Al menos 18 muertos, un número indeterminado de heridos y más de 2 mil detenidos es el saldo de una semana de protestas en contra del gobierno de Sebastián Piñera en Chile.

A los hechos, se suman daños económicos cuantiosos, así como denuncias de torturas, vejaciones, golpizas y agresiones sexuales por parte de militares y policías al servicio de gobierno, mismos que han traído a la memoria la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet.

De nueva cuenta, este jueves miles de manifestantes salieron a las calles exigiendo al gobierno de Piñera más medidas que mejoras en el sistema de pensiones, salario mínimo y salud.

Sin embargo, el gobierno derechista del país sudamericano aún no ha decidido suspender el toque de queda e incluso se ha firmado un decreto para llamar al servicio activo a los reservistas del ejército chileno.

Por otra parte, algunas de las líneas de transporte afectadas por las protestas han comenzado a volver a operar con normalidad. También, algunos de los 333 supermercados que fueron saqueados o destruidos durante las protestas.

Pese a que figuras como el Papa Francisco han llamado a encontrar soluciones al conflicto a través del diálogo, el gobierno de Sebastián Piñera, que busca aprobar reformas con el fin de mitigar el descontento social, de momento no busca hablar con ninguna organización social.