Como si de una turbulencia en aire claro se tratase, la armadora Boeing trata de evitarla a toda costa para que los pasajeros a bordo no se sientan mal con tanto “sangoloteo” de su aeronave.

Y es que las cosas no marchan bien para Boeing, pues acaba de recibir una sanción de 200 millones de dólares por mentir acerca de la seguridad del avión modelo 737 MAX. El ex consejero Dennis A. Muilenburg de “The Boeing Company” ha sido sancionado por la Comisión de Valores y la Bolsa de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés) con una suma de 200 millones de dólares por haber hecho declaraciones que podrían catalogarse de “engañosas”, posteriores a sendos accidentes que tuvieron dos aviones B737 MAX.

La SEC consideró que el sistema MCAS desde un inicio puso en peligro la seguridad de los equipos aeronáuticos, tras el primer accidente ocurrido en 2018, aunque la armadora afirmó que el “avión era tan seguro como cualquier otro que haya surcado los cielos”. Tras el segundo accidente, Boeing volvió a salir con declaraciones que afirmaban que no había nada que temer, pues sus aviones eran seguros. Incluso señalaron que no existía ningún fallo en la seguridad del sistema MCAS.

El presidente de la SEC, Gary Gensler ha señalado a través de un comunicado: “es especialmente importante que las empresas y los directivos proporcionen información completa, justa y veraz a los mercados”. Y ahora queda en evidencia que eso no sucedió, pues tanto la armadora Boeing, como Muilenburg, no fueron completamente sinceros, de lo que se colige que engañaron a los inversionistas.

Es evidente, Boeing puso su ambición por encima de la seguridad, y trató de minimizar (léase “ocultar”) información sensible tras los dos trágicos accidentes que llevaron a la pérdida irreparable de 346 vidas. Por lo tanto, la SEC ha determinado que Boeing y Muilenburg violaron -por negligencia- las disposiciones antifraude de las leyes federales sobre valores.

En respuesta, tanto la empresa armadora Boeing como Muilenburg, aceptaron las órdenes de cese y desistimiento, que incluyen una multa de 200 millones de dólares. Boeing y el exdirectivo acordaron pagar dicha sanción, pero ninguno admite o niega las conclusiones de la agencia, de acuerdo con el comunicado de prensa correspondiente.

Esta multa tiene como objetivo crear un fondo de compensación para beneficiar a los inversores que se vieron perjudicados por las mentiras sobre la seguridad del B737 MAX.

Y por si esto fuera poco, la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica (FAA por sus siglas en inglés), ha comunicado a la armadora Boeing que no ha completado el trabajo clave necesario que se requiere para certificar de nueva cuenta al avión modelo B737 MAX.

El director ejecutivo de seguridad de la aviación de la FAA, Lirio Lui, mediante carta fechada el 19 de septiembre, le externó a Boeing su preocupación sobre las fechas presentadas por la armadora y les solicitó plazos realistas para la recepción de los documentos que todavía hacen falta para llevar a cabo la recertificación.

La FAA ha insistido en que Boeing tiene que entregar todas las evaluaciones a los sistemas de seguridad, pues se requiere que la certificación pueda tenerse lista para el mes de diciembre, esto según la propia línea de tiempo trazada por la armadora.

Hasta el 15 de septiembre la FAA había recibido menos del 10% de los documentos que se requieren, y el otro 70% de la documentación se encuentra en etapas de revisión y corrección.

Con un deadline a finales de diciembre, Boeing se enfrenta a una carrera contra el tiempo, pues debe obtener ante la FAA la aprobación para los modelos B737 MAX 7 y el 10. Y en dado caso, también deberá cumplir con los nuevos y modernos requisitos de alerta en cabina, que podrían retrasar aún más las aprobaciones que hoy están pendientes en temas de seguridad y con relación al sistema MCAS.

Esto le preocupa a la FAA, pues todavía hay mucho por trabajar sobre la seguridad de estos aviones que hoy surcan los cielos, y evidentemente lo que menos desean es otro accidente fatal.

Por otra parte, Boeing ha estado alegando a su favor acerca del tiempo necesario para completar todos y cada uno de los procedimientos de las certificaciones, siguiendo los procesos previamente establecidos. Mediante un comunicado externó:

“No buscamos apresurar este proceso, y creemos que la seguridad está mejor servida al permitir el esfuerzo de certificación del B737-7 y 737-10 MAX el tiempo necesario para completar este importante trabajo sin introducir sistemas diferentes”.

Boeing

Como solemos decir en nuestro país, a Boeing le sigue lloviendo sobre mojado. Su modelo de avión, su “caballito de batalla”, tiene un horizonte más que nublado. Además Boeing tiene encima la presión de la lista de espera para diferentes aerolíneas de todo el mundo; de nueva cuenta está en el ojo del huracán. Será muy interesante ver cómo se libra de esto que hoy, parece una hecatombe.