La candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, tiene una alta probabilidad de triunfar en el segundo debate. Hay una gran cantidad de elementos que se están fusionando para lograr el éxito. Las encuestas publicadas esta semana, en mi opinión, son las más impactantes. De hecho, ambas metodologías son altamente confiables para predecir las decisiones que tomará la población. Los datos que circularon hace unos días también son muy positivos. En realidad, tanto uno como otro tienen un promedio muy similar y, sin duda, una ventaja que se ha observado en todos los estudios. En cada uno de los aspectos esenciales, la candidata de Morena logra ganar. Podrá obtener el voto de los jóvenes, mujeres y hombres, lo mismo que el de los adultos mayores que, para el caso, le cobrarán factura a Xóchitl Gálvez por sus comentarios clasistas.

Para no irnos más lejos, Sheinbaum arrasa en todo. A su vez, queda claro, ganará las 32 entidades federativas de manera muy amplia. Por esa razón, asumirá una estrategia similar a la que ocupo en el primer debate. Es decir, mientras propuso, hizo caso omiso a los señalamientos de Xóchitl. Es verdad, en uno que otro aspecto replicó Sheinbaum y lo hizo de forma contundente al propiciar o conectar golpes directos. Además de ello, recordemos, llegará muy motivada por el porcentaje que ha ido acumulando en las encuestas. Siendo así, no hay necesidad alguna de engancharse o enfrascarse en una guerra sucia que, se sabe, pondrá en marcha la candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México”.

El problema para Xóchitl es lo rentable que podría ser adoptar la misma postura del ejercicio anterior que, desde luego, no le funcionó en lo más mínimo. De entrada, no sabe manejar las emociones; pierde rápidamente la compostura. Y, por si eso fuese poco, tiene que guiarse por mecanismos de ayuda o lecturas que, evidentemente, salen de sus asesores políticos. Entonces, apostar por una estrategia así, es ir a perder el debate. Supongamos que llega mejor preparada y no se equivoca tanto. Eso, naturalmente, no moverá ni un centímetro las estimaciones que conocemos.

En efecto, los contrarios al presidente aguardan ansiosamente ese impacto contundente del que han hecho énfasis para impulsar la campaña de Gálvez. Repito, eso no pasará porque Claudia Sheinbaum sabe aprovechar al máximo su capacidad de intuición e, indudablemente, su narrativa bien estructurada para defenderse en el momento que ella considere oportuno. Así que no es, como aseguran, la última llamada de Xóchitl, pues el ejercicio, desde hace mucho tiempo, está definido a favor de la causa lopezobradorista.

Por ese motivo, no habrá que especular mucho sobre la forma en que Xóchitl se pare en el segundo debate. Sí, procurará equivocarse menos y salir más propositiva. La cuestión es que, para que eso suceda, hay una distancia enorme entre pensar y llevarlo a la práctica. Es sencillo: Gálvez no está a la altura de una elección presidencial. Sus modales y esa narrativa que no es propicia para hablar ante la opinión pública, la han puesto contra las cuerdas. Ha sido muy desafortunado ver la manera en que se expresa de la población. El comentario que hizo en alusión a los adultos mayores, fue clasista. Y qué decir del mal hábito de pegar chicles y, a la vista de todos, dárselo a su asistente. Si calificamos ese hecho, es de mala educación y, hasta cierto punto, antihigiénico.

Caso contrario, Claudia Sheinbaum tiene todos los atributos para ser una presidenta de la república a la altura de las circunstancias. Tiene capacidad, elocuencia, liderazgo, temple y conocimiento de causa. Asimismo, demostró que sabe debatir al tú por tú. Así que, con ello, no veo que Xóchitl pueda ganar el debate. Me refiero a eso que le imprimes y que, a la postre, hace la diferencia para sobresalir. Es más, la sonrisa sarcástica de Gálvez no ha cautivado a nadie, ni mucho menos ese estilo inusual de decir groserías que, en su momento, sí le funcionó al narcisista de Vicente Fox. Afortunadamente, ese tiempo quedó atrás y, hoy por hoy, estamos viviendo la etapa de un gobierno humanista e incluyente.

A propósito, en política las formas importan muchísimo. La bandera que ha ondeado Claudia Sheinbaum, en definitiva, es la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación. Ella ganará el próximo domingo el debate y, con ello, se afianzará más en la carrera por la silla presidencial que, sabemos, conquistará con gran margen de distancia.

Notas finales

A la vieja usanza del PRI, Maru Campos, gobernadora constitucional de Chihuahua, es señalada por emprender una persecución política en contra del candidato de Morena a la alcaldía de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar. Siendo sinceros, la verdad no nos extraña que los gobiernos del PAN, como han venido actuando, pongan en marcha una andanada como esta. Sabemos que son tiempos de elección y coyunturas claves en las definiciones. Por esa sencilla razón es muy común toparnos con este tipo de mecanismos perniciosos que, ante los ojos de todo el mundo, es muy clara la intención para intentar frenar una legítima aspiración de reelección que tiene Pérez Cuéllar.

La buena noticia para él, sin duda, es que tiene todo el apoyo de los senadores de la izquierda. Asimismo, el propio Ricardo Monreal, un hombre comprometido con las causas justas, ha anunciado que defenderá a toda costa cualquier intentona que se suscite en estos momentos. Además de apoyo, queda claro, eso se llama unidad y solidaridad.

Y como Cruz Pérez, de acuerdo con las encuestas de opinión, es uno de los cinco mejores alcaldes a nivel nacional y, por tanto, un político aclamado por su labor exitosa en la presidencia municipal de Ciudad Juárez, eso les comienza a generar preocupación en el PAN. Ellos saben que, terminando el proceso presidencial, arranca la carrera por la gubernaturas del 2027, y el actual candidato de Morena, de manera natural, será un aspirante fuerte para competir por el despacho del ejecutivo estatal. Ojo con ello.