me impresionó que mucha gente al ya no alcanzar boleto para verlo en CDMX decidió viajar para acá, pero los tocó la carretera para no variar, colapsada.

De entrada muchos habrán estado desesperados por llegar a tiempo al concierto pero de nada habría servido si este ya no se realizaría.

Cabe comentar que la seguridad y el cuerpo de policía de el gobierno de Mauricio Kuri se mantuvo a la altura y fue de primer nivel. Con sus uniformes perfectamente impecables policías hombres y mujeres resguardaban la seguridad en todo el Estadio.

En verdad que me sentí segura y protegida. sobre todo, pues, uno que vive en Querétaro tiene fresco en la memoria los acontecimientos ocurridos en ese mismo estadio el 5 de marzo del 2022 en el Corregidora.

Pero ni Luismi ni Kuri ni yo contábamos con la lluvia.

Por la tarde, el cielo se puso negro, como pocas veces. En Querétaro no suele llover tanto y muchísimo menos en esta época por lo que sí fue sorprendente que lloviera así.

Pero claro, mi tonto corazón pensó que “qué bueno que lloviera en la tarde porque eso querría decir que en la noche no llovería más” y podríamos disfrutar de el talento de Luis Miguel a pleno cielo abierto.

Insisto, a mi edad fue un logro haber ido  hasta ese punto, porque con achaques aquí y allá un concierto en un Estadio  no es lo más cómodo. Pero la actitud ante todo la mantuve siempre.

El acceso fue muy bueno y el personal fue súper amable. Llegamos a las 7 de la noche. Pensé que dos horas de espera para ver a Luis Miguel serían nada.

Pero empezó a llover otra vez  y no era una lluviecita ligera... ¡Era un aguacero!

Me preocupé, pues pensé que Luis Miguel no es de esos cantantes que salga a cantar en medio de la lluvia y además como todos en esta edad debíamos cuidarnos de mojarnos.

Él sí se cuidó de ello. Los cientos de asistentes que estuvimos ahí nos empezamos a mojar de 8:30 a 11:00 de la noche.

Me impresiona muchísimo la capacidad de aguante que tenemos los mexicanos. De aguante y de amor por alguien más.

Y ahí estábamos todos hechos sopa con los impermeables que vendían en 200 pesos (un robo) que más parecían bolsa de súper que otra cosa, pero algo era algo para no mojarse.

Todos los asistentes nos mantuvimos tres horas mojados esperando con esperanza que Luis Miguel saliera a cantar.

Era evidente que entre menos parara la lluvia él saldría a cantar. Pensé en el resbalón que se había metido en el escenario hace unos días atrás en la Arena de la CDMX y recordé el debate que se armó en torno a ello: Unos decían que se había resbalado con agua, otros que se había falseado el tobillo.

Total que llovía y el escenario magnífico ahí estaba, con pantallas enormes, poniéndonos imágenes de nubes rosas  y música de reiki como para tranquilizarnos a todos, ya nomás faltaba que todos roláramos un cigarro de marihuana para estar más relajados.

La vigilancia estupenda dentro del Estadio, pero me llamó mucho la atención que no permiten fumar aún siendo espacio al aire libre. ¡Ah!, ese AMLO con su prohibido prohibir. Por supuesto llegó el vigilante a regañar al que estaba fumando pidiéndole que apagara su cigarro y pues lo apagó , para encenderlo otra vez después.

Tenía tanto de no ir a un concierto que no tenía idea de que ya no se podía fumar en espacios abiertos. ¡Qué tontería!, pero bueno.

Yo iba dispuesta a estar feliz y agradecida pero la lluvia no paró y nos empapó a todos.

Habiendo tenido yo una neumonía que me llevó al hospital en Abril como les comentaba en un inicio, la verdad de las cosas es que fue muy preocupante saberme mojada de esa manera y más durante 3 horas seguidas. Pero nadie de los presentes se movía de su asiento. Ahí estábamos mirándonos unos con otros con amor y compasión. Todos mojados y tristes. Morenistas y panistas juntos dándonos la mano y dándonos ánimo, sonriendo en ocasiones, los más jóvenes se portaron a la altura y otros más  ayudaban a las personas de la tercera edad para secar sus asientos y  que pudieran sentarse.

Me gustó ver a ese México que no se divide, que no rivaliza, que no agrede a otro. Me sentí cómoda y acompañada.

Por supuesto el tema de la venta de alcohol sí que estuvo mal. Primero inició la venta de cervezas a $180 pesos. El presidente diría que solo los privilegiados y de la mafia del poder pudimos comprarnos una de esas y pues sí, digo carísimas aunque claro ni de la mafia del poder ni privilegiada soy pero sí que estuvo algo caro.

