Hoy más que nunca, hablar de democracia va más allá de las urnas. En tiempos donde  el desencanto y la desconfianza crecen, es necesario incentivar y fortalecer su  verdadero significado: la participación ciudadana activa, creciente y consciente.  

En nuestro país, la democracia puede vivirse entre el escepticismo y el compromiso.  Algunos dudan de su eficacia o de si su voz y voto tienen un impacto real, mientras  otros la asumen como una responsabilidad continua, involucrándose más allá de los  procesos electorales.  

Los cambios que México ha vivido en los últimos años contribuyen a que  experimentemos esa incertidumbre democrática, e incluso electoral. Por un lado, se ha  impulsado la incorporación de mecanismos de participación directa —como la consulta  popular y la revocación de mandato—; por otro, para algunos, esto ha incrementado la  duda sobre si realmente son mecanismos claros y efectivos.  

Este 2025 enfrentamos un momento inédito: por primera vez elegiremos, mediante voto  directo, a las y los integrantes del Poder Judicial, tanto a nivel Local como Federal. Un  Poder que suele parecer lejano y técnico, pero que define gran parte de nuestra vida  cotidiana: la justicia, los derechos, la equidad. La elección de jueces, magistrados y  ministros representa una oportunidad para acercar esta parte del Estado Mexicano a la  ciudadanía y para exigir un sistema más justo, más transparente y más cercano.  

Pero para que eso ocurra, necesitamos más que una convocatoria. Requerimos  aprovechar la información disponible, fomentar los espacios de diálogo y ejercer una  cultura democrática que se practique desde casa, la escuela y la comunidad.  

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El proceso electoral extraordinario que estamos atravesando como país el presente  año representa una oportunidad de que los ciudadanos nos involucremos en tener un  México más justo y, para que esto pase, es necesario que la ciudadanía cuente con  información profunda y clara sobre este mismo porque, si se pretende incentivar la  democracia y la participación ciudadana, debemos dotarles de las herramientas  necesarias para que esto suceda.  

No basta con poner boletas sobre la mesa. La democracia necesita ciudadanos  informados, motivados y convencidos de que su voz cuenta. Y también necesita  instituciones que faciliten esa participación mediante reglas claras, procesos  transparentes y una comunicación efectiva. ¿Cómo ejercer el voto si se desconoce el  proceso y/o cargos elegir?  

En ese sentido, celebro la reciente resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral  del Poder Judicial de la Federación, que confirma el derecho constitucional de que  todos los funcionarios públicos a estemos posibilitados a promover el próximo proceso  electoral sin vulnerar la equidad e imparcialidad de la contienda.

Coincido plenamente en que todos debemos involucrarnos activamente en el fortalecimiento de la  democracia en nuestro país.  

La reforma judicial representa, entre otros, la oportunidad de que los ciudadanos  reafirmemos nuestro derecho, así como el deber, de participar en la democracia de  nuestro país y ejercer activamente el rol que nos toca como ciudadanía mediante el  voto. No obstante, es necesario que contemos con la información necesaria y oportuna  para poder ejercer la responsabilidad que hoy nos convoca: elegir a quienes serán los  próximos juzgadores y juzgadoras de nuestro país.  

Porque la democracia no reside únicamente en las instituciones, sino en la ciudadanía  que decide no quedarse al margen, que elige participar, cuestionar y construir.  

En una nación tan diversa como la nuestra, con tantos retos y también tantas  posibilidades, la participación ciudadana no es un complemento: es el corazón de todo  cambio verdadero.