Un hombre de 32 años residente de la ciudad de Würzburg, en Alemania, asfixió a un bebé para seguir viendo la televisión en paz. La víctima, de apenas ocho meses, era el hijo de su pareja, quien insiste en que fue un accidente.

No obstante, el juez del distrito comprobó, con restos de lana de la manta en las comisuras de la boca del pequeño Luka y la autopsia, que el insistente llanto del bebé sacó de quicio al responsable, quien terminó por asfixiarlo con una cobija del sillón.

Esta versión tiene aún más credibilidad debido a comentarios que Dominik S. realizó a sus amigos antes del homicidio: "El puto niño no me deja ni ver la película" y "¡Si el pequeño grita así, tendrá algunos moratones en su trasero, tendrá que aprender a obedecer!" Los mensajes de voz fueron compartidos durante el juicio.

Asimismo, el fiscal Thorsten Seebach reveló que el padrastro agredió en una ocasión a la madre del niño poniéndola contra la pared a la par que metía al bebé en una caja y lo encerraba en un armario. Además, a veces presionaba su pecho para que eructase más rápido y lo lanzaba a la cuna desde una distancia de 30 centímetro. Ahora también se ha iniciado una investigación contra la mamá.

"Sabemos exactamente lo que sintió, dijo e hizo. No necesitamos todas las piezas del mosaico para ver una imagen completa", expuso el juez al señalar que el comportamiento agresivo es una constante en el acusado, quien podría enfrentar la cadena perpetua cuando el próximo 3 de diciembre se de el veredicto.

Por su parte, tanto el hombre como la madre argumentan que cuando este volvió a casa el bebé todavía estaba vivo, pero un rato más tarde Dominik se acercó a la cuna porque el menor lloraba, y lo arropó. Presuntamente lo envolvió hasta el cuello y "posiblemente demasiado apretado", motivo por el que habría perdido la vida.