“El triunfo tiene muchos padres, la derrota es huérfana.”

ANÓNIMO

“El mal es el mal. Menor, mayor, mediano, es igual, las proporciones son convenidas y las fronteras son borrosas. No soy un santo ermitaño, no siempre he obrado bien. Pero si tengo que elegir entre un mal y otro, prefiero no elegir.”

HENRY CAVILL

Ante el asesinato de Gisela Gaytán, candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, López Obrador musitó “es un día triste”. Tiene razón. Es un día triste, pero también es una semana, un mes, un año y un sexenio triste, muy triste. Los asesinatos de manera violenta han hecho de este país un lugar triste, una fosa interminable. Y ahora estamos ante un proceso electoral triste pues —¿ya podemos decirlo?— el narco está inserto hasta la médula.

Pero en lugar de atender ese hecho— un elefante en la sala, el cual hizo notar Ciro Gómez Leyva desde hace más de dos años y que merece toda nuestra preocupación—, después del asesinato referido únicamente inició el deslinde o, peor aún, el reparto de culpas. El dedito apuntador dirigido hacia todos menos a los intrínsecos responsables: la autoridad y su política de Seguridad Pública en el país.

Esto no se trata de partidos, aunque tristemente López Obrador solo se desconsuela cuando asesinan a alguno de “los suyos”… Es referente a más de 183,000 personas asesinadas y más de 150,000 desaparecidos (antes de ser borrados por la autoridad federal). Deslindarse no sirve de nada cuando lo que hay que lograr es parar la sangría de personas.

López Obrador en otras ocasiones ha desdeñado a los asesinados diciendo —si acaso y siempre sin pruebas— que se trataba de guerra entre bandas. O que los jóvenes asesinados (como los de Lagos de Moreno, Jalisco) “algo tenían que ver con los cárteles”.

De acuerdo con Laboratorio Electoral, suman ya 26 candidatos o aspirantes asesinados en lo que va de este proceso. La cifra es dura.

Los asesinatos de candidatos no solo son crímenes aislados o magnificados, se trata de atentados contra la propia democracia. Desde las elecciones de Sinaloa del 21 se les dijo que el narco está metido; muchas veces hasta controla los procesos comiciales, y ello se minimizó. Se tachó de mentirosos. Ahora cuando les sucede con uno de ellos, ponen el grito en el cielo. Pero, lo peor de todo, exclusivamente para apuntar con su dedo.

¿Y por qué los demás candidatos o precandidatos al ser asesinados no devinieron en un “día triste” para López Obrador? Tanto vale la vida de unos como de otros.

Hace menos de un mes, en su mañanera, López Obrador minimizó la violencia en este proceso electoral. Dijo que se trataba de “un asunto de publicistas”, “hay gente que magnifica los problemas de inseguridad”. Pues no, nadie los magnifica, la violencia mancha de sangre las campañas, como ha enlutado a miles de familias.

A Gisela le dispararon terminando un mitin en San Miguel Octopan, una comunidad que se encuentra en jaque por la guerra entre el cártel de Santa Rosa de Lima y CJNG. Horas antes la candidata había dicho que había solicitado protección.

Y lo que debería ser una llamada a todas las autoridades (municipales, estatales, federales) para frenar la violencia en contra de los candidatos, se convirtió en endilgar culpas a diestra y diestra (esto es, fueron cuidadosos de no culpar a la izquierda).

Los integrantes de la 4t dicen que sí solicitaron la protección a tiempo al gobierno del Estado; otros señalan que Morena estatal no había entregado al OPLE local la solicitud y documentación (no la genérica si o “la específica”) para gestionar la protección. Hoy ella está muerta y unos aprovechan su muerte para culpar al gobierno de Guanajuato (PAN) y otros para señalar los recortes presupuestales realizados tanto a los municipios como a los estados por parte de la Federación.

Se requieren presupuestos para la seguridad, por supuesto que sí. Pero también estructurar una estrategia de seguridad que sea efectiva… Pero mejor se optó por regalar dinero a… los migrantes. ¿Presupuesto para cuidar y velar por la integridad de los candidatos y no culpar a un gobierno estatal por tratarse de oposición? Eso no.

Es un día triste porque no inició con el asesinato de Gisela Gaytán, comenzó cuando el gobierno federal solicitó —y los diputados aceptaron— recortar presupuestos a sus propios estados y municipios en todos los rubros.

López Obrador en el reparto de culpas señaló que el gobernador de Guanajuato: “gobierna pero no manda”. Se podría decir que en el caso del ejecutivo federal (que es él) ni gobierna ni manda; únicamente actúa de sempiterna víctima nacional.

Igual que criticó al gobernador de oposición, si pudo encontrar un justificante de que la Guardia Nacional no pudo llegar a tiempo al linchamiento de la señora que secuestró a la pequeña Camila en Taxco. Se sabe, para la oposición no hay justificante, para los de la 4t, las justificaciones sobran.

Una candidata más ha sido asesinada. Una mujer, una mexicana. Su único delito fue querer participar en unos comicios y estar en una “plaza en disputa”. Y en lugar de unir esfuerzos, las autoridades reparten culpas. ¿En esa lógica, de cuantos lo culpamos a unos y otros?