Si bien es cierto que el espacio de la Conferencia Mañanera es utilizado a modo, para dictar la agenda desde Palacio Nacional, también es cierto que los reporteros que acuden a ella, muchas veces se quedan callados ante las larguísimas diatribas que emite nuestro presidente como respuesta a las preguntas. Y cuidado quien ose interrumpirlo, porque esa acción es muy mal vista por sus seguidores, y en las redes sociales “no se la acaba”.

Sin embargo, algo deseable y que siempre debe buscarse, es que la información sea verdadera. El titular del Poder Ejecutivo es de esa idea, pues hasta tienen en Presidencia la sección “Quien es quien en las mentiras”. Dejando a un lado los apasionamientos, exploremos lo suscitado el viernes pasado en la conferencia.

El reportero Arturo Cerda, de Financiero Bloomberg preguntó sobre el tema de la carga en los aeropuertos; de ello hemos hablado largo y tendido en este espacio, pero de verdad, lo que me preocupa de sobre manera es el discurso errado por parte del primer mandatario.

Al contextualizar su pregunta, el reportero le informó al presidente que entrevistó a Peter Cerdá, vicepresidente de las Américas de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), instancia que ha estado trabajando todo este tiempo en conjunto y de la mano de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes, en todo lo relativo a la mudanza de la carga y el proyecto de decreto, el cual ahora es una realidad.

En efecto, el trabajo de la IATA es regular a las aerolíneas comerciales, en todo lo relativo a la seguridad, tanto para los operadores como para los pasajeros. La IATA fue fundada en 1945, en la Habana, Cuba; ahora sus oficinas centrales se ubican en Montreal, Canadá.

Es evidente que el reportero acudió el viernes pasado a la conferencia para obtener la impresión de Andrés Manuel y confrontarla con la información recabada, pero el presidente, en aras de defenderse de los cuestionamientos, respondió de la peor manera posible, incluso repitiendo una mentira (o imprecisión, en el mejor de los casos) diciendo que la degradación a Categoría 2 es al Aeropuerto.

No es cierto, no es a ningún aeropuerto del país, ni al “Benito Juárez” y mucho menos al AIFA, o alguna línea aérea. A quien se degradó en una auditoría fue a la Autoridad Aeronáutica del país, esto es a la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC).

No pongo en tela de juicio los eventos comprobados y de conocimiento público que cita el presidente, pero tengo que insistir en que lo que dijo nada tiene que ver con la degradación. Si el narcotráfico operaba en el AICM durante los Gobiernos de Fox y Calderón, tolerado por Genaro García Luna, y aun así estábamos en Categoría 1, es materia de otras autoridades.

Andrés Manuel se ve todavía más audaz cuando afirma “…ese señor -refiriéndose al vicepresidente de la IATA- a lo mejor ni ha ido al Felipe Ángeles”. En honor a la verdad, sí han estado en el AIFA diversos representantes de la IATA, además de que no sé por qué declinan encarar a Andrés Manuel cuando está diciendo una pifia, perfectamente rebatible.

El periodista dice: “fue en una entrevista que yo le hice” y Andrés ataja “¿en dónde?” para llevar al terreno del descredito la pregunta e inquietud planteada. Mucho ojo en esto: la pregunta no la hace el dueño, y mucho menos el socio del Financiero Bloomberg, el reportero solo está haciendo su trabajo.

E insiste “¿en dónde le hiciste la entrevista”; el reportero responde “en Zoom, la semana pasada Peter Cerdá y estaba aquí en México” y de nueva cuenta interrumpe al reportero, diciendo, como si de un clarividente se tratase: “pero no ha ido”. El reportero intenta sustentar: “él asegura que ha estado trabajando…”, y es interrumpido una vez más por Andrés Manuel: “estoy seguro que no ha ido”.

Y lo mejor está por venir. Yo me pregunto de manera honesta ¿quién le informa al presidente? Y es que su trabajo es, por decir lo menos, deficiente. Si tuviese un buen equipo en Comunicación Social sabría de la carta que mandó Peter Cerdá, y su opinión en la que hace observaciones sí, pero siempre con el afán de coadyuvar de la mejor manera la próxima mudanza del transporte de carga del AICM.

Pero me queda claro que en concordancia con la austeridad republicana, al presidente nadie le entrega una “Síntesis informativa” decente. Por eso sale a sus mañaneras con una diatriba que me ha provocado dolor de panza, por la serie de imprecisiones emitidas, que se convierten en falacias espetadas.

