Ciudad de El Vaticano.- Más de 60 alcaldes de todo el mundo escucharon el dolor de dos jóvenes mexicanas, explotadas sexualmente y forzadas a trabajar.

Reunidos en el Aula Nueva del Sínodo por la Academia de Ciencias Sociales de la Santa Sede para participar en un encuentro convocado por Francisco para luchar contra el cambio climático y la trata de personas, los testimonios de Karla Jacinto y Ana Laura Pérez abrieron el encuentro que pretende encontrar salida a estas dos grandes tragedias que afectan a todos los países del mundo.

"De los 12 a los 17 años tuve 42 mil relaciones sexuales" reveló Jacinto, tras narrar una infancia infeliz, dominada por las abusos físicos y sexuales dentro de la propia familia. "Un ángel caído del cielo me salvó", reconoció al mencionar a un cliente, quien la ayudó a romper el círculo de explotación en que se encontraba.

El pontífice argentino combate desde sus años de sacerdote esas formas de esclavitud, bandera que se ha convertido en prioridad desde su llegada a El Vaticano en 2013. 

"Cuando decidí escapar estaba muerta en vida", reconoció la joven, de 23 años, obligada por cinco años a planchar por 20 horas e inclusive a dormir parada.

Ante el llamado de esas esclavas modernas, cuyos gritos no suelen ser escuchados en muchos rincones del planeta, la Iglesia católica liderada por Francisco decidió movilizarse.

Invitó a unos 65 alcaldes de todo el mundo, entre ellos de grandes ciudades de América Latina, como Río de Janeiro, Sao Paulo, México y Bogotá así como a los regidores de París, Madrid, Nueva York, Boston, San Francisco, Roma, Milán, Nápoles, Oslo, Estocolmo, Teherán, Argel, Abiyán, Acra, Libreville, Lubumbashi (RD Congo) y  Johannesburgo.

"El papa Francisco es un ejemplo", confesó la recién elegida alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien como el pontífice está convencida de que el primer paso para modificar las conductas es el de dar ejemplo.

"Esta es una sociedad que no ha educado su sexualidad", reflexionó la alcaldesa.

Con información de AFP