Londres, 29 feb (EFE).- El Gobierno británico acusó hoy a Argentina de recurrir a la "política de la confrontación" respecto a las islas Malvinas después de que su Ejecutivo incitara a empresas argentinas y multinacionales a no importar productos del Reino Unido.

Un portavoz del primer ministro británico, David Cameron, consideró hoy "contraproducente" la medida adoptada por el Gobierno de Cristina Fernández, que ha propuesto a una veintena de empresas que importan productos del Reino Unido que los sustituyan por otros de distinta procedencia geográfica.

La decisión argentina coincide con un aumento de la tensión entre los dos países por la presencia del príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono británico, en las islas y el envío de un buque de guerra del Reino Unido al Atlántico Sur.

Según fuentes de la agencia argentina Télam, la petición fue hecha por la titular de Industria, Débora Giorgi, pues Argentina -que reclama la soberanía de las islas- quiere establecer políticas que privilegien los vínculos comerciales con las naciones que respetan la integridad territorial y sus reclamos soberanos.

El portavoz de Cameron afirmó que "claramente es muy triste que Argentina continúe con su política de confrontación en lugar de cooperación" y consideró que esa postura es "una mala interpretación de la determinación británica sobre este asunto".

"El Reino Unido -dijo- es también un inversor principal en Argentina y nosotros importamos productos de Argentina. No va en favor de los intereses económicos de Argentina establecer barreras de ese tipo".

Esta tensión se produce en vísperas del 30 aniversario de la guerra que enfrentó a ambos países por la soberanía de las islas, que dejó cerca de 900 muertos entre los dos países.

A mediados de este mes de febrero, Argentina trasladó a la ONU una protesta por la "militarización" del Atlántico Sur por parte del Reino Unido a raíz del envío del destructor "HMS Dauntless", el más moderno de la Marina Real británica.

Argentina negó el pasado sábado la entrada en su puerto de Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, a dos cruceros británicos procedentes de las islas Malvinas, una postura que el Ejecutivo británico calificó de "triste" y "frustrante".