Ayer los compañeros jubilados que forman parte de la Asociación de Jubilados, Trabajadores y Extrabajadores de la Aviación Mexicana (AJTEAM) dieron una conferencia de prensa. Decidieron hacerla en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, justo frente a los mostradores que siguen siendo parte del patrimonio de Compañía Mexicana de Aviación.

Y es que aunque usted no lo crea, nuestra concesión está vigente; eso sí, la página web de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes ya bajó la sección donde se podía consultar las concesiones vigentes, y la reemplazó por un PDF del año 2011, elaborado cuando Felipe Calderón era aún presidente.

Este documento en formato PDF fue subido a la plataforma apenas el año pasado, concretamente el 13 de septiembre del 2021. No entiendo la razón de ese cambio de información, ¿Para qué sustituir la información que hasta hace unos meses estaba disponible, por una que tiene más de una década de elaborada por un gobierno “espurio”?… ¿Qué tratan de ocultar?

El título del documento dice así, “Concesiones vigentes noviembre del 2011″ y vienen los números de años otorgados por los que la concesión estará vigente; por ejemplo para ABC Aerolíneas, que es Interjet, en 2011 se le dieron 30 años de concesión, por lo cual sigue vigente.

En el caso de Mexicana Inter, cuyo nombre artístico era “Link” -la filial más joven de Grupo Mexicana, apenas inaugurada en 2009-, tuvo una concesión de cinco años, a partir del 2011; como el documento es viejo, no podemos saber si la concesión sigue vigente o no.

Y a Mexicana de Aviación (la línea troncal), a partir de 2011 se le otorgaron 30 años de concesión; la quiebra de la empresa no ha sido ejecutada, por lo que la concesión sigue vigente, y por ende los mostradores ubicados en el AICM siguen perteneciendo a la aerolínea del aeropuerto. Sí, estimado lector, ese espacio de donde fue desalojada la cafetería de mis compañeros sobrecargos hace unos días.

En la citada conferencia de prensa se recalcó lo que se ha dicho hasta el hartazgo: que la batalla entablada no pretende que sean los contribuyentes de este país quienes salven a la línea aérea, es decir con dinero público, sino que las autoridades federales (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), dentro de su competencia legal, hagan pagar a los empresarios responsables, pues tienen nombre, apellido.

Cuando Gastón Azcárraga quebró de forma artificial a Mexicana de Aviación, al mismo tiempo era presidente de Grupo Posadas, la cadena hotelera. Pero para “sacarlo de la bronca”, su familia hizo la faramalla de retirarlo del Consejo de Administración del grupo hotelero y mandarlo al exilio, a un lujoso departamento en Manhattan, en el que tiene como vecina nada más que a Stephani Joanne Angelina Germanotta, mejor conocida como Lady Gaga, para que se den una idea de lo mal ubicado que debe estar el inmueble en el que el defraudador de la aerolínea padece su ostracismo.

Lo que piden los jubilados, así como el resto de trabajadores que prestaron sus servicios en Mexicana de Aviación -o alguna de sus filiales-, es justicia, no buscamos caridad, ni dádivas ni mucho menos canonjías.

Cuando mis compañeros hablan de voluntad política, y exigen que Andrés Manuel cumpla su palabra, es porque simple y sencillamente el ahora Presidente de la Nación externó -no una, sino varias veces, en diversos foros- que iba a apoyar a los trabajadores a conseguir la justicia debida.

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A la fecha seguimos esperando que la justicia vaya por los culpables, y que paguen por el daño. No soy ingenua, yo no pido que Mexicana de Aviación vuelva a volar. Soy consciente de que se encargaron perfectamente de desmantelarla durante estos doce años. Pero sí soy necia, y no dejaré de señalar con dedo flamígero que la liquidación de todos los trabajadores sigue pendiente.

