“Compasión no quiero, lástima no quiero

Quiero un amor duro que me pueda hacer vibrar

Tu sabor yo quiero, tu sudor yo quiero

Quiero tu locura que me haga delirar

Pura caña, puro amor

Amor a la mexicana, de Cumbia, Huapango y Son

Caballo, bota y sombrero, tequila, tabaco y ron

Amor a la mexicana, caliente al ritmo del sol

Despacio y luego me mata, mi macho de corazón.”

THALÍA / MARÍO PÚPPARO

México no está militarizado, ¡qué va! Solo sus aduanas, el Tren Maya, la seguridad pública, el traslado de libros y de gasolina… y también los aires. Ya controlaban la administración del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; se suma ahora, bajo la empresa del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (negocio militar 100% neoliberal), ser los dueños de los aeropuertos de Santa Lucía y Tulum.

Para circular los cielos, López Obrador vuelve a anunciar lo que Guacamaya Leaks ya había cantado: el avión presidencial TP-01 va para inaugurar la no tan flamante y no tan nueva Mexicana de Aviación, pero versión Sedena.

Confirmó que los militares trabajaban para crear una aerolínea que brinde servicios de transporte de pasajeros y de carga con una flotilla de 10 aviones arrendados, entre ellos el invendible avión presidencial.

Cierto, pobre avioncito. AMLO prometió venderlo y, no, ni Trun lo quiso; salió sorteado en la rifa-no rifa de la Lotería Nacional y tampoco se fue. Se decide, entonces, ¡dar este avión de la fuerza aérea a las Fuerzas Armadas para hacer “viajes especiales”!

Si usted se siente lo suficientemente fifí, en lugar de rentarle una limusina a su quinceañera, podrá “apartar” el avión presidencial para organizar su guateque en las alturas…

Hay para quien el avión presidencial está salado, y sí, el primero en salarlo fue el mismo presidente. Tan salado, que si alguna vez los extrabajadores de Mexicana pensaron que podrían reabrir la aerolínea (o ser re contratados) como lo prometió en campaña el tabasqueño, se quedarán con un palmo de narices y hasta sin la marca... “Ya estamos en pláticas con los antiguos trabajadores de Mexicana, para ver con ellos lo relacionado a la nueva línea aérea que se está proyectando. La idea es que se llame de nuevo Mexicana de Aviación (…) Esto no le va a gustar a nuestros adversarios”, dijo.

Más allá de si gusta o no, primero debería decir si por la marca les va a pagar una mísera austeridad franciscana a los ex trabajadores. Espero no. En el mismo sentido, si los van a contratar y bajo qué esquema, o si solamente tendremos a soldaditos de pilotos y azafatos, cuando su misión en teoría debiera ser otra muy distinta.

Esta ocurrencia, genial “ideota” de dar el avión invendible a una aerolínea administrada por los militares, reitera “la vocación militar” del inquilino de Palacio y su nulo conocimiento del mercado.

Directo va el yang del Rey Midas, mejor conocido como ‘El Rey del Cash’, a quebrar a Mexicana de Aviación bis y endeudar un poco más al país. Ya sabemos que somos los contribuyentes quienes pagaremos vía impuestos esta ocurrencia, el cual generará un pasivo oneroso. Otro elefante blanco (volador en este caso) alimentado con recursos públicos.

Poco importa si gusta o no a los conservadores, liberales o a quien quiera escucharle. Me temo que lo importante es que en este país las empresas estatales siempre han fracasado. Máxime porque no buscan siquiera utilidades para toda la población, solo para quienes las administran. Ahí tenemos el AIFA de muestra; para el 2023 tendrá un subsidio superior a los dos mil millones de pesos, lavandería incluida…

Lo que importa (tampoco gusta), es que no conforme con el fracaso de empresas tipo Gas Bienestar, López Obrador —quien prometió separar lo político de lo económico—, milita-privatiza los aeropuertos y crea una compañía aérea que promete volar en el AIFA y nada más…

Me gustaría pensar que solo es la idea la que fracasará, pero lo alarmante es que su truene por nubes borrascosas deberá ser pagado a costa de nuestros bolsillos.

El avión que no tiene ni Obama le sirve a López Obrador para dar —una vez más— atole con el dedo a los mexicanos, empezando por los ex trabajadores de Mexicana de Aviación que votaron por él.