A menos de 24 horas del arranque de las campañas electorales locales en Guanajuato, asesinaron a Gisela Gaytán, candidata a la presidencia municipal y a Adrián Guerrero Caracheo aspirante a regidor, de Morena de Celaya.

En medio de un recorrido por San Miguel Actopan, sujetos a bordo de motocicletas, a plena calle, ejecutaron a estos dos candidatos. Bajo el sol ardiente de abril, ante los ojos de su equipo y seguidores, sobre el asfalto quedó la propaganda color guinda manchada de sangre de los candidatos asesinados, las víctimas número 13 y 14 en lo que va de este proceso.

¿Quiénes fueron los asesinos, alguno de los cárteles que desde hace años operan con impunidad en la región? ¿Fue un asunto personal? ¿Fue el clima de violencia e inseguridad que prevalece en la región? El mensaje es terrible e inequívoco: ningún candidato o candidata está a salvo.

¿Qué sigue? ¿Quién en estos momentos puede levantar la mano y comprometerse a garantizar la seguridad de candidatos y de las personas que participan de las campañas electorales sin importar al partido al que pertenezcan? ¿Lo harán los gobernadores? ¿La secretaria de seguridad federal, el comisario de la Guardia Nacional, los secretarios de la Defensa Nacional o la Marina? ¿Lo hará el presidente en su conferencia mañanera? ¿O como los ciudadanos, los candidatos estarán solos ante los delincuentes?

No acepto las declaraciones políticamente correctas del gobernador, del fiscal o de la policía de Guanajuato, con las frases de siempre que dicen que se “investigará hasta dar con los responsables”. Rechazo la normalización de la violencia, venga de donde venga, que repiten como robots que “son cosas que pasan”, que se trata de “hechos aislados”. Condeno tajantemente los intentos de sacar raja política de este asesinato. Es tiempo de zopilotes y hienas.

Por lo menos cinco cosas tendrán que realizarse en los siguientes dos meses para por lo menos, intentar garantizar la seguridad de los candidatos y la paz en las elecciones.

1. Captura de los asesinos de Gisela Gaytán y de los 12 candidatas y candidatos asesinados en lo que va del proceso; así como, su presentación ante las autoridades. En el caso Celaya, los agentes de la fiscalía deben hacer su trabajo y dejar de agredir a periodistas, como Humberto Padget, al que golpearon, quitaron y destrozaron su material.

2. Revisión de los protocolos de seguridad para candidatos, hasta el momento se han presentado 83 solicitudes de protección. A partir de este lamentable hecho, las demandas de seguridad pueden crecer exponencialmente hasta rebasar la capacidad de las corporaciones federales y estatales, por lo cual deben mejorarse la inteligencia y la prevención.

3. Debe establecerse una mesa de alto nivel encabezada por la Secretaría de Gobernación y el resto del gabinete de seguridad para tratar estos casos con las dirigencias de los partidos y replicar estas mesas a nivel estatal, no como instancias burocráticas o de grilla, sino como mecanismos de coordinación y prevención.

4. Los partidos, candidatos y gobernantes deben bajarles tres rayitas a las campañas de odio y a las descalificaciones, para no erosionar más el ambiente político.

5. Que no haya impunidad. Lamentablemente, el asesinato de Gisela Gaytán no fue el primero y no será el último, pero ni en éste, ni en ningún otro asesinato debe haber impunidad. Lo que no funciona simplemente debe irse, basta de respaldar a incompetentes.

Mis condolencias a los familiares, amigos y colaboradores de Gisela Gaytán, de Adrián Guerrero y de los otros candidatos asesinados en el proceso electoral. Justicia para las víctimas y castigo para sus asesinos. No podemos conformarnos con que las cosas sigan como hasta ahora. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

Onel Ortíz Fragoso en X: @onelortiz