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El Gobierno de México se comprometió en la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, a reducir el 35% de gases de efecto invernadero para el 2030, meta que se espera alcanzar a través de 44 medidas y una de estas acciones es la generación y uso de biogás que es una forma de producir energía limpia y renovable.

La generación de biogás se obtiene a partir de los desechos orgánicos de industrias como la alimentaria, la agrícola o ganadera, aguas residuales, en donde hay materia orgánica biodegradable (que se descompone) dando la posibilidad de obtener este biocombustible.

El energético se puede utilizar para la generación de energía eléctrica mediante turbinas o plantas generadoras a gas, también puede ser utilizado para generar calor en hornos, estufas, secadoras, calderas u otros sistemas de combustión a gas, para la producción de abono y fertilizantes naturales, así como combustible para vehículos de trasporte y pasajeros, ferrocarriles, inclusive puede inyectarse nuevamente en tuberías de gas natural.

En la actualidad la producción y uso del energético en México está en un nivel incipiente donde muchos de los incentivos o tentativas de aplicación durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, no alcanzaron los resultados esperados como una alternativa para generar energía limpia y renovable para la producción de electricidad para el sistema interconectado nacional, ni tampoco como combustible para el autotransporte.

El uso más frecuente del biogás en los gobiernos anteriores fue para incinerar metano y generar Certificados de Energía Renovable (CER) para empresas privadas en el mercado de bonos de carbono; mientras que el uso de este gas en moto generadores de pequeña potencia no logro los resultados esperados.

La mayoría de los biodigestores instalados entre 2005 al 2017 se ubicaron en granjas porcinas y establos lecheros siendo más de 800 de estas unidades, pero duraron poco tiempo ya que para el 2018 la mayor parte estas ya no funcionaban.

Los sectores con posibilidades de aplicación rentable y productiva de la biodigestión son las grandes empresas pecuarias integradas, plantas de harina de maíz (para metano vehicular), tequileras (para generar vapor) y Plantas de Tratamientos de Aguas Residuales (para electricidad de autoconsumo).

En la mayoría de los sectores donde es posible aplicar la biodigestión, la creación de valor por sustitución de combustibles fósiles puede resultar mayor que el costo fiscal asociado. Se estimó un potencial de emisiones de Gases de Efecto Invernadero evitadas totales de 160 mil a 930 mil toneladas de CO2eq al año, dependiendo del escenario.

Las explotaciones ganaderas, sean del tamaño que sean, provocan un impacto negativo al ambiente, pues por un lado consumen una importante cantidad de energía a la vez que generan grandes volúmenes de estiércol, que contamina el aire y el agua, ejemplo de esto lo podemos ver en el estado de Yucatán en donde las unidades porcícolas establecidas en la zona contribuyen a contaminar los cenotes, ríos subterráneos y mantos acuíferos.

La producción de biogás en granjas pecuarias es una excelente opción para detener el daño ecológico que provocan estas unidades productivas, ya que se recogen los excrementos y estos se descomponen para la producción del energético.

La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, informó hace unos días que la Planta de Carbonización Hidrotermal, ubicada en el Bordo Poniente de la capital del país, la cual convertirá los desechos orgánicos en carbón vegetal, también conocido como hidrocarbón, ya se encuentra en etapa de pruebas y muy pronto empezará a funcionar.

El carbón vegetal se puede emplear en plantas de Clinker y cemento, en carboeléctricas para producir electricidad y, en general, como biocombustible en los procesos industriales que requieran la producción de calor. Por lo que está planta instalada en la Ciudad de México será una solución integral para la problemática de la basura y la emisión de gases que contribuyen al cambio climático.

El proyecto del gobierno de la Ciudad de México es sustentable desde el punto de vista financiero ya que el costo de convertir 75 toneladas de basura orgánica en cuadros de carbón vegetal será de 300 millones de pesos y esta inversión se está financiando con créditos del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).

Para resolver el problema de los desechos en la capital del país se necesitan 39 plantas de carbonización hidrotermal, que costarían alrededor de 10 mil millones de pesos.

En febrero del 2019 fue inaugurada en Zitácuaro, Michoacán la primera planta de producción de biogás y energía eléctrica a partir del nopal, este complejo industrial lleva por nombre Nopalimex.

Según información emitida por la empresa innovadora, un metro cúbico de biogás equivale a un litro de gasolina, pero 40% más barata.

Como vemos la generación de biogás es una buena alternativa para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y el Gobierno de la Cuarta Transformación tendría que tomar estos proyectos con más seriedad e incentivar la producción y uso de este energético.