La CooperativaAviación Mexicana”, es un tema independiente. Definitivamente los compañeros que forman parte de ella están muy agradecidos por la asesoría, ya que esa fue por instrucción del ejecutivo, pero no su formalización en papel, que dista mucho de ser una realidad en el mundo de los hechos. Los compañeros no cuentan con los recursos económicos para echar a andar ni uno de los tres modelos de negocios previstos.

Entonces estamos hablando que no se está haciendo justicia por ningún lado. Pie de página entrevistó a mi compañera Blanquita Valdez, con la que volé muchas veces. Ella le contó a ese medio que se jubiló a escasos tres meses de la bajada de Mexicana. Yo lo recuerdo bien, porque estaba encargada de entregar los reconocimientos a los compañeros que se jubilaban como Secretaria de Actas del Sindicato de Sobrecargos. Muchos de mis compañeros entraron a volar a la aerolínea en edades que iban de los 18 a los 23 años.

Blanquita entró a volar con 23 años de edad, y justo se jubiló en 2010, a los 46 años de edad. Es la misma edad que ahora tengo: 46 años. Muchos de mis compañeros al jubilarse seguían pagando al Instituto Mexicano del Seguro Social sus cuotas para, llegado el momento, poder acceder a la jubilación del IMSS.

Estimados lectores, ¿Dígame como le hace una persona a los 46 años para pagar las cuotas al IMSS si no tiene trabajo? Porque debe de pagar 19 años que le faltan para poder tener acceso a dicha pensión, de acuerdo con la legislación aplicable.

Estamos hablando de personas que ya trabajaron y cumplieron a cabalidad con los términos de su contrato. Se dice fácil, pero no es lo mismo trabajar como sobrecargo.

El desgaste físico -por la naturaleza del trabajo- es superior a cualquier trabajo “terrícola”, pues se trabaja en un ambiente artificial, no lo olviden; tanto la presurización como el oxígeno a bordo de un avión son artificiales, y te inflas y desinflas con cada despegue. Tomen nota, pero en promedio, en una jornada podías despegar y aterrizar hasta cinco veces (en las bajo costeras lo hacen hasta seis), alterando todos los días el ciclo circadiano (cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas). Y es que los sobrecargos trabajamos indistintamente de día, tarde, noche o madrugada.

El grupo de sobrecargos jubilados de Mexicana de Aviación jubilados está compuesto en su mayoría por mujeres, mismas que hoy presentan diversas enfermedades, y que no tienen manera de acceder a consultas médicas ni medicamentos, al no estar cubiertos por el IMSS.

La tasa de cáncer en la aviación es muy alta, debido a la radiación al que se exponen al volar a más de 35 mil pies de altura, todos los días durante más de 20 años. He sufrido muchas veces al ver que, poco a poco, quienes fueron mis supervisores, con quienes volé y quienes fueron mi familia durante los vuelos, van falleciendo uno a uno, sin recibir justicia, sin dinero y sin servicios médicos.

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¿En qué idioma, Andrés Manuel, te lo digo para que lo entiendas?, tú te comprometiste a darle una solución, y esa no llega; al contrario, hoy las autoridades del aeropuerto capitalino andan subastando los mostradores al mejor postor, o sea a Aeroméxico, Volaris o VivaAerobus, cuando la concesión de Mexicana sigue vigente.

No ha sido solo el grupo de jubilados agrupados en la AJTEAM; los compañeros cada que te ven, compañero Andrés Manuel, te recuerdan y te piden lo mismo: apoyo. Es más, hubo una ocasión que una compañera de tierra me pidió asistir al festival de fin de cursos de la Bartolo, con el objetivo de entregarte una carpeta (y así lo hizo) con toda la cronología y documentación del caso de Mexicana.

Nuevamente, los trabajadores de Mexicana de Aviación pedimos justicia, y que los responsables paguen los platos rotos, no el pueblo de México. Creo que no pedimos mucho, solamente que se concrete, que se materialice y se haga efectivo tu frase tan recurrida de que “ya no es como antes”. Queremos verlo… necesitamos verlo.