Ayer se llevó a cabo el evento cumbre del Gran Premio de Italia, la carrera prometía mucho después de lo visto en los Ejercicios Libres 1 y 2 del viernes así como en los Libres 3 y la Qualy del sábado; pero aunque la pugna en pista de ayer sí resultó ser atractiva por muchos momentos, el desenlace dejó mucho que desear a los fanáticos del deporte motor por excelencia como lo es la Fórmula Uno.

El escenario estaba puesto y en la gradería, la marea Tifosi apoyo con todo a los de casa; en Ferrari tenían muy en claro que tenían que salir victoriosos en Monza pero al final se tuvieron que conformar con un segundo y cuarto lugar para los pilotos del Cavallino Rampante, ya que la victoria se la llevó por enésima ocasión en la temporada, el neerlandés Max Verstappen a bordo del RB18. Digamos que en su casa y con su gente, Red Bull les arrebató la victoria.

En este sentido todo muy bien, porque la pelea que se esperaba entre los de Maranello y los de Milton Keynes sí se dio, y entre Leclerc y Verstappen buscaron la victoria desde el inicio; sin embargo, y aunque el monegasco arrancó desde la Pole Position, simplemente el #MadMax estaba a bordo de un misil que terminó por comerse en pista a cuantos rivales se le pusieron enfrente hasta llegar a la posición de la victoria.

Sin embargo, el problema de la carrera se sumó a los problemas en general que hubo durante este fin de semana en la Fórmula 1, Fórmula 2 y Fórmula 3. Hablando de la máxima categoría, desde antes de las Prácticas Libres que comenzaron el viernes, ya había señales de que varios de los pilotos de la parrilla iban a ser penalizados por factores como el cambio de las Unidades de Potencia en sus monoplazas o de alguno de sus componentes. Así, para el sábado de Qualy ya se sabía que el orden de la parrilla para el domingo iba a cambiar radicalmente más allá del resultado obtenido en las mismas sesiones clasificatorias 1, 2 y 3.

Con nueve pilotos penalizados entre los que destacaron Verstappen y Pérez (Red Bull), así como Sainz (Ferrari) y Hamilton (Mercedes), la Fórmula Uno tardó mucho tiempo para poder determinar el orden de la salida de los veinte vehículos, tomando en cuenta los puestos de penalización para los pilotos sancionados; en una decisión que causó mucha polémica por la metodología que se usó para determinar el orden de salida de los mismos. Aun ahora se sigue sin entender por qué la Fórmula Uno aplicó un criterio que no se sabe en qué parte del reglamento se basó.

Pero, por si fuera poco, ya durante la carrera y cuando todo parecía ir normal, hubo un incidente con el McLaren de Daniel Ricciardo que en el giro número cuarenta y siete y a solo seis vueltas de terminar la carrera, provocó un Safety Car, que en el mejor de los casos fue aprovechado por los punteros de la carrera para montar un último stint de neumáticos blandos para el esperado relanzamiento de la misma. Pero se quedó en eso, porque el coche insignia ya no se fue de la pista, porque se tardaron una eternidad en retirar el coche del australiano, y la carrera tuvo un final muy sombrío al terminar ya sin acciones en pista.

Hay que recordar que cuando una bandera amarilla sale durante una carrera y provoca un Auto de Seguridad, todas las distancias que hasta el momento mantenían entre sí los coches desaparecen, por lo que en el relanzamiento la ventaja competitiva es la misma para todos en el sentido de poder rebasar a su más próximo adversario en pista. Eso no pasó ayer, porque la dirección de carrera de manera sorprendente e inexplicable decidió que la carrera concluyera con el Coche de Seguridad en pista, lo que provocó que los espectadores no pudieran ver un interesante duelo final entre Verstappen y Leclerc que hubiese sido espectacular y que también le hubiera dado a Charles la oportunidad de conseguir la victoria para el equipo de casa.

En términos generales, fue un fin de semana muy atípico en Monza por las decisiones que se tomaron desde la dirección de carrera y que terminaron por afectar en gran medida al espectáculo que se esperaba en el Templo de la Velocidad. Este fue el último de los tres Grandes Premios en seguidilla que tuvimos después de la Silly Season, y no terminó como se esperaba la tríada, más allá de que se corría en un trazado histórico para el Gran Circo.

Entre lo destacable, Max Verstappen estaría a un triunfo para convertirse en el virtual campeón del mundo de esta temporada, si es que además de ganar, se dan ciertas condiciones de resultados de sus más cercanos perseguidores. En todo caso, podríamos decir que está más que cantado el bicampeonato para el Toro neerlandés en el rubro de los pilotos, así como igual de cantado estaría ya el campeonato de constructores para los de las bebidas energéticas.

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Otro aspecto que se tiene que destacar, y por mucho, fue el debut soñado e inesperado del también piloto neerlandés, Nyck de Vries. No estaba en sus planes el montar el Williams de la F1, pero Alexander Albon - piloto titular -, padeció una apendicitis y ya no pudo correr para las Libres 3 y la Qualy, así que desde el sábado le llamaron a Nyck para que le hiciera de bateador emergente y lo hizo muy bien desde que arrancó el motor del monoplaza.

Superó la Qualy 1 y se quedó en la Qualy 2, asegurando un muy buen puesto de largada para lo que suelen ser las aspiraciones y realidad competitiva de Williams. Ya en carrera, volvió a sorprender al quedar en un muy notable noveno lugar, superando por mucho a su ya experimentado compañero de equipo Nicholas Latifi quién quedó décimo quinto.

En su primera experiencia de Gran Premio logró puntuar y con este resultado, el debate sobre la continuidad de Latifi en la Fórmula Uno, cobró más relevancia en el sentido de que un piloto como De Vries debe, sí o sí, ocupar el lugar del canadiense que jamás ha mostrado virtudes al volante como para estar dentro de la parrilla de los mejores pilotos de automovilismo del mundo. En una tabla de posiciones de veinte pilotos de la máxima categoría, resulta que Latifi se encuentra en la posición número veintiuno; razón de peso para que Williams ya no le renueve y Nyck sea compañero de Albon para 2023.

Del mexicano Sergio Pérez; una carrera fantástica, porque las circunstancias en pista no le fueron nada favorables. Hay que decir que se equivocó en la largada y perdió muchas posiciones, sin embargo, el cambio de estrategia a neumáticos duros que lo situó en el último lugar durante parte de la carrera, le funcionó porque a partir de ahí fue remontando hasta quedar en la antesala del podio. Si el Safety Car no aparecía, Pérez habría podido pelear con Sainz por la cuarta plaza.

El tapatio ya fue superado por Leclerc en el campeonato de pilotos, pero la distancia es poca y todavía faltan muchas carreras para volver a recuperar el subcampeonato; lo que sí preocupa, de alguna manera, es la constancia de George Russell que ya acortó la distancia en puntos con el mexicano. Red Bull tiene mucho trabajo con Checo para volver a apuntalarlo en términos de su RB18; le conviene tanto al piloto como al equipo.

Próxima parada, el Circuito Callejero de Marina Bay para el #GranPremioDeSingapur, dentro de unas tres semanas.

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