Argentina, un país que ha sido paradigmático en lo referente a la cultura, la política, la economía, el deporte, en Latinoamérica y el mundo, hoy—lamentable e increíblemente— no puede explicarse desde la inteligencia.

Por un lado, resulta asombroso que el candidato oficialista haya sido el ministro de economía de una nación empobrecida y anquilosada en la mediocridad e ineptitud administrativa.

12 años sin crecer. ¡Doce! Pero postularon al ministro de economía.

Por otro lado, depositaron sus esperanzas en un hombre que se dice médium para hablar con animales muertos; que promovió abiertamente la instauración de un mercado de órganos humanos y ¡de niños! Sí. El opositor propuso la legalización de la venta de niños; así como la abolición absoluta del Estado.

El tipo –economista, por cierto– ha tenido como bandera la propuesta de dolarizar la economía argentina, como si pudieran comprarle a los gringos una impresora para hacer dólares.

En esas ocurrencias y figuras se está encontrando consuelo contra el populismo latinoamericano.

Es esquizofrénico.

Lo siento por la Argentina. Me parece increíble. Es la rendición, la dimisión de la inteligencia contra el despropósito. Empero también lo comprendo. Porque la polarización y el resentimiento que se ha fomentado en la región desde los regímenes populistas y selváticos ha generado mucho encono entre los pueblos de América.

Y es que hoy en día si reviven a Hitler, lo votan.

Pasa en Argentina y pasa en el mundo. Miren nada más lo que ocurre en México. Hay detractores de AMLO que en su vida invitarían a Xóchitl a tomar un café a su casa, pero la van a votar de presidente del país.

Hoy se vota en contra de proyectos y no a favor de las ideas. Y si bien hay proyectos que se deben desterrar, como el lopezobradorismo o el peronismo; no obstante, nunca una enfermedad será el remedio o la cura para otro padecimiento.

Afortunadamente, Xóchitl Gálvez no es Milei.

Milei se parece más a López Obrador y a Trump, que a Gálvez o a Sheinbaum.

Aquí la locura y la idiotez nada más pululan entre el oficialismo; que dentro de los oficialistas también se está escindiendo un segmento, que es el que postula a Sheinbaum, soportado en la razón. Menos mal.

Aquí el único riesgo de retroceso, serían Samuel o Verástegui. Así que ya nos salvamos.

Volvamos a Argentina. Porque sí hay buenas noticias.

Pues sí celebro algo: su fiesta democrática sin procedentes. La participación ciudadana apabullante y heroica, contra el poder. Y lo vencieron. También destaco el comportamiento impecable de los vencidos. En un reconocimiento de la derrota inédito, se manifestó la vocación democrática de Massa.

Ahora esperemos mesura y cordura de Milei para, por lo menos, se intente una transición, digna del precedente histórico. La gente no merece que se le siga insultando.

Que en México nos quedemos únicamente con ese ejemplo a seguir: la participación ciudadana.

No se necesita a un loco o un idiota para vencer la locura idiotizada. Fuego no se combate con fuego. Para ganar, lo único se requerimos es vencer la apatía y al abstencionismo.

Si quieren ganarle a un gobierno, salgan a votar. No busquen a un maniaco impresentable para derrocar a un tirano.