El Gobierno de Estados Unidos ya prepara un plan para vacunar a millones de personas antes del fin del año, el cual podría empezar el próximo 11 o 12 de diciembre, en caso de que la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) otorgue las licencias sanitarias correspondientes.

De acuerdo con la agencia de noticias Efe, la administración de Donald Trump alista la siguiente etapa de la operación ‘Warp Speed’ (velocidad de la luz), iniciada en mayo pasado y en la que se ha aliado con empresas privadas para acelerar la vacunación contra el coronavirus  lo más posible.

La FDA se reunirá entre el 8 y el 10 de diciembre para analizar los resultados de la vacuna desarrollada por la farmacéutica local Pfizer y su socia alemana BioNTech, la cual podría convertirse en la primera en obtener el visto bueno para su comercialización.

Moncef Slaoui, el líder de los asesores científicos que forman parte de la operación, indicó que el gobierno está listo para comenzar a llevar el fármaco a todo el país “en las 24 horas siguientes a su aprobación

“Tendremos las vacunas (distribuidas) un día después de la aprobación, y esperamos que la gente pueda empezar a ser inmunizada, diría que en las 48 horas siguientes a la aprobación”.

Moncef Slaoui

Estados Unidos se prepara para su campaña de vacunación más ambiciosa

Moncef Slaoui agregó que la operación ‘Warp Speed’ contempla vacunar a uno de cada 10 habitantes de Estados Unidos hacia mayo de 2021, iniciando por el personal médico y personas adultas mayores.

La idea es vacunar a un porcentaje de la población suficiente para garantizar la inmunidad de grupo, algo que ocurriría si se suman los decenas de millones de personas que se habrán contagiado de coronavirus para esas fechas.

Esto permitiría terminar reabrir las escuelas con seguridad y levantar prácticamente todas las medidas de confinamiento, explicó el científico, quien se mostró muy confiado en que estos meses de preparación permitan cumplir la ambiciosa meta.

Sin embargo, existe un gran reto que va más allá de la logística y que consiste en convencer a todos los estadounidenses de las virtudes de la vacunación en un país históricamente receloso en el tema.

Según una encuesta, hasta 58 por ciento de la población no está dispuesta a inocularse contra el coronavirus, una cifra que pone en jaque toda la operación y que obligará al gobierno a hacer campañas de convencimiento.