La Estación Espacial Internacional (EEI) realizó un experimento en donde comprobaron la teoría de Einstein sobre un quinto estado de la materia, el llamado Bose-Einstein (BEC), que combina el líquido, gaseoso, sólido, plasma y el condensado ferminónico o supersólido.

Los astronautas observaron por primera vez este quinto estado de la materia predicho por Albert Einstein y el matemático Satyendra Nath Bose desde hace casi un siglo, según han publicado en la revista Nature.

Estos condensados Bose-Einstein se forman cuando los átomos de ciertos elementos se enfrían cerca del cero absoluto, es decir 0 Kelvin o menos 273.17 Celsius, convirtiendo a los átomos en una entidad única con propiedades cuánticas, haciendo que cada partícula funcione como una onda de materia.

¿Cómo se logró el supersólido?

Es por esto que los BEC son regidos por la mecánica cuántica al extenderse en el mundo macroscópico y microscópico gobernado por la fuerza de gravedad. De acuerdo a lo científicos, los BEC podrían contener pistas sobre fenómenos cómo la energía oscura, la cual se cree está detrás de la expansión acelerada del universo.

Los BEC ya habían podido observarse en laboratorios convirtiéndose en herramientas clave de la física cuántica; pero nunca había podido reproducirse en el espacio hasta ahora, gracias a la manipulación de partículas sin las restricciones terrestres como la gravedad.

De hecho, en el estudio se indica que una de las grandes diferencias entre los BEC terrestres y los BEC creados en el espacio es que los terrestres duran apenas unos milisegundos antes de disiparse, mientras que en el espacio duran casi un segundo, dando una oportunidad para su estudio.

Esto fue posible gracias al Cold Atom Laboratory (CAL) lanzado a la EEI en 2018, el cual es capaz de enfriar los átomos de rubidio y potasio en una cámara de vacío con ayuda de un láser que ralentiza su movimiento.

“La microgravedad nos permite confinar átomos con fuerzas mucho más débiles ya que no tenemos que apoyarlos contra la gravedad”

Robert Thompson del Instituto de Tecnología de California, Pasadena

La microgravedad también permitió que los átomos se manipularan a través de campos magnéticos más débiles, lo cual fue propicio para un enfriamiento más rápido e imágenes más claras.