El abuso feminicida de las policías, igual la policía religiosa de Irán como la policía de Oaxaca, entrelaza el indignante final de la joven Mahsa Amini con el que tuvo hace unos meses Abigail Urrutia en Salina Cruz.

Más de 13 mil kilómetros separan a México de Irán, una democracia y un sistema laico, sin pena de muerte ni islamismo extremo, pero algunas atrocidades entre los dos países parecen paralelas.

El fin de semana, Mahsa Amini de 22 años fue detenida por la policía de Teherán bajo el concepto de “justificación y educación” sobre el uso del velo hiyab. Supuestamente, lo llevaba mal colocado y la policía tendría que imponerle “reeducación”. Desde la furgoneta en que la llevaban hacia la estación, Mahsa Amini fue golpeada con brutalidad.

La hermana de Mahsa relató a la prensa que sus piernas estaban azules e hinchadas, el rostro destruido y estaba en el hospital hasta el viernes, cuando fue declarada muerta. Según la policía persa, fue un paro cardiaco, pero la familia de Mahsa Amini lo dice con todas sus letras: fue asesinada. El hospital registró que la joven llegó sin signos vitales.

Aunque las mujeres en Irán se juegan la vida y libertad a la hora de protestar, decenas pidieron justicia para Mahsa Amini lanzando sus velos al cielo en el funeral que se realizó en Saqqez, Kurdistán, donde ella vivía. Se descubrieron la cabeza “contra el dictador” que les gobierna y también contra el extremismo que las mata.

Desde la revolución islámica en Irán en 1979, el nuevo régimen impuesto en aquel país utilizó la moral religiosa musulmana para sancionar brutalmente al verificar códigos de vestimenta extremistas, particularmente, para las mujeres. La ejecución por nimiedades funciona de manera sistemática, se trata del país que impone penas privativas de vida a más mujeres como ningún otro. A las iraníes, se les priva de la vida por haber cometido asesinato (por lo regular, de sus esposos abusivos y violentos) y por delitos de drogas. No pueden divorciarse, a menos que sean repudiadas. Sus leyes son religiosas pero su policía actúa políticamente: el miedo es su herramienta de control ejemplar.

Sin embargo, las ejecuciones extra-judiciales no son contabilizadas, el silencio y la dificultad para acreditarlas mantiene en vilo a todas las que buscan justicia. Dicen en los medios digitales de allá que la poca tolerancia lograda con gobiernos moderados, se terminó por el triunfo de Ebrahim Raisí, político ultraconservador que ganó las elecciones en 2021. Ahí fue cuando la “policía de la moral” comenzó a perseguir, detener, golpear y multar a las mujeres “que no lleven el hiyab de una forma adecuada”.

Probablemente las mujeres de Irán tienen una terrible ventaja ante las mujeres mexicanas: que hay una razón -injusta e inhumana- para ser perseguidas. En México, puede suceder por cualquier cosa, no por vestir mal un velo que no acostumbramos usar… puede ser por vestir algo o por no hacerlo, por estar en la calle o por no estarlo, por transitar en una carretera o por caminar en ella, por toparse con la policía o por hacerlo con quienes se hacen pasar por ellos.

Amini fue asesinada por la policía a los 22 años, 8 años menor de los 30 que tenía Abigail Hay Urrutia al momento de su muerte, también, en manos de la policía, pero de Salina Cruz, Oaxaca. En México. La suya, clasificada como suicidio y después, como un posible homicidio no esclarecido por el que todos los detenidos han sido liberados.

Abigail Hay Urrutia tuvo asfixia por ahorcamiento como causa de muerte según la última autopsia dada a conocer por el subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía. Sus familiares han señalado a la expareja de Abigail, Kleiver Nazario “E” como el posible autor intelectual por sus nexos con la policía. En nuestro país, la corrupción es gasolina para la impunidad.

Fue su propio esposo el que pidió la intervención policiaca y el que presenció cómo se llevaban en una camioneta a Abigail, acusándola de supuestamente haberle agredido tanto a él como a sus hijos, por quienes ahora la familia de Abigail pelea. A pesar de que Abigail tenía antecedentes de haber vivido violencia en manos de su marido, quien tiene antecedentes de alcoholismo, violencia intrafamiliar y agresiones, fue ella la detenida y después, asesinada en la propia Comisaría. Las autoridades nunca mostraron el cuerpo de Abigail a su familia y de las personas detenidas, dos policías ya fueron liberados mientras un juez cívico y un comisario se mantuvieron vinculados a proceso.

Abigail Hay, Mahsa Amini, ambas mujeres jóvenes en países tan distintos como lejanos, hoy simbolizan el abuso policiaco, el machismo sistemático y hacen evidente la hipocresía occidental, que calla ante las violaciones a los derechos de las mujeres iraníes mientras oculta y suministra impunidad a los feminicidios y desapariciones de las mujeres mexicanas. A propósito del plan que propone el presidente López Obrador para lograr paz en el conflicto armado Rusia-Ucrania, ¿Por qué no condenar la guerra contra las mujeres sostenida por los sistemas patriarcales? ¿Será porque a las mujeres nadie le ha dado las armas que el acusa y por tanto, asume el merecimiento de la categoría “víctimas”?

Tiempo de mujeres el día que dejen de asesinarnos y tiempo de paz mundial el día que nuestra vestimenta y sexo deje de ser justificación para perder la vida.