Comenzando por “es que son esas organizaciones a las que hablábamos ayer, esa como la que califica sí el aeropuerto es Categoría 1 o Categoría 2 cuando manejaba el Aeropuerto de la Ciudad, ya parezco disco rayado, pero hay que estárselos diciendo, porque parece que les entra por un oído y les sale por otro”.

Si ustedes, amables lectores, pudieran verme justo cuando dijo esto, habrían visto mis ganas de jalarme los pelos y enloquecer. No, compañero Andrés, la FAA no califica aeropuertos; y ya que estamos haciendo alusión a sistemas inveterados de enseñanza-aprendizaje, entonces por favor, repite conmigo: lo que hace la FAA es auditar a la autoridad aeronáutica del país.

El primer mandatario del país no puede darse el lujo de “no saber” a qué se dedica la Agencia Federal de Aviación del vecino país, y tampoco puede desconocer los motivos por los cuales la autoridad aeronáutica del país fue degradada a Categoría 2.

Y es que solo desconociendo esa información tan importante puede tratar el tema de manera tan burda y simplista. Decir como argumento de defensa que el narcotráfico floreció en la época de García Luna, “y ahí tenía el aeropuerto Categoría 1″, es estéril. Insisto, las actividades delictivas del hoy procesado en Estados Unidos nada tienen que ver con las dos auditorías más recientes a la Aviación Civil de México, una de 2010 y otra en 2021.

La joya de la corona de esa conferencia llegó cuando confunde a la IATA con MITRE, y sin aceptar razones, necea diciendo: “esos que tu mencionas yo creo que fueron los mismos que sostuvieron de que no se podía hacer el aeropuerto Felipe Ángeles”. Cuando el reportero le dice que ese fue MITRE, el Ejecutivo engallado dice “bueno, es la misma cosa”.

Y no, no es lo mismo. En este espacio, el 28 de marzo del año pasado fue publicada mi columna “La IATA da el visto bueno al AIFA”, en la que describo el comunicado que sacó la IATA celebrando la inauguración del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Entonces ¿cómo va a ser lo mismo que MITRE? La finalidad de esta última está enfocada en proveer diversos sistemas de ingeniería, desarrollo, soporte e investigación de nuevas tecnologías al gobierno norteamericano.

Por eso mi extrañeza, ¿quién demonios le lleva Comunicación Social? Son incapaces de pasarle una tarjeta al presidente y decirle que lo que acaba de decir es incorrecto. Entiendo que su investidura impide que le digan que es una soberana tontería, pero dejarlo irse sin freno ni contrapeso en nada le ayuda a defender su decreto, y termina mezclando temas de manera inconexa y no informando realmente nada.

Dejaré fuera de esta columna otra diatriba más de Andrés Manuel en la que ya hasta eliminó de su cargo a Peter Cerdá, cuando habló telefónicamente con el general Isidro Pastor, quien dijo que el que acudió a la visita del área de carga del AIFA fue David Hernández, nombrándolo como interino.

Es obvio que la finalidad fue que el público en general, que difícilmente saben quiénes son los personajes nombrados, se quedaran con la idea de que era un interinato. Y no, no es así; David Hernández ostenta el cargo de “Aérea Manager, Central América, Cuba, Ecuador & Venezuela” de la IATA. Y por supuesto que Peter Cerdá sigue en su cargo como vicepresidente regional de la IATA.

El ejercicio de la mañanera no debe ser para de ver quién habla más fuerte y es capaz de opacar al otro; la finalidad es dar la información correcta al público, y desafortunadamente eso no ocurrió. La gente en las “benditas redes sociales” aplaudieron a rabiar: “qué buena arrastrada el dio al reporterillo”, dijo uno, y lo apoyaron muchos. ¿De verdad saben del tema para hacer tal afirmación?

Estoy convencida de que no son tiempos de tibiezas; que existen grupos y factores reales de poder que harán hasta lo imposible por descarrilar cualquier cambio que trastoque sus intereses; que se necesita “enfrentarlos”, casi sin tregua.

Pero siempre con el derecho y la razón. No vamos a ganarles con sus armas de intolerancia y cerrazón. Así como el Papa no es infalible, tampoco lo es el presidente de nuestra nación. Quien sea que lo asesora está obviando que aquí no hay necesidad de necear y ser obtuso. No estoy en contra de que Andrés Manuel parezca disco rayado, y nos repita las cosas para que entren por una oreja y se salgan por la otra. Pero si vamos a escuchar lo mismo, pido, exijo y deseo que sea información clara, correcta y verídica. Solo un pueblo informado logrará una verdadera transformación.