Después dejaron de vender alcohol: Señal de que algo no andaba bien.

Pensé: “Si sale el de las cervezas, concierto asegurado”.

Durante 3 horas estuvimos todos sentados teniendo frío, Esperanza y todos mojados…

La venta de alcohol reinició y pensé: “Ahora sí viene lo bueno”. Ya para entonces, siendo las 11:00 pm, había dejado de llover por lo que todos teníamos la certeza de que por fin saldría Luis Miguel pero el que salió fue una persona a darnos el amable aviso de que por la lluvia se cancelaba el concierto.

La primera idea que tuve fue de enojo y pensé: “Ya nunca lo podré volver a ver en mi vida” pero me sorprendió muchísimo cuando entre el abucheo generalizado el buen hombre que salió a darnos esa información dijo que el concierto se reprogramaría para el día de hoy, un poco más temprano.

Que el astro Luis Miguel, haya tenido piedad de los queretanos y haya intentado salir a cantar ayer y que hoy reprograme el concierto me sorprende gratamente. La verdad no esperaba que tuviera un gesto así hacia sus fans. Se dicen muchas cosas malas de Luis  Miguel pero el con el tamaño que tiene de talento y la  figura reconocida que es a nivel mundial, no tenía necesidad de reprogramarlo si no hubiera querido.

Con la mano en la cintura lo hubiera cancelado y nos hubieran dicho que podíamos recuperar el costo de los boletos, que por cierto fueron los más caros de mi vida… ¡Me tarde un año en pagarlos!... Pero bueno, esas tristes confesiones no vienen al caso hoy.

Mal por haber salido a vender de nuevo alcohol, los empresarios que manejan la venta de alcohol pues no le pierden, pero no era justo que se vendiera alcohol si no iba a haber concierto. Yo toda ingenua, cual adolescente le pregunté al buen hombre que vendía las cervezas, al verlo otra vez ofrecerlas que si el concierto se cancelaría, me dijo “claro que no doñita. El concierto no se cancela. ¿Quiere otra cerveza?”... ”Pues, bueno; dame una”, le dije.

Me sentí con mi nariz de bolita roja y maquillada de payaso. Me había engañado aquel hombrecito para venderme cerveza diciéndome que sí habría concierto.

Total que todos salimos empapados. Casi niños no vi lo cual fue bueno porque se evitaron mojarse pero sí personas de la tercera edad estando ahí con los ojos mirando hacia el cielo deseando que parara la lluvia atípica.

Porque sí… mi lema desde que llegué a vivir a Querétaro ha sido: “En Querétaro nunca llueve”. Y ayer, Querétaro me lo reprochó.

Hoy hay un 50% de posibilidad de lluvia. Así que será un “volado” ir de nuevo y exponernos a volvernos a mojar y que Luis Miguel decida no salir a cantar.

Pero yo espero que esta vez analicen bien las condiciones climatológicas y nos digan de una vez y antes de empaparnos tres horas si se cancela o no el concierto.

Mucha gente se fue muy enojada con Luis Miguel. Desde mi punto de vista él hizo lo correcto. Él intentó poder dar el concierto. Mi amiga que estaba hasta adelante en la zona VIP decía que se la pasaban intentando secar el escenario y de nuevo una y otra vez  caían aguaceros a cada rato. Los cables y todo el equipo de sonido estarían empapados.

Hoy lo volveré a intentar, porque así somos los mexicanos. Somos fieles y entregados cuando amamos a alguien en verdad. Y lo respaldamos y aguantamos lo inaguantable.

No sé si eso esté bien o mal, pero me gustó mucho haber podido estar rodeada de gente que por fin todos teníamos algo en común: Ver al mejor cantante que tiene este país. Al hombre más talentoso que incluso existe en la faz de la tierra.

Porque, hombre, muchísimos cantantes talentosísimos hoy ya no habitan el planeta. Pero Luis Miguel es de esos grandes que aún nos queda. Nació para eso. Tiene ese don. El don de cantar, de transmitir, de colocar cada nota justamente ahí donde debe de ir…

Pero el sol no salió.

Tengo realmente  miedo de volverlo a intentar hoy. Que vuelva a llover ya sería señal de que definitivamente se cancelaría el concierto. Yo pediría que no nos tuvieran 3 horas bajo la lluvia esperando.

Digo, también viene bien tantita humanidad.

Y hasta aquí mi crónica de un corazón roto primer parte.

No se pierdan la segunda mañana.

Es cuanto.