El periódico The New York Times publicó el reportaje “Las 67 personas más elegantes de 2025”, como la primera versión de una lista que ahora será anual, con las personas que –según el prestigiado diario– “reflejaban una definición de estilo más flexible del significado convencional del término: estilo”.

Aparecen en dicha lista personalidades internacionales de la música, la actuación, el deporte, la comedia, la moda, influencers, representantes de la generación Z, empresarios de plataformas y medios de comunicación, que en términos de NYT aparecieron durante el año que está por concluir, “en canchas y alfombras, escenarios y gradas, pantallas grandes y pequeñas. Y todos moldearon las nociones de estilo y autoexpresión”.

Destacan nombres como los de Sabrina Carperter, Shohei Ohtani, The West Village Girl, Carlos Alcaraz, Tyrese Haliburton, Cameron Winter, Bad Bunny, Doechii, Noah Wyle, Rosalía, Jennifer Lawrence, Kendrick Lamar, Naomi Osaka’s Bedazzled Labubus, Melania Trump, Benson Boone, papa León XIV y Claudia Sheinbaum.

Dentro de las 67 personas más elegantes del mundo solo se incluye a una que se dedica a la política, la presidenta de México, evidenciando que otra innovación de Claudia Sheinbaum es la demostración de que se puede ser elegante –lección que ojalá entiendan las mujeres y los hombres de México de las clases altas y muy altas–, de que es posible inclusive ser muy elegante sin portar Tiffany, Hermes, Chanel, relojes suizos de oro… en pocas palabras, sin todas esas grandes marcas de la moda internacional.

No conozco a quienes diseñan la ropa de la presidenta Sheinbaum, pero estoy cien por ciento seguro de que no son estas grandes firmas las que la visten. Lo que sí está claro es que entre sus accesorios no están las pulseras y anillos Tiffany, las bolsas Hermes, los relojes Cartier ni nada de eso, lección que debe ser aprendida porque se puede ser elegante sin derrochar dinero a tontas y a locas.

Posdata: Réplica de alguien que se dice a la moda más costosa. Comenté el sentido de este artículo con alguien que invierte, así me dijo –yo preferiría usar la palabra derrocha–, en artículos de gran lujo y todavía mayor costo, particularmente, en relojería suiza. Esta persona me exigió derecho de réplica por anticipado, así que voy a citarle: “Es verdad, Claudia es una de las personas más elegantes del mundo sin necesidad de accesorios Tiffany, bolsas Hermes y relojes de oro con diamantes. Es así porque ella tiene un accesorio mucho más valioso y exclusivo: un Zócalo, con 600 mil personas que la aplauden, algo que es la joya más valiosa que se puede poseer. Quienes no juntamos a nadie ni en los bautizos, tenemos que conformarnos mínimamente con un Rolex”.