Desde la semana pasada hemos visto la fuerza que se le imprime a todos los trabajos encaminados a la recuperación de la Categoría 1. Vimos incluso en diversos medios informativos las declaraciones del titular de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes, Jorge Nuño Lara, de que ya está todo listo para que el próximo 15 de mayo se realice la auditoría con la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica (FAA, por sus siglas en inglés).

Según lo dicho por el propio Jorge Nuño, se subsanaron los 39 hallazgos que arrojó la primera auditoría realizada en el marco del Programa de Evaluación de Seguridad Operacional de la Aviación Internacional (IASA), que nos hicieron acreedores a una degradación a Categoría 2, al considerarse que en materia de aviación, nuestro país demostraba que era insegura.

Durante la Conferencia “Mañanera” del jueves 11 de mayo, el Presidente de la Nación habló de la conversación vía telefónica que sostuvo con su par norteamericano, Joe Biden; y mientras hablaba de la importancia de la liberación de Julian Assange, aunque no se alcanza a escuchar la pregunta específica, Andrés Manuel sacó a relucir el tema de la Categoría 1.

En esos momentos, cuando escucho sus declaraciones, me entran unas poderosas ganas de ofrecerle mis servicios como traductora del mundo aeronáutico, pues con pobreza argumentativa se enredó en una serie de pifias, que en lugar de dar claridad a los gobernados sobre el asunto, todo lo termina complicando más, y creando una peligrosa confusión.

Sabemos de sobra que el Presidente no tiene la obligación de ser experto en todo; pero también sabemos que si no lo es, podría declinar las respuestas en temas técnicos o especializados para evitar confusiones, o bien, tener a su lado asesores y especialistas que expliquen, a él y al pueblo en general, el tema, o ya de plano le pasen tarjetas con las respuestas a manera de “acordeón de examen escolar”.

Las declaraciones del Primer Mandatario: “…y lo otro que tampoco consideré que era tan indispensable era lo de la Categoría, este… elevar la Categoría del aeropuerto, regresar la Categoría sí, pero eso como lo deciden ellos, este… que también no deberían de convertirse en jueces y como ya se están haciendo todos los trámites, pues para qué le solicito a él eso, nosotros estamos cumpliendo con todo pero hay un aparato burocrático en Estados Unidos que es el que decide, este… se sienten superiores y son los que califican qué país se porta bien, qué país se porta mal, como si fueran el gobierno del mundo, por eso no trato esas cosas pues, que tienen que ver con nuestra dignidad; se hacen los trámites y se va viendo pero nuestro país con esa Categoría o sin esa Categoría está creciendo, estamos bien. A lo mejor si se tratara de algo que nos perjudicara muchísimo, pues entonces sí…”

¿Por dónde empezar? Ustedes perdonen la ofuscación, pero sigo todavía un poco “shockeada” por tales aseveraciones, y es que mi cabeza sintió una repentina explosión monumental.

Compañero Presidente, de verdad, cuando quieras, con calma platicamos de la importancia de la aviación nacional, sobre todo ahora que dentro de tus planes está sacar una aerolínea de Estado. Este tipo de declaraciones son de lo menos afortunadas de tu parte; sé que es una industria compleja, pero para entrarle hay que saber a qué debe uno atenerse.

Primero, el tema de la degradación a Categoría 2 no es un capricho de los gringos, sino que es un acuerdo que México, como nación firmó, y que existe desde el año 1992, siendo el programa IASA el responsable de verificar que nuestra aviación cumpla con las normas internacionales de seguridad aérea, así como los anexos 1, 6 y 8 como el Convenio de Chicago, el cual México signó desde hace muchísimos ayeres (1944).

La segunda pifia, desde mí particular y siempre respetuoso punto de vista, es cuando el Primer Mandatario -y aquí me retuerzo como chinicuil en comal- expresa: “…este elevar la Categoría del aeropuerto…” ¡no, Señor Presidente!, ¡No, Andrés!, no se degradó a un aeropuerto ¿cuál aeropuerto?; no caigas en el reduccionismo que elabora la oposición, entendiendo que la aviación nacional es un solo aeropuerto; eso es llevar agua al desgastado molino que representa la estéril discusión sobre la cancelación del NAIM, y el traspié que ellos dicen que es el AIFA.

La aviación no se reduce a aeropuertos ¿cuántas veces tengo que decirlo y explicarlo? La aviación abarca mucho más que la operación aeroportuaria; lo que se degradó fue a nuestra autoridad aeronáutica, la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), antes conocida como la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). Y recordemos que es la segunda vez que la degradan.

En la primera ocasión, el gobierno de Calderón Hinojosa se comprometió a realizar una serie de cambios, y a subsanar los hallazgos de la auditoría de aquel lejano (pero inolvidable) 2010, en que nos degradaron a Categoría 2. Y quiero señalarlo con dedo flamígero: uno de los puntos más destacados fue la falta de personal verificador.

El fatídico accidente del globo aerostático en Teotihuacán ocurrido este año, pudo ser prevenido si tuviésemos en el país a los verificadores suficientes para llevar el arduo trabajo de velar por que toda la aviación (comercial, ejecutiva, privada, deportiva, etc) cumpla con todo: leyes, reglamentos, certificaciones, licencias, personal capacitado y calificado, etc.

Tal y como pudimos darnos cuenta, aquel globo no estaba registrado. Falta que se hagan públicas las conclusiones que arroja la investigación sobre la licencia del capitán del aerostato, y demás condiciones físicas, mecánicas y legales relacionadas al accidente. Toda esa normatividad incluye también a los drones; en nuestro país deben ser registrados y contar con autorización de la AFAC.

La aviación también abarca a las escuelas de aviación, a Medicina de Aviación, Licencias, Talleres de Mantenimiento y todo aquello que forme parte de la industria aeronáutica. No, señores; no, Andrés… no solo es un aeropuerto.

Y remata “…se hacen los trámites y se va viendo pero nuestro país con esa Categoría o sin esa Categoría está creciendo, estamos bien. A lo mejor si se tratará de algo que nos perjudicara muchísimo, pues entonces sí…” La degradación a Categoría 2 ha traído como consecuencia -independientemente de los malos manejos de los administradores de las líneas aéreas- el cese de operaciones de dos aerolíneas: Interjet y Aeromar. La degradación contribuyó a su caída. Puedo decir que fue un factor que aceleró su triste desenlace.

Hablo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. No sería posible el vuelo que se opera a la ciudad de Houston por parte de Aeroméxico saliendo desde el AIFA, sin el inminente regreso a Categoría 1, pues la degradación no permite abrir nuevas rutas desde y hacia los Estados Unidos. Eso ¿no nos perjudicaría “muchísimo”? Señor Presidente, Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, y eso no lo podemos cambiar de la noche a la mañana.

Sin “esa Categoría” la nueva línea aérea tendría la restricción para crear nuevas rutas saliendo del -o llegando al- AIFA. “Esa Categoría” aunque se quiera tratar con desprecio y soslayo es una realidad, y afecta no solo a una terminal aérea, o sea, que mientras sigamos en Categoría 2, tampoco podemos crear nuevas rutas -ni slots- desde ninguno de los otros 77 aeropuertos que tiene el país.

¿Quién en su sano juicio puede decir que esto no ha tenido un impacto negativo? Sí, estoy de acuerdo en que tratándose de la recuperación, a la industria aérea “no le ha ido tan mal”, pero eso está muy lejos de permitirnos decir que la degradación nos ha hecho “lo que el viento a Juárez”; ¡claro que nos ha afectado!

Por eso que muchos especialistas en la aviación, como el Vicepresidente de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), Peter Cerdá, en la pasada FAMEX 2023, hizo hincapié en la necesidad, urgencia y conveniencia de recuperar la Categoría 1.

Lo digo muy en serio, el Presidente de la Nación no tiene por qué ser experto en todos los temas y componerlas en el aire, pero sí es su obligación, antes de atajar un tema que no domina, por lo menos preguntar a todos en su equipo, hasta que le queden claros los conceptos, y no confunda los términos. No es lo mismo degradar a un aeropuerto (cosa que ni siquiera existe), a degradar a la autoridad aeronáutica de un país; son cosas totalmente diferentes.

La importancia del tema es de tal calado, que no fue casualidad que se llevaran a cabo las reformas, tanto a la Ley de Aviación Civil, como a la Ley de Aeropuertos. Eso demuestra que no es un tema menor.

De acuerdo, no quiso hablar de la Categoría 1 con Biden porque al final no es su decisión, sino de su Agencia Federal de los Estados Unidos. Pero ¿y todo lo demás?

Hay un mundo de temas importantes y pendientes relacionados con la industria aeronáutica que debemos tratar con nuestro vecino del norte. Simplemente, saber y conocer su sentir respecto a la iniciativa (esa sí de Joe Biden) de subir el costo de los boletos de avión, mientras aquí nuestro mandatario busca exactamente lo contrario. ¿Ustedes qué opinan, es o no es un tema bilateral? Yo creo que sí.