La situación actual del Partido Revolucionario Institucional (PRI) es crítica- ya que ha venido en decadencia conforme pasan los meses. De hecho, hay momentos en los que, el partido, causa hasta pena por el desastre interno. A pesar de que el ánimo de su presidente nacional lo ha llevado a recorrer los organismos internacionales no deja de ser un espectáculo mediático para sucumbir los descalabros que ha sufrido en los últimos años el PRI.

Es cierto que la prensa le ha dado cobertura, pero eso no significa que la situación o el propósito que ha puesto en marcha tenga resonancia, especialmente por los señalamientos que enfrenta. En cambio, todo ello ha representado una losa para el presidente nacional de PRI que, desde hace mucho tiempo, está contra las cuerdas, incluso entre la misma militancia del tricolor que ha solicitado su renuncia a través de distintos liderazgos que cada vez se suman ante el llamado de renovar su partido.

Alito Moreno se aferra al PRI

Sin embargo, Alito Moreno está decidido a no dejar el cargo pese al momento crítico que vive el PRI. Tal parece que, a pesar de los señalamientos, seguirá adelante en su propósito de mantenerse a la cabeza del partido, y por supuesto refrendar la sociedad con el PAN y PRD que han hecho mutis ante las evidencias que han salido a relucir.

El problema de todo ello es que hunde más a su partido. Alito ya nos demostró que sus decisiones no han rendido frutos tanto en el presente como en un futuro. Perdió todos los estados en donde compitió el PRI en 2021 y 2022. Asimismo, no ha sido capaz ni de mantener la unidad de su partido; son muchas voces las que piden la renuncia y poder dar paso a la reestructuración, aseguran algunas figuras del tricolor.

Alito Moreno se ha convertido en el mejor aliado de Morena

Y con todo ello pasa un aspecto muy curioso. En efecto, Alito se ha convertido en el mejor aliado de Morena; paradójicamente le ha sumado más adeptos a su causa porque no acepta ni la crítica interna. Su posición no ha servido ni para abrir el diálogo con los cuadros de su partido- lo que genera más incertidumbre ya que prácticamente ha centralizado el poder en su sola gestión. Algo así como lo que hizo Ricardo Anaya cuando fue presidente del PAN; acción que lo llevó al fracaso.

Hoy ha tomado un papel que, francamente, no tendrá eco. Esa versión es tan cuestionada que, políticamente, no le suma nada al partido, repito. Quienes más pierden son los priistas, especialmente en vísperas de una elección en el Estado de México y Coahuila donde Morena es favorito para conquistar ambas entidades.

Y si Alito sigue dando un espectáculo de esa naturaleza, abonará más a la decadencia del PRI que, por cierto, está por los suelos. Por ello, la situación es evidente: Alejandro Moreno debe renunciar a la dirigencia nacional porque van en declive; algo semejante a lo que vivió el PRD que puede entenderse como el principio del fin del Revolucionario Institucional que perdió la brújula como los recientes hechos donde recibió literalmente una paliza en las votaciones, lo que reafirma que, patológicamente, viven con una enfermedad incurable llamada pérdida de credibilidad.

Si Alito tiene un poco de coherencia, debe renunciar.