LA POLÍTICA ES DE BRONCE
Durante su campaña y gobierno, Andrés Manuel López Obrador fue el político con mayor impacto en las “benditas” redes sociales. Comprendió como pocos su lenguaje, sus signos y su utilización. Ojo: no era un influencer, sino un político que utilizaba las redes para hacer política. Comunicaba hechos políticos, no creaba circunstancias para impactar o ganar seguidores.
Durante su campaña de 2018, su comunicación era orgánica: los mensajes los escribía él o se los dictaba a César Yáñez, quien, con su teléfono celular, grababa los videos en aeropuertos, carreteras, restaurantes y autos, cada vez que lo consideraba necesario.
Como presidente, continuó utilizando las redes sociales, pero el eje de sus posicionamientos lo trasladó a la conferencia mañanera, que —como ocurrió cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México— le permitió disputar la narrativa informativa diaria. Un modelo de comunicación exitoso que fue retomado, con sus respectivas variantes, por los gobiernos estatales morenistas y, por supuesto, con su propio estilo, por la presidenta Claudia Sheinbaum.
Andrés Manuel no estaba solo. Particularmente durante su campaña de 2018 contó con una red de voceros con representación, ingenio y experiencia, que fortalecieron la línea discursiva de López Obrador en las redes sociales.
Dicha red estaba encabezada, entre otros, por Claudia Sheinbaum, Mario Delgado, Tatiana Clouthier —“La tía Tatis”—, Yeidckol Polevnsky, Zoé Robledo, Gerardo Esquivel, Jesús Ramírez, Pepe Merino y, obviamente, César Yáñez. Detrás de estos voceros digitales se alineaban otras voces y cuentas. De 2015 a 2018, este equipo ganó prácticamente la narrativa, hasta el “Culiacanazo” de 2019, cuando las fuerzas federales capturaron y dejaron libre a Ovidio Guzmán. El resto de la historia ya lo sabemos.
Con la llegada al poder y la asignación de tareas, este equipo se disolvió. Surgieron los personajes de la mañanera: unos pintorescos, otros patéticos.
Recuerdo todo esto porque la presidenta Claudia Sheinbaum da una línea política, pero no hay un equipo eficiente de voceros que le dé continuidad y desarrollo. La línea de la dirección nacional de Morena, de la representación legislativa y de los gobiernos estatales no es clara ni contundente.
Hablo no solo de retuitear los mensajes de la presidencia, descalificar, insultar o señalar a la oposición, sino de la ausencia de una estrategia que dé continuidad a los esfuerzos que ha hecho la presidencia en sus mensajes políticos más importantes, relacionados con los logros de la Cuarta Transformación, la austeridad, el combate a la corrupción y la construcción de la paz.
Los gobernadores armaron sus propios equipos de comunicación. Algunos compraron bots; otros, contrataron consultorías y agencias. En el extremo se encuentra Alejandro Armenta, quien de plano no se midió y estableció una plataforma donde los trabajadores del estado de Puebla estaban obligados a reportar el apoyo al contenido de las redes sociales del gobernador.
Bien dice la presidenta que no es mamá para andar regañando o diciendo qué hacer a otros integrantes de su movimiento. Sin embargo, en buena parte de Morena están más preocupados por promover sus proyectos personales y agendas particulares que por dar continuidad a una línea de comunicación coherente del movimiento que los llevó al poder.
Eso pienso yo. ¿Usted qué opina?. La política es de bronce.



