¿Quién es Paola Félix Díaz? De entrada, empezamos mal, porque ese no es su nombre real; el verdadero es Sara Paola Gálico Félix. ¿Por qué y para qué cambiarse de nombre? Solo ella lo sabe, pero da mucho para pensar acerca de cierta inestabilidad psicológica.

Tiene 34 años, demasiado joven para tanto lío… y es descendiente, dice, de Félix Díaz Mori, hermano de Porfirio Díaz, cosa que le gusta pregonar en cada ocasión que la entrevistan.

En 2010 participó en el programa de concurso de canto La Academia, nuevamente cambiándose de nombre, ahora por el de Lara Paola Bustamante Félix Díaz. No tuvo éxito como concursante pues, francamente, lo suyo no es el canto (los videos encontrados en YouTube dan cuenta de ello).

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En ese concurso le preguntaron que cuál era su pasatiempo favorito, a lo que contestó que le fascinaba ir de “shopping a las Tiendas Saks de Estados Unidos” (nunca he ido, ni siquiera a las ubicadas en México, pero sé que son las más caras). Desde ahí mostraba su gusto por lo refinado y fifí.

¿Qué hacía una aspiracionista (en el mal sentido de la palabra), alguien evidentemente con complejo de aristócrata, como parte de la 4T? Misterio.

En el 2015 estuvo en el PVEM, y después brincó a Morena en el 2018, denunciando en ese momento que el político priista y actual alcalde de Cuajimalpa, Adrián Ruvalcaba, ejercía violencia política y de género en su contra, incluso amenazándola de muerte, cosa que desmintió Ruvalcaba categóricamente, incluso advirtiéndole que la demandaría por difamación. O sea, la heroína de esta historia tiene tendencia al conflicto.

En 2018 es postulada como candidata para alcaldesa de Cuajimalpa, enfrentándose de nueva cuenta a Ruvalcaba, nuevamente acusándolo de ejercer violencia política contra ella, obstaculizándole ganar… La mártir de la boda en Guatemala pierde y Claudia Sheinbaum la nombra directora general del Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX. ¿Por qué lo hizo la jefa de Gobierno? Error.

Este fin de semana su carrera llegó a su fin por asistir a la boda del titular de la UIF, Santiago Nieto, con la consejera electoral Carla Humphrey, la celebrada en Guatemala. Se le culpó inicialmente, pero era falso, de haber sido detenida con 35 mil dólares en el aeropuerto de esa nación.

Después se aclaró que el dinero no lo portaba ella, sino el hijo de Juan Francisco Ealy Ortiz, quien es dueño del periódico El Universal, argumentando que ese dinero era para un tratamiento médico. Ealy, en efecto, otro invitado incómodo a la boda, ya que es un empresario de medios casi a diario cuestionado por el jefe de la 4T: el presidente AMLO.

Pero platiquemos un poco ma de los detalles de dicha boda:

Entre los asistentes estuvieron la ministra de la corte, Yasmín Esquivel, la panista Josefina Vázquez Mota, el esposo de la fiscal anticorrupción María de la Luz Mijangos (la fiscal a última hora no viajó); la gobernadora de Campeche, Layda Sansores; el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez; el legislador del Partido Verde, Javier López Casarín, y la priista Carolina Viggiano.

El menú nada austero: esfera de carpaccio con aguacate y tártara de atún; ravioles rellenos de queso de cabra con sorbete de limón y, como plato, fuerte asado de tira y róbalo crujiente. De postre macarroni de chilacayota y como bebida refrescante champaña, según reportó Reforma, aunque hay quienes desmienten el consumo de esta bebida.

A lo mejor Santiago Nieto no es tan mala persona y se da cuenta de lo mal que está el país, tal mal y peligroso que le pareció obsceno y riesgoso hacer una boda de este calibre en México y por eso se fue a Guatemala, quiero pensar.

Muy bien. La ya ex secretaria de Turismo de la CDMX no traía ese dinero, su error entonces, fue haber viajado en un avión privado siendo parte de un partido político que pregona a los cuatro vientos la austeridad y la humildad; pero más allá de eso, que ese avión era propiedad del dueño de uno de los periódicos que más ataca a la 4T y al presidente. Es decir, Paola confraternizó no con la oposición, sino con lo que el presidente llama “la media del poder”.

¿Es esto lo que le dolió a Claudia Sheinbaum? Sin duda. Porque delito alguno no cometió. No fue ilegal lo que hizo Paola, sino inmoral a los ojos de la jefa de gobierno. ¿Y ahora qué sigue? ¿En quién confiarán a partir de este escándalo los capitalinos? Debe Claudia revisar con lupa si hay más abusos en sus equipo de trabajo.

Claudia Sheinbaum tendrá que hacer algo muy poderoso y potente para garantizar que ya no hay quienes se extralimitan en sus cargos en la CDMX. De ahora en adelante tendrá que fijarse muy bien en a quién da la titularidad de las secretarías.

Al tiempo.

Claudia Santillana Rivera en Twitter: @panaclo