Empecemos citando un mensaje de la cuenta oficial de Twitter de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que puso de buenas a no pocos abogados y abogadas amantes del derecho y la Constitución:

¿Violaciones graves al procedimiento legislativo? En palabras más técnicas, metidas de pata de integrantes del Senado y de la Cámara de Diputados y Diputadas.

En efecto, metidas de pata causadas por la incompetencia, por la inexperiencia y aun por la arrogancia de legisladores y legisladoras de Morena. Pensaron que podían aplastar a la minoría, a la que no le dieron ni siquiera el derecho de expresar sus puntos de vista, y lo hicieron, en lo que fue algo absolutamente antidemocrático.

Pero, por fortuna, diputados y diputadas, senadores y senadoras de Morena no contaban con la existencia de una corte suprema ejemplar.

Inclusive una ministra y un ministro que llegaron a la SCJN porque les propuso AMLO rechazaron la arbitrariedad morenista en el poder legislativo. Qué gran aplauso merecen Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara Carrancá. A pesar de su cercanía con el titular del poder ejecutivo, no tuvieron argumentos legales para darle la razón a una reforma legal de Morena, y no se la dieron.

Otra ministra y seis ministros más votaron por anular lo que hizo muy mal el poder legislativo: Alberto Pérez Dayán, quien propuso declarar inválida la primera parte del famoso plan b electoral; la presidenta de la corte, Norma Lucía Piña Hernández, y sus colegas Javier Laynez Potisek, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Luis María Aguilar Morales.

Solo votaron contra la invalidez Yasmín Esquivel Mossa y Loretta Ortiz Ahlf.

Antes de que empiece el linchamiento contra la SCJN, sobre todo contra el ministro Pérez Dayán, quisiera recordar a la gente de Morena, empezando por el propio Andrés Manuel López Obrador, lo que el mencionado jurista hizo en la época más difícil del actual presidente de México: darle la razón contra el poder judicial de aquel tiempo, contra la presidencia de Vicente Fox, contra un congreso dominado por el PRI y el PAN, contra los grandes medios de comunicación y contra los dueños del dinero.

Es verdad, el entonces magistrado Pérez Dayán no estuvo de acuerdo con la absurda acusación contra AMLO de que había desacatado un amparo, acusación con la que se pretendía quitarle sus derechos políticos y aun meterlo a la cárcel. Tener memoria ayuda a actuar con justicia.

Ese detalle de los tiempos del desafuero, evidentemente fundamental, lo comenté esta mañana con Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez en El Heraldo Radio. Samiento había escrito al respecto en Reforma; ojalá vuelva a recordar esa parte de la historia.

Adán Augusto y la lección que le han dado

Además del grupo legislativo de Morena, el que falló fue el secretario de Gobernación. ¿Por qué Adán Augusto López permitió que actuaron tan estúpidamente a la carreras los y las morenistas en el Senado y en la Cámara de Diputados y Diputadas? Porque es todavía un político inexperto y, también, porque sigue soñando con una candidatura presidencial que no le toca, no este año, no este sexenio.,

Adán Augusto López sabe que hay una líder en las encuestas y tanto él como Marcelo Ebrard cada día se rezagan más. Así que, la verdad sea dicha, el titular de Gobernación, por más que acelere, no alcanzará a Claudia Sheinbaum.

Si acaso, Adán puede aspirar al segundo lugar, esto es, a derrotar a Marcelo, pero nada más. Así que de Claudia se debe ir olvidando.

Lo de alcanzar a Marcelo y superarlo no es una utopía como la de soñar con vencer a Claudia. Puede Adán ir por el canciller, pero sin desgastarse de más en el intento. Es cierto, Ebrard se ve cada vez más desacelerado, así que está al alcance del secretario de Gobernación.

No está mal que Adán Augusto busque la medalla de plata, la única que puede lograr. Pero, reitero, sin reventar en la búsqueda del segundo lugar.

Adán debe cuidarse ya que tiene todo para repetir en el cargo de secretario de Gobernación. Ya debe haber aprendido de los errores y podrá hacer el próximo sexenio, en beneficio de la 4T, lo que en el actual periodo presidencial de AMLO no logró: trabajar correctamente con el poder legislativo y negociar con mejores argumentos con ministros y ministras de la corte suprema.

Si le cae ese 20, Adán será un presidenciable formidable en el 30. De plano, es un 20 que debe caerle para construir un proyecto viable en el 2030.

En el actual sexenio Adán Augusto pensó que podía arrasar a la oposición modificando las leyes al gusto de la 4T sin darle a panistas y priistas ni siquiera el derecho de patalear. Se equivocó. Y la corte suprema lo puso a él y al resto de Morena en su lugar. Con más experiencia, el próximo sexenio —cualquiera que sea la mayoría legislativa morenista, ya que el partido de izquierda ganará las elecciones— Adán podrá lograr las reformas que ahora mismo no han transitado en el poder judicial, que ha hecho su trabajo con admirable dignidad.

¿Que antes la corte suprema no le llevaba tan fuertemente las contras al presidente de México? Suponiendo que así hubiese sido, qué maravilla que en el sexenio de Andrés Manuel el titular del ejecutivo no haya usado su poder para doblar a ministros y ministras. AMLO, demócrata siempre, no ha pasado de criticar a quienes integran la SCJN. No ha hecho más el presidente ni será capaz de ninguna ilegalidad, por lo que ministros y ministras han podido hacer con toda tranquilidad su trabajo, incluso en perjuicio del propio López Obrador.

Hace rato siete ministros y dos ministras le dijeron NO a AMLO, y seguramente tan eminentes juristas ya se olvidaron del asunto y ahora mismo comen absolutamente en paz en los buenos restaurantes del centro de la Ciudad de México o de las colonias Polanco y Roma de esta capital. Si se topan con Adán le saludarán, contarán algún chiste, y ya. La división de poderes no es guerra. Las diferencias políticas no tienen por qué ser para tanto.