Precisamente en nuestra columna del día de ayer fundamentamos el pobre nivel político que ha mostrado la oposición. A nivel federal, el contrapeso no cuenta con ningún perfil de peso para competir por la silla presidencial. Por ello, no debe extrañarnos que, también en las entidades federativas, ese fenómeno sea igual. Es decir, no hay un activo político a lo largo y ancho del país que pueda tomar ese enorme desafío y convertirse, hoy por hoy, en el protagonista o factor de equilibrio para actuar y, por consiguiente, contrarrestar el dominante paso de Morena que, a estas alturas, se llevará carro completo en 2024.

Morena ganará la presidencia de la República y tendrá cerca de 7 gubernaturas de 9 que estarán en disputa el próximo año. De hecho, podemos ir preparándonos para una competencia cerrada en el estado de Guanajuato, donde el lopezobradorismo crece como espuma. Quienes piensen que el PAN refrendará su hegemonía en aquella entidad, están realmente extraviados del termómetro electoral. En este preciso momento, las encuestas muestran un ascenso de Morena, incluso en un hipotético empate técnico que, a la postre, puede crecer a favor del partido guinda a sabiendas de la degradación que vive la derecha a nivel nacional.

Considerando el gran paso de Morena en la actualidad, y luego de que el presidente juntará a los cuatro perfiles que buscarán la candidatura presidencial, hay ánimo de unidad mientras no suceda lo contrario. Con toda claridad, CDMX, Tabasco, Puebla, Veracruz, Chiapas y Morelos, son entidades perfectamente ganables, tomando en cuenta el gran margen de ventaja en las encuestas de prestigio que se han dado a conocer mes con mes.

De hecho, en Jalisco, Morena ha apretado el acelerador y, por esa simple razón, podemos augurar que, llegando el 2024, el lopezobradorismo puede arrebatarle uno de los bastiones más importantes para MC en la perla tapatía, incluso, en la medida que avanzan estas semanas, hay encuestas que posicionan a Regeneración Nacional por encima de Movimiento Ciudadano. Por tal motivo, de las 7 de 9 gubernaturas que hicimos énfasis, dependerá mucho del nivel de competencia de Morena en aquella entidad.

Lo que sí es un hecho es que Morena ganará 6 entidades sin ningún contratiempo, pese a que la alianza se supedita a una sola fuerza política. De hecho, es muy fácil augurar y anticipar un hecho de esa naturaleza, pues solo basta observar las propias tendencias que favorecen al partido guinda con amplia ventaja. Por ejemplo, en Chiapas, donde todo apunta que el senador, Eduardo Ramírez, el “Jaguar”, sea su abanderado porque, hasta ahora, es el mejor activo político del lopezobradorismo y quien más poder de convocatoria ha demostrado en estos meses donde la presencia territorial se nota, Morena tiene una margen de 2 a 1 en intención de voto.

Otro de los puntos geográficos donde se centra el interés coyuntural de Morena, es el estado de Puebla que, a todo esto, tiene una lista larga de aspirantes a buscar la candidatura en 2024, sin embargo, los vientos soplan a favor de Alejandro Armenta, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República pues, por cierto, la Cámara Alta se ha convertido en un semillero de actores para competencia a puestos de elección popular. Pasó en las elecciones intermedias del 2021, 2022 y 2023.

En Puebla, para tomar otro ejemplo, es una de las entidades donde el capital político de Morena ha ido en ascenso. Al igual que Chiapas, en estos momentos la entidad tiene las percepciones a su favor; concretamente 2 a 1 a favor del partido guinda. Esto significa que, en un futuro inmediato, es casi un hecho que el despacho estatal seguirá gobernado por el lopezobradorismo a partir del 2024. De hecho, ya nos dimos una idea de la magnitud de arrastre social que sigue provocando la imagen del presidente Obrador. A juicio de este redactor, ese fenómeno seguirá impactando a favor y, pese a la alianza variopinta de la derecha, es un triunfo cantado para Morena tanto en la presidencia de la República, como al menos 7 de las 9 gubernaturas que estarán en juego.