Después de mucha publicidad, por fin pudimos ver la nueva obra de anime que trae Madness Entertainment a México; Fireworks, o como es su nombre en español, Luces en el Cielo; una de las películas más celebradas por el público japonés en 2017 y va en la misma línea de combinar la ciencia ficción con el romance, como otras obras salidas de Japón en los últimos tiempos.

La película narra la historia de Nazuna y Norimichi, un par de adolescentes de un pequeño pueblo nipón, que tienen una cita el día del festival de la localidad. Sin embargo, esto es sólo la superficie de la trama, pues su salida se nos presenta en diferentes líneas de tiempo, donde se explora el "¿Qué hubiera pasado?", a raíz de que uno de ellos encuentra y aprende a usar un artefacto que al parecer, retrocede el tiempo.

Así, la obra, más allá de la temática de pareja que suponía en un inicio; explora cosas como la responsabilidad y "El Mejor de los Mundos Posibles", al más puro estilo leibziniano del optimismo. Ambos conceptos se unen en los protagonistas, quienes a lo largo de la obra, tratan precisamente de construir ese "mundo mejor" dentro de un abanico de posibilidades.

En este momento se puede pensar que el filme toma tintes complejos y filosóficos que lo hacen ininteligible para el público, pero es todo lo contrario. A pesar de aparentar algo intrincado, tenemos una cinta por demás divertida y llevadera, gracias a los personajes secundarios que vuelven por demás amenas todas las escenas donde tienen participación, con un humor puntual que jamás se llega a sentir fuera de lugar.

Asimismo, el trabajo de doblaje es excelente y ayuda a sentir más cercana la obra, sin que esta pierda significado. Principalmente, es Nazuna, quien se lleva las palmas; pues Desireé Gonzalez, actriz responsable de darle voz a la joven, hace una excelente interpretación, dotando al personaje de esa melancolía e ingenuidad inherente que transmite su sola presencia en la animación.

Hablando de la animación; esto es tal vez el punto más irregular de Luces en el Cielo; pues por un lado, al hacer uso del 2D apreciamos momentos hermosos y bien trabajados, tanto en personajes como en escenarios. Lamentablemente, esto se pierde cuando entra el CGI, el cual es muy notorio y no llega a estar tan elaborado como su contraparte, bajando la calidad de algunos de los momentos más importantes de la historia. De hecho, no se llega a encontrar un buen equilibro cuando los dos elemento (2D y 3D) se relacionan en ciertas tomas.

Más allá de esto último; la película del estudio Shaft es algo que todo fan del anime y el cine en general debe de ver, principalmente por lo bien manejado del tema que puede llagar profundo al espectador; pues más de una persona ha pensado en alguna ocasión en las posibilidades de una decisión tomada y ¿Qué hubiera pasado sí...?