Desde que la OMS señaló que integraría la "Adicción a los Videojuegos" a su categoría de enfermedades mentales, muchas voces se han posicionado a favor y en contra de dicho nombramiento; en este último aspecto, se habla de que la categorización hace un uso arcaico del término videojuego y de su interacción con la gente, dejando de lado dinámicas contemporaneas, como lo son los streamings, eSports y el mismo desarrollo de los juegos.

Asimismo, se le achaca casi toda la culpa de la "adicción" al videojuego en sí mismo, dejando de lado aspectos sociales, económicos y psicológicos, pos señalar algunos. Ante esto, José Ángel Garfias, investigador de la UNAM especialista en videojuegos y aspectos de la cultura contemporanea; ha señalado a un agente que pocos se habían atrevido a tocas: los padres de familia.

Garfias menciona que es responsabilidad de padres y madres establecer los límites alrededor de los juegos a los que tienen acceso los niños y adolescentes. Ve una tendencia donde el menor obtiene el juego y el padre o tutor automáticamente se desentiende.

Se debe de estar al pendiente en todo momento, no sólo en cuanto al tiempo de juego; también en el contenido de los mismos, que estos sean adecuados a la edad del niño u adolescente, haciendo caso a la clasificación. Es conocido que niños de primaria son jugadores activos de títulos para mayores de edad como Grand Theft Auto o Call of Duty.

Concuerda con Mayra Hernández Chávez, especialista en psiquiatría infantil del IMSS, quien añade que el problema puede ser detectado a tiempo, dando de las actitudes del menor como dificultades para socializar, bajas calificaciones, incapacidad para dejar de jugar, entre otras cosas.

Con esto se podría atacar de manera directa la adicción a los interactivos, dejando de lado los señalamientos pasivos.

Con información de La Jornada y Level